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Los pocos elegidos que viven (muy bien) de dar charlas en España
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Los pocos elegidos que viven (muy bien) de dar charlas en España

Unas 20 personas componen un circuito casi cerrado de conferenciantes 'motivacionales' que pueden llegar a cobrar hasta 3.000 euros por menos de una hora

Foto: Laura Chica, en una imagen promocional.
Laura Chica, en una imagen promocional.

El público lo forman alrededor de 1.000 limpiadoras de habitaciones de hotel, las célebres ‘kellys', que se agolpan en el Palacio de Congresos de Maspalomas. El hombre al que escuchan con atención es Luis Galindo, experto en optimismo. Quien financia el evento: una empresa hotelera. Lo de menos, el sueldo o las horas de trabajo. Lo importante: dar gracias por lo bueno, por vivir en el primer mundo, por tener salud. En definitiva, “fijarse en lo positivo y lo que puedes controlar por ti mismo, las demás cosas no dependen de tu voluntad, así que mejor no obsesionarse con ellas”.

Galindo es uno de los 20 conferenciantes españoles centrados en el refuerzo y el talento que se ganan bien la vida con sus charlas. Uno de los que se pueden considerar de “primera división y no un vendehúmo”. Este negocio mueve cerca de 60 millones de euros anuales. Aunque en esas cifras también se incluye a gente famosa en otros ámbitos profesionales que cobra por dirigirse a un auditorio, como el expresidente del Gobierno Felipe González o el aventurero Sebastián Álvaro.

En España, está mal visto cobrar por hablar, pero en otros lugares es una tradición... Oscar Wilde vivía de dar charlas

Daniel Romero-Abreu es el jefe de Thinking Heads, que fue la primera y más relevante empresa de representación de conferenciantes de España. También ha sido presidente de la International Association of Speakers Bureaus (IASB), la patronal de agentes de conferenciantes. “¡El primer gaditano en ser nombrado para tal honor!”, bromea antes de reflexionar sobre esta actividad: “En España, está mal visto cobrar por hablar, pero en otros lugares es una tradición larga... De hecho, Oscar Wilde vivía de dar charlas”, precisa el ejecutivo, que fundó su negocio hace más de tres lustros. “En este mundo, hay dos clases principales”, describe, “los que son famosos por otro asunto, y esos da un poco igual lo que digan porque lo relevante es el personaje en sí, y los que venden una idea concreta, sólida”.

Los famosos tienen sus inconvenientes. Además de que se les acusa de “cierto intrusismo”, su caché va disminuyendo con los años. Eso se debe a que cada vez pierden más su fama y otros les sustituyen en el imaginario de la actividad a la que se dedicaban. Por ejemplo, en su día Bill Clinton era el mejor pagado del mundo por decir unas palabras... Al abandonar su cargo Barack Obama y dedicarse a esta misma lucrativa actividad, le ha quitado mucho mercado.

La trilogía 'sagrada'

Cristina Soria aúna las dos categorías. Por un lado, es famosa porque sale desde hace más de cinco años en algunos programas televisivos del corazón con mucha audiencia, pero por otro vende una idea concreta —“porque estudié 'coaching' y periodismo, tengo cosas que comunicar y sé hacerlo”—. Soria se lamenta de que la vean como una intrusa, de que “el circuito de las charlas es muy cerrado” y de que “hay prejuicios por venir del mundo de la televisión”. Así que lo que hace es escribir libros, como 'Adiós, tristeza' y dar charlas “gratis” para promocionarlos. "Me gustaría entrar en el circuito de charlas, pero es muy cerrado", concluye.

La rueda del libro, el blog y la charla es la trilogía sagrada para quien quiera dedicarse profesionalmente a la motivación. Es, por ejemplo, el caso de Laura Chica, a quien Romero califica como “una de las jóvenes más pujantes en este mundo”. Chica es joven —aunque su edad no figura en su biografía y no resulta una pregunta oportuna en la charla—, pero le ha dado tiempo de escribir cinco libros que le edita Planeta (el último saldrá este próximo mes de junio). “Los libros son importantes porque al final con ellos haces una marca que sirve de paraguas para sostener lo que dices en las charlas, que no son cosas que salen del aire”.

Hay muchos vendehúmo, pero al final desaparecen porque los directivos que te contratan no quieren hacer el ridículo

Chica está especializada en motivación. “Me suelen llamar cuando hay procesos de cambio, que a la gente le producen temores”, explica. Pero también le gusta precisar: “No basta con contarles algo y que salgan crecidos y optimistas, sino que tiene que haber después un seguimiento”. Por eso, ella complementa con cursillos de formación. Chica cobra 3.000 euros por cada conferencia de unos 45 o 50 minutos. “Hoy en día, todo el mundo sabe de todo, sobre todo en el sector del 'coaching', pero al final el mercado es sabio y permanece el que vale”, afirma la psicóloga, que agrega: “Hay muchos vendehúmos, pero al final desaparecen porque los directivos que te contratan tampoco quieren hacer el ridículo con gente que no vale”.

En internet, hay centenares de individuos que se ofrecen para dar charlas y cursos de motivación o liderazgo. “Algunos son muy naíf, muy cándidos”, puntualiza Romero-Abreu. De hecho, varios de ellos confiesan en sus currículos que han construido sus conferencias con otras extraídas de charlas Ted o de las que están auspiciadas por la propia Thinking Heads. “No son tan malos, simplemente hay que saber que son como una película de sobremesa de los sábados, pueden ser entretenidos e inocuos, pero no tienen gran valor”, subraya Romero. Una visión bastante semejante a la de Chica: "No me parece tan mal la charla Facebook, como yo la llamo. Si da confianza a la gente y les ayuda, pues tampoco pasa nada. Lo que sí creo que debe hacer todo conferenciante es creérselo, aunque sea una chorrada, porque si no, no se puede convencer a nadie”. Estas personas cobran muchísimo menos dinero, si es que cobran, porque "bastantes lo hacen gratis para darse a conocer".

3.000 euros por charla

Peor concepto sobre ellos tiene Galindo. “Ha habido un 'boom' en los últimos 10 años y toda esa gente, aunque luego desaparece, nos perjudica, sobre todo a los que nos dedicamos a la motivación, porque sus ideas y chistecillos baratos confunden a la gente”, se lamenta este especialista, que también frisa los 2.000 euros de tarifa, ha dado charlas para casi todas las empresas del Ibex 35 y viaja con frecuencia al extranjero como ponente (esta misma semana visita México). Él comenzó porque su antigua empresa fue absorbida por otra en 1999 y no le gustaron los cambios, dice. Entonces era un directivo que compaginaba su actividad con clases en un MBA de Icade. “Soy pionero en temas de actitud positiva, pero con criterio y rigor. Todo mi equipo son doctorados en psicología”. “Parece que todos decimos lo mismo, pero no es verdad. Algunos lo hacemos desde una óptica profesional sólida”, coincide Chica.

Si uno observa los ponentes de los eventos principales y los cuadros de honor de las asociaciones dedicadas a estos asuntos, los nombres se repiten. Realmente, en ese 'cuadro de honor' de personas a las que se les paga más de 2.000 euros por dirigirse a los directivos o empleados de una empresa no hay muchos más de 20 individuos. Como bromea Chica: "En los grandes eventos, estamos aburridos de vernos las caras siempre los mismos". Un club pequeño al que quieren acceder muchos otros: "El mercado dirá si llegan o no".

El público lo forman alrededor de 1.000 limpiadoras de habitaciones de hotel, las célebres ‘kellys', que se agolpan en el Palacio de Congresos de Maspalomas. El hombre al que escuchan con atención es Luis Galindo, experto en optimismo. Quien financia el evento: una empresa hotelera. Lo de menos, el sueldo o las horas de trabajo. Lo importante: dar gracias por lo bueno, por vivir en el primer mundo, por tener salud. En definitiva, “fijarse en lo positivo y lo que puedes controlar por ti mismo, las demás cosas no dependen de tu voluntad, así que mejor no obsesionarse con ellas”.

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