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Síntomas de que puede ser un infarto a los que no se presta atención
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Síntomas de que puede ser un infarto a los que no se presta atención

Podríamos pensar que las señales que indican que vas a tener un ataque al corazón son tan evidentes que son imposibles de ignorar. No siempre es así. Te contamos por qué

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Siete millones de personas al año mueren en todo el mundo a causa de los infartos. Las enfermedades cardiovasculares son el mayor asesino en serie del planeta, sin embargo no todo el mundo dispone de los conocimientos adecuados para saber qué hacer cuando este acontecimiento ocurre por sorpresa. La descripción clásica de la sensación de estar sufriendo un ataque al corazón es como un peso pesado aplastando el pecho acompañado de una ansiedad abrumadora. En las películas la gente se agarra el pecho, muestra pánico en sus ojos y finalmente cae al suelo. Puede suceder así, pero no siempre.

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Los infartos se producen cuando el suministro de sangre al órgano se bloquea, generalmente por un coágulo. A pesar de lo que está sucediendo en el cuerpo, en algunos momentos las personas no sienten dolor en el pecho, y tardan en conseguir ayuda a tiempo. No obstante, los paros cardíacos pueden revertirse, sobre todo si logramos verlos venir. "Estaba teniendo un ataque al corazón y ni siquiera lo sabía", es uno de los comentarios más comunes que escucha el cardiólogo Nieca Goldberg, director del centro Joan H. Tisch de Nueva York.

Dolor en el pecho, no siempre

Incluso con dolor torácico leve, muchos asumen que tienen indigestión y solo descubren que han sufrido un amago de infarto cuando después se hacen un electrocardiograma en el hospital que muestra los daños y las "cicatrices" que ha causado. A esto se le conoce como un ataque cardíaco silencioso. Según un estudio, es muy posible que pudiera ocurrir hasta en un 45% de los casos.

Un tercio de mujeres y un cuarto de hombres sufren ataques al corazón sin tener ningún tipo de síntoma en el pecho

Los datos empezaron a recogerse a finales de los años noventa y desde entonces el diagnóstico de esta enfermedad ha mejorado notablemente, por lo que las cifras no son tan altas en la actualidad, a pesar de que en este momento hay personas que lo están teniendo y no son conscientes de ello. También hay pacientes que sabían que estaban enfermos pero no por qué. Sienten dolor en la mandíbula, el cuello, los brazos, el estómago o la espada acompañados de falta de aliento, mareos y debilidad. Además, pueden sudar y vomitar. Es más bien la combinación de los síntomas lo que permite un diagnóstico que la severidad del dolor en el pecho en sí.

A menudo se dice que este tipo de ataques sin dolor torácico son más comunes en las mujeres, lo que las lleva a retrasar la obtención de ayuda y reducir sus posibilidades de supervivencia. Con el fin de establecer si realmente este es el caso, los investigadores de la Universidad de Canadá se propusieron medir los síntomas sistemáticamente mediante un estudio de 305 pacientes sometidos a una angioplastia (procedimiento para abrir vasos sanguíneos estrechos o bloqueados que suministran sangre al corazón).

placeholder No siempre se refleja en la misma zona. (iStock)
No siempre se refleja en la misma zona. (iStock)

El método puede imitar brevemente los síntomas de un ataque al corazón, por lo que mientras los vasos estaban inflados se les pidió a los pacientes que describieran lo que podían sentir. No se encontraron diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a malestar en el pecho, dolor en el brazo, dificultad para respirar, sudoración o náuseas, pero ellas tenían más probabilidad de tener dolor en el cuello y la mandíbula además de en el pecho.

Los hallazgos de otros estudios han sido inconsistentes, encontrando a veces que los hombres y mujeres tienen las mismas posibilidades de experimentar dolor en el pecho; otros, que ellos más, y viceversa. En muchos casos, el tema confunde a los propios expertos, ya que se incluyen otros diagnósticos junto a los infartos en el mismo estudio. Así que en 2011 se hizo una revisión con un único objetivo de establecer si existe una diferencia entre sexos.

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Se incluyeron datos combinados y analizados de 26 de los estudios más importantes de EEUU, Japón, Suecia, Reino Unido, Alemania y Canadá, involucrando a más de 900.000 personas. Estos concluyeron que las mujeres son menos propensas que los hombres a sufrir dolores torácicos y más a tener naúseas, mareos, fatiga, desmayos o dolor en el cuello, los brazos y la mandíbula. En ambos sexos, la mayoría experimentaba dolor en el pecho, pero un tercio de ellas y un cuarto de ellos sufrían infartos sin tener ningún tipo de síntoma en esa zona, lo que hacía muy difícil darse cuenta de lo que está sucediendo.

Reaccionar rápido, la clave

Si no sabes cuán graves son los síntomas, naturalmente es menos probable que vayas a buscar ayuda. La gente espera una media de dos a cinco horas. Un estudio ha tratado de ahondar en el proceso de pensamiento de la gente en lo que puede ser una decisión de vida o muerte a la hora de acudir al médico. Se realizaron entrevistas a mujeres que habían tenido un ataque cardíaco y la mitad reveló que sabían que estaban mal y desde el principio pidieron ayuda. Primero tuvieron tres síntomas que comenzaron como leves, pero luego se volvieron más intensos, obligándoles a acudir a consulta.

Pero el resto de las personas no tenían ni idea de que sus síntomas tenían que ver con su corazón y no se lo dijeron a nadie, decidiendo esperar y ver qué pasaba. Así que la lección es que el dolor torácico en el pecho es muy grave y puede mostrar el ataque, pero también podrían darse una serie se otros signos, por lo que hay que considerar la posibilidad, incluso cuando no aparece como en las películas.

Siete millones de personas al año mueren en todo el mundo a causa de los infartos. Las enfermedades cardiovasculares son el mayor asesino en serie del planeta, sin embargo no todo el mundo dispone de los conocimientos adecuados para saber qué hacer cuando este acontecimiento ocurre por sorpresa. La descripción clásica de la sensación de estar sufriendo un ataque al corazón es como un peso pesado aplastando el pecho acompañado de una ansiedad abrumadora. En las películas la gente se agarra el pecho, muestra pánico en sus ojos y finalmente cae al suelo. Puede suceder así, pero no siempre.

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