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“El hombre más importante de la historia moderna”: el héroe que evitó la IIIGM
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EL MILAGRO SILENCIOSO DE VASILI ARJIPOV

“El hombre más importante de la historia moderna”: el héroe que evitó la IIIGM

Durante más de 40 años, muy pocas personas supieron qué había pasado dentro del submarino ruso B-59 que estuvo a punto de desencadenar la guerra nuclear

Foto: El joven oficial que cambió el curso de la historia.
El joven oficial que cambió el curso de la historia.

El 19 de agosto de 1998 fallecía el oficial del ejército ruso Vasili Arjipov, a la edad de 72 años. Poco podían sospechar su hija, Yelena Andriukova, y su nieto Sergei, que en apenas un par de años el nombre de su familiar iba a aparecer en los medios de comunicación de todo el mundo como “el hombre que salvó al mundo” o “el hombre más importante de la historia moderna”, como se refirió a él Max Tegmark, presidente del Instituto Future of Life. Es casi imposible saber con exactitud qué consecuencias pueden tener nuestras acciones, pero es posible pensar que sin la providencial participación del subcomandante Arjipov durante la crisis de los misiles, habríamos estado muy cerca de que la Tercera Guerra Mundial diese comienzo.

La historia y peripecias del ruso acaban de ser recogidas en la novela 'The Last Saturday of October. The Declassified Secrets of Black Saturday', en la que el ingeniero especialista en submarinos David Gilbert ficcionaliza lo ocurrido en el B-59 en octubre de 1962 utilizando documentos que hasta ahora no habían visto la luz, tanto del bando americano como del ruso (incluidos los planes operativos de Nikita Kruschev), así como testimonios de testigos y una pequeña aportación del autor sobre la tecnología submarina. Todo para intentar descubrir qué pasó aquel domingo de octubre y por qué la historia no se conoció hasta 40 años más tarde, cuando el anónimo héroe ya había fallecido.

Desafiaron tanto a la muerte como a sus superiores al no dar inicio a la acción que habría destruido miles de millones de vidas

En la novela, los dos principales protagonistas son Arjipov y Valentin Savitsky, el comandante del B-59 que estuvo a punto de presionar el botón rojo nuclear. “Con el destino de sus países y del mundo en juego, dos hombres lucharon el uno con el otro para encontrar la solución menos violenta”, escribe Gilbert en la introducción del libro. “Decidieron salvar el mundo, evitar su inminente devastación bajo el fuego de las armas. Desafiaron a la muerte y a sus superiores al no iniciar el acto que destruiría miles de millones de vidas y amenazaría a todos los que vivirían después de ese momento”. Pero ¿qué es lo que pasó exactamente a bordo del submarino soviético de clase Foxtrot el 27 de octubre de 1962?

Doce días que cambiaron el mundo

Apenas cinco jornadas antes, el 22 de octubre, el presidente John Fitzgerald Kennedy lanzó su última advertencia ante la consternación de la población mundial, que veía cómo se deslizaba poco a poco hacia la confrontación nuclear: cualquier misil lanzado desde Cuba a cualquier aliado occidental sería considerado como un ataque de la Unión Soviética a EEUU, que tomaría las represalias necesarias. Un misil nuclear T-5, con una capacidad semejante a la bomba que fue arrojada sobre Hiroshima, era precisamente lo que se encontraba a bordo del B-59, totalmente listo para ser disparado en caso de que estallase la guerra.

placeholder El submarino B-59, el escenario del drama. (Dominio público)
El submarino B-59, el escenario del drama. (Dominio público)

Eso era lo que sopesaron los altos mandos del submarino cuando el día 27 comenzaron a ser atacados por el USS Randolph y otros 11 destructores, después de ser detectados cerca de la bahía de Mariel, en Cuba. Las cargas de profundidad y bombas subacuáticas comenzaron a golpear los casos de la flota soviética, y tres de los submarinos se vieron obligados a emerger ante la falta de oxígeno. No ocurrió lo mismo con el B-59, que durante unos breves y determinantes instantes –cuatro horas que cambiaron el destino de la humanidad– valoró contestar el ataque estadounidense con su arma especial, lo que muy probablemente habría supuesto el final de la Guerra Fría… y el comienzo de un enfrentamiento bélico de imprevisibles consecuencias. Si no ocurrió fue, sobre todo, gracias a la intervención de Arjipov, que tenía 34 años en aquel momento.

No se conocen exactamente los detalles exactos de lo que ocurrió durante esos 240 minutos –y Gilbert ha intentado rellenar los huecos a partir de la información que ha conseguido reunir–, pero lo que parece más o menos claro es que el capitán Valentin Savitsky parecía determinado a hacer uso de la fuerza, convencido de que la guerra ya se había desatado. Ese fue, probablemente, el gran error de comunicación que pudo conducir al planeta a la guerra: Moscú había dado órdenes más o menos generales a la flota que envió al Caribe, entre las que se encontraba atacar si lo consideraban necesario, pero las comunicaciones con sus superiores se habían cortado, por lo que estaban incomunicados. Para más inri, el ejército americano tampoco sabía que el submarino iba armado con una bomba nuclear; de haber sido así, quizá se lo habría pensado dos veces antes de atacar.

“¡Moriremos, pero los hundiremos a todos!”, razonaba Savitsky ante la tripulación, atemorizada por lo que estaba ocurriendo

“¡Vamos a dispararles ahora!”, gritó Savitsky en ese momento, según contó décadas más tarde el oficial de inteligencia Vadim Orlov. Todos pensaban que era el final, así que el comandante ordenó montar el torpedo: era cuestión de rendirse o morir matando. “¡Moriremos, pero los hundiremos a todos!”, razonaba ante la tripulación, atemorizada por lo que estaba ocurriendo. “¡No dejaremos en ridículo a nuestra armada!” Fue entonces cuando Arkjov dio un paso adelante, un acto que más de medio siglo más tarde es recordado por historiadores soviéticos y estadounidenses como de una proverbial valentía.

No en mi nombre

Savitsky, en pleno subidón de adrenalina, parecía tener claro que debían hacer algo. De una opinión semejante era el oficial político Ivan Semonovich Maslennikov. Quien no lo veía tan claro fue el propio Arjipov, el segundo en la cadena de mando pero sin cuya aprobación no se podía disparar el misil: los tres miembros de la jerarquía debían ponerse de acuerdo antes de tomar dicha decisión. El autor matiza que, por sorprendente que pueda parecer, la jerarquía de mando en un submarino es diferente a otras del ejército, ya que por sus propias características, se basa mucho más en el trabajo en equipo.

placeholder Arjipov, fotografiado en su madurez.
Arjipov, fotografiado en su madurez.

Finalmente, tras horas de deliberación, consiguió convencer a Savitsky de que en lugar de lanzar una bomba nuclear contra la armada americana, quizá sería suficiente con una señal de sónar que comprobase si realmente planeaban hundirlos. Finalmente, el submarino terminó emergiendo, como ocurrió con sus compañeros. Como recuerda Gilbert, “si el capitán de segundo grado Vasili Aleksandrovich Arjipov no hubiese intervenido, una explosión nuclear habría tenido lugar en el mar de los Sargazos. Todas las naciones habrían percibido que estaban siendo atacados: los soviéticos, los americanos, la Habana, Moscú y Washington D.C.”. Y, ante la advertencia ya lanzada por JFK unos días antes, era muy probable que la respuesta hubiese sido contundente. No fue así, y el incidente durmió en el olvido de los archivos clasificados, esperando que las décadas dejasen que lo pasado se enfriase y alguien decidiese recordar a aquel héroe anónimo.

Fue en 2002 cuando finalmente salió a la luz la historia de Arjipov. Fue Thomas Blanton, director de los Archivos de Seguridad Nacional estadounidenses, quien de pasada, en una entrevista para 'The Boston Globe', desveló que “un tipo llamado Vassili Arjipov salvó el mundo”. Había llegado a dicha conclusión tras comparar los informes que habían sido desclasificados después de 1992, el último de los cuales, un informe de la inteligencia soviética, reivindicaba el rol jugado por el ruso. Este fue reconocido en una ceremonia celebrada el pasado 27 de octubre, en el 55 aniversario de su enfrentamiento con su superior en el B-59. Allí, su hija y su nieto recordaron que no tenían la más mínima idea del rol que había jugado el 'pater familias' en el destino del mundo. Al fin y al cabo, era una información altamente secreta; el oficial se llevó su hazaña a la tumba, pero las mareas de la historia la volvieron a sacar a la superficie.

El 19 de agosto de 1998 fallecía el oficial del ejército ruso Vasili Arjipov, a la edad de 72 años. Poco podían sospechar su hija, Yelena Andriukova, y su nieto Sergei, que en apenas un par de años el nombre de su familiar iba a aparecer en los medios de comunicación de todo el mundo como “el hombre que salvó al mundo” o “el hombre más importante de la historia moderna”, como se refirió a él Max Tegmark, presidente del Instituto Future of Life. Es casi imposible saber con exactitud qué consecuencias pueden tener nuestras acciones, pero es posible pensar que sin la providencial participación del subcomandante Arjipov durante la crisis de los misiles, habríamos estado muy cerca de que la Tercera Guerra Mundial diese comienzo.

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