Esto es lo que hace que los informáticos se partan de risa a tu costa

¿Cuando estudiaste casi nadie tenía ordenadores y aún te enorgulleces de haber conseguido cambiar la máquina de escribir por ese maldito cacharro del futuro lleno de opciones inútiles? ¿Eres una eminencia en tu campo y no piensas sentirte mal porque hay un solo electrodoméstico que no controlas? ¿Crees que los informáticos son unos frikis y que tú eres muy normal?

Tú mismo, pero creemos que merece la pena emplear unos minutos de tu vida en estos pasos básicos que te permitirán conservar intacta tu dignidad y ganar tiempo para trabajar, o para seguir mirando tus redes sociales en horario laboral.

Ante todo, mucha calma

Un anónimo encargado de estos asuntos en una importante compañía ha contado a 'The Daily Mail' lo que opina de los usuarios que contactan con él. En su empleo es fundamental ser amable en todo momento pero, según cuenta, eso puede llegar a ser todo un reto.

"La mayoría de las llamadas son por un error del usuario, no de la máquina. El problema es que la gente ya está furiosa, así que tienden a no escuchar. Lo peor son los que se meten contigo. Estamos entrenados para calmarlos, pero a veces solo quieren a alguien a quien echar la culpa. Los hombres son muy pomposos, dicen cosas como 'yo trabajaba aquí antes de que tú nacieras'".

Lección número uno: si los necesitas, no los cabrees.

Enchufar es mejor que aporrear

Si te parece muy obvio es porque tu inteligencia es privilegiada y porque no has hablado con suficientes técnicos, porque sigue siendo el motivo número uno de consultas. Si no se enciende o no funciona, por favor, comprueba que está enchufado. Las patadas a los cables suelen ser contraproducentes, ya te avisamos.

El monitor es más difícil, verás: para funcionar tiene que estar enchufado y además encendido. De locos, ¿eh? Los portátiles, lo creas o no, necesitan también una fuente de energía, que suele estar debajo. Se llama batería.

Para escanear un documento, además de ponerlo en el escáner tienes que pulsar el botón: el escáner no es una sandwichera

El teclado y el ratón inalámbricos a veces dejan de funcionar por misteriosos motivos. Tirarlos de un octavo piso al grito de "muere, periférico de Satán" suele ser peor idea que cambiarles las pilas. Pero se disfruta más, eso también es así.

Otro resbalón habitual es no comprobar las regletas. Al irse, los más concienciados con el ahorro energético apagan el interruptor. Lástima que conciencia no signifique siempre buena memoria: a la vuelta, hay que encenderlas, amigos.

Problemas con la impresora

Si está enchufada y encendida (lo repetimos porque sabemos que esta parte es difícil) lo siguiente más probable es que no haya papel. A lo mejor eres un trabajador muy valioso para la compañía, pero entiende que sin una hoja es muy complicado que esas letras o gráficos que quieres comunicar hagan su papel, nunca mejor dicho.

Otro consejo que nos agradecerás es asegurarte de que estás enviando los archivos a la impresora correcta. Hay impresoras secretas en rincones oscuros de las oficinas que acumulan miles de páginas perdidas; algún día se volverán contra nosotros por cargarlas con ese peso inútil.

Otra situación más típica de lo que parece: para escanear un documento, además de ponerlo en el escáner tienes que pulsar el botón. Podríamos darte muchos motivos de que esto sea así, pero por resumir: el escáner no es una sandwichera.

Una usuaria que no podía imprimir: "El ordenador dice que no se encuentra la impresora. La he cogido, la he puesto enfrente del monitor pero sigue sin encontrarla".

El mail no funciona

La anécdota preferida de Guille, informático madrileño de 37 años, es esta: "Una directora de RRHH me comentó que no le funcionaba el mail"... pero se lo comentó por mail. "Le mandé otro correo de vuelta diciendo que estaba solucionado el problema y que si podía esperar cinco minutos. Me contestó que claro, y nos fuimos a por un café".

Otro truqui: para enviar un mail, tienes que tener la dirección de mail. Wardog, trabajador de soporte informático, recibió esta pregunta: "Tengo que enviar un email y solo tengo el número de fax". Le dijo al usuario que lo introdujera en el campo de la dirección. "¿Servirá?". "No", contestó, pero te dará tiempo de pensar si vale la pena llamar a soporte para que te manden a tomar por...".

Los CD's, ese mundo

Una famosa anécdota antigua que aparece replicada en varios sitios en internet es la de un usuario que está recibiendo ayuda con su nuevo equipo. Le van pidiendo que introduzca CD's, pero algo va mal hasta que el usuario dice: "Este no cabe. A lo mejor tengo que sacar alguno de los CD's anteriores, ¿no?"

Nos cuenta Ramón, soporte técnico en El Confidencial que se ha encontrado con varios que meten el CD al revés. "Ahora hay algunos que son plateados por los dos lados, aunque se nota la diferencia". Se nota si lo miras, así que ya sabes. Dale "otra vuelta" al asunto antes de hacerles abandonar una actualización importante para ir a tu mesa a reírse de ti.

Di la verdad

A los de soporte les suele dar igual que seas un desastre con las contraseñas ("la he metido bien, estoy seguro, se ha bloqueado porque sí") o que mires material prohibido en horas de trabajo. Pero se te ve mucho el plumero y has de saberlo.

El anónimo del 'Mail' dice: "Un hombre había infectado su ordenador con un virus haciendo clic en una página de porno chungo, pero no lo reconocía. Le pregunté cómo había aparecido ese virus tan conocido en su máquina, me insultó y gritó: '¡A mí no me llames pervertido!' Colgó el teléfono, sospecho que su mujer había entrado en la habitación".

No se paga con dinero

Si haces mucho énfasis en cuánto has gastado en tu computadora para luego tener que aguantar esos fallos, los informáticos de soporte pueden odiarte aún más. Imagínate con un Porsche último modelo enfadado en el concesionario porque no sabes usar las marchas o girar la llave de contacto.

Estoy seguro de que es la contraseña correcta porque vi a un colega meterla y es la misma: cinco asteriscos

"Me fascina lo poco que sabe la gente de las máquinas que usan cada día. Me molesta cuando algún rico idiota se gasta 2.000 euros en un ordenador ostentoso para tratarlo como un cubo de basura", dice el anónimo del 'Mail'.

Un caso contrario, la historia clásica del que llama diciendo que no puede imprimir a color. "'¿Tiene una impresora a color?'. 'Ahhhhh, ¡gracias!'".

Lo que hay que oír

Hay errores que son muy sencillos de arreglar... sabiendo el diagnóstico. Si no se escucha el audio, es probable que sea un problema de hardware (como en el chiste de los informáticos que no saben cambiar una bombilla): o los cascos están rotos, o la clavija está destrozada por el uso, o no están conectados los altavoces... Pero otra muy común es silenciar el ordenador entero en las opciones del sistema operativo sin darnos cuenta.

Si haces eso, no se escuchará nada aunque todos los iconos de altavoces del mundo estén en 'on'. Las risas del esforzado trabajador de soporte serán más difíciles de 'mutear'.

Aceptar los errores

Hay que asumir los errores propios y perdonar los ajenos, pero los del ordenador, por favor, ¡no los aceptes! Para que el de soporte pueda ayudarte apunta el número de error y no pulses "aceptar" o más de un "informático desesperado" perderá un buen tiempo de su vida en desfacer el entuerto.

Las contraseñas son un campo de minas. Cuando te vayas de vacaciones en la oficina, escríbelas en algún lugar inaccesible o estúdiatelas a fondo porque es otra fuente de frustración grande para informáticos y civiles. Estando en una playa del Caribe o pasando la Navidad en familia, el cerebro borra esa información tan poco interesante.

Ojo también a tener pulsadas las mayúsculas sin darte cuenta, y al teclado numérico: si no accionas 'Bloq Num', no se escribirá nada, por muchos aspavientos que hagas y por mucha cara de secretaria de los cincuenta que pongas mientras tecleas a toda velocidad sin mirar las luces del teclado.

Otro cliente de soporte que se equivocó con la contraseña le comentó al pobre informático: "Estoy seguro de que es correcta, vi a un colega meterla y es la misma". El informático le pregunta qué contraseña era y responde: "Cinco asteriscos".