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El banquero de Lucifer: cómo el mayor soplón financiero pasó de la cárcel a ser rico
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BRAD BIRKENFELD, EL GRAN 'WHISTLEBLOWER'

El banquero de Lucifer: cómo el mayor soplón financiero pasó de la cárcel a ser rico

El mismo Gobierno que encarceló a Bradley Birkenfeld le recompensó cuantiosamente por las mismas razones que hicieron que terminase entre rejas por conspiración

Foto: Bradley Birkenfeld, en su última comparecencia ante los medios antes de entregarse a las autoridades en 2010. (Reuters/Tim Shaffer)
Bradley Birkenfeld, en su última comparecencia ante los medios antes de entregarse a las autoridades en 2010. (Reuters/Tim Shaffer)

En 2007, el banquero estadounidense Bradley Birkenfeld se personó en las oficinas del Departamento de Justicia de su país para denunciar las prácticas del banco suizo UBS, para el que había trabajado durante los últimos años y del que se había despedido poco antes. Birkenfeld pensaba que sería recibido entre aplausos y vítores, pero nada más lejos de la realidad: como ahora explica en un perfil de su vida que ha escrito para 'Mel', “fueron hostiles”. No solo terminarían por negarle la inmunidad, sino que le acusaron de conspiración y fraude bancario por no desvelar información sobre uno de sus clientes.

Birkenfeld terminaría sentenciado en 2009 a 40 meses en prisión y a pagar una multa de 30.000 dólares, aunque finalmente fue liberado el 1 de agosto de 2012. El mejor giro de su historia, no obstante, se produciría en septiembre de ese mismo año, cuando recibió 104 millones de dólares de la IRS Whistleblower Office (la oficina de informantes de la Hacienda americana), que era el porcentaje que por ley le correspondía del dinero que se había recuperado gracias a su información. “Así es, el mismo Gobierno que me metió entre rejas me debía más de 100 millones”, explica ahora.

Mi trabajo consistía en ir a EEUU y buscar clientes, aunque legalmente no pudiésemos

Durante los últimos años, Birkenfeld se ha convertido en una pequeña estrella de los soplones bancarios. La NBC le calificaba como “el informador financiero más importante de todos los tiempos”. 'Russia Today', que no suele andarse con chiquitas, lo definió como “el Snowden financiero”. Este mismo mes publica 'Lucifer's Banker: the Untold Story of How I Destroyed Swiss Bank Secrecy' (Greenleaf Book Group Press), un recorrido por su historia y milagros que nos sirve de excusa para recordar sus hazañas.

El documento que lo cambió todo

Criado en un barrio a las afueras de Boston e hijo de un neurocirujano, Birkenfeld comenzó trabajando para State Street Bank & Trust, empresa a la que ya denunció al FBI en 1994 con poco éxito. Tras su paso por Credit Suisse Birkenfeld llegó a las oficinas suizas UBS en octubre de 2001. Él mismo explica cuál fue su labor durante los cuatro años que pasó en la empresa: “Como director de clientes de USB KEY con una red de 25 millones, parte de mi trabajo consistía en ir a EEUU y buscar nuevos clientes, aunque legalmente, los clientes potenciales debían acudir a nosotros, no podíamos ser nosotros quienes los abordásemos”. EEUU, Alemania, Asia, Canadá o los países escandinavos eran algunos de sus objetivos habituales.

Birkenfeld pasó años creyendo que lo que hacía era más o menos legal (a pesar de las fuertes medidas de seguridad que el banco imponía en su trabajo diario), hasta que en abril de 2005 un compañero le entregó un documento sacado de la red interna de la empresa. En él básicamente se afirmaba que no podían buscarse clientes en otros países y que, en caso de ser descubiertos, la responsabilidad correspondería por completo al trabajador. “No le des mucha importancia”, fue lo que dijo su superior inmediato cuando le mostró el documento.

El banquero, no obstante, era consciente de que UBS esponsorizaba eventos deportivos y artísticos para atraer a potenciales clientes de países donde la evasión fiscal está prohibida. Uno de ellos era Igor Olenicoff, con el cual pactó una transferencia de 200 millones de dólares a UBS. Según explicó más tarde Birkenfeld, fue él quien le dio acceso a una red de multimillonarios que le permitiría establecer una red de empresas 'offshore' para ocultar sus bienes. Olenicoff es, precisamente, uno de los nueve estadounidenses nombrados en los Papeles de Panamá.

“Volverse contra el banco habría sido como darle una bofetada a su padre”: otros compañeros lo sabían pero no hicieron nada

Preocupado por su futuro, pero también por la legalidad del trabajo que llevaba años desempeñando, empezó a recopilar toda clase de documentos. Ninguno de sus compañeros le ayudó. Como explica, “volverse contra el banco habría sido como darle una bofetada a su padre”, ya que no solo trabajaban allí, sino que todos sus préstamos e hipotecas habían sido firmados con UBS. En octubre de 2005, Birkenfeld renunció a su puesto, dijo a sus jefes que lo hacía porque no le daban una respuesta a ese documento de tres páginas tan sospechoso y terminó demandándolos para que le entregasen la parte del bonus anual que le correspondía. Apenas un par de meses después, acudió al Departamento de Justicia americano.

Venciendo desde la cárcel

Es en este momento cuando las intenciones de Birkenfeld empiezan a ser parte de la discusión pública en EEUU. Gracias a una ley aprobada en diciembre de 2006 y promovida por Stephen Kohn y Dean Zerbe, los delatores fiscales tienen derecho a un porcentaje de entre el 15 y el 30% del dinero recuperado gracias a la información que hayan proporcionado. El banquero recuerda que cuando renunció a su puesto en UBS, aún no existía dicha ley; sin embargo, recuerdan sus críticos, esta ya estaba vigente en 2007, cuando acudió al Departamento de Justicia. Después de una serie de infructuosas reuniones con el DOJ y llamadas de auxilio al IRS y el Senado, Birkenfeld fue detenido el 7 de mayo de 2008 cuando se preparaba para volar a Suiza.

Según la denuncia del fiscal Kevin Downing, Birkenfeld estaba ocultando información sobre sus clientes, sobre todo del ya nombrado Igor Olenicoff. Downing afirmaba que para disfrutar de los derechos de un informador, tenía que proporcionar “revelaciones completas y veraces”, y que al no haber sido así, no tenía derecho a dicho estatus. En el juicio, el banquero expatriado reconoció solo el cargo de conspiración y el fiscal admitió que la trama corrupta de UBS no habría podido salir a la luz sin Birkenfeld. Una paradoja que concluyó cuando este fue devuelto a la calle después de una fuerte presión por parte de organizaciones como el National Whistleblowers Center, que recordaban que su encarcelamiento sentaba un precedente que podía provocar que otros informadores no se atreviesen a desvelar lo que saben.

Gracias a él, la Hacienda americana y UBS llegaron a un acuerdo por 780 millones y el nombre de 5.000 evasores estadounidenses

De ahí que, después de su liberación, Birkenfeld haya dedicado gran parte de sus esfuerzos a apoyar a otros soplones y a promover sistemas de promoción para los mismos. Su botín es el más cuantioso de la historia de EEUU: 104 millones de los más de 400 recuperados de UBS por Hacienda, que lo felicitó por su “colaboración excepcional”. Gracias a él, consiguieron firmar con UBS un acuerdo de 780 millones y el nombre de 5.000 clientes estadounidenses sospechosos de evasión fiscal para evitar el juicio. Este mismo año, además, puede ser la primera vez que Birkenfeld testifique en público; lo hará en una corte francesa que juzgará a UBS por una cantidad que puede rondar los 5.000 millones de euros por evasión fiscal, y es posible que continúe su gira en Alemania.

De la noche a la mañana, Birkenfeld se ha convertido en uno de los iconos 'whistleblower' del siglo XXI, junto a Julian Assange, Edward Snowden o Chelsea Manning (se le ha visto en el estreno de la película de Oliver Stone sobre el segundo) y, como tal, tiene opiniones para todo. En una reciente entrevista, afirmaba que detrás de los Papeles de Panamá se encontraba la CIA, ya que los principales perjudicados eran los países enemigos de EEUU. “Rusia, China, Pakistán, Argentina pero ningún nombre americano”, señalaba. Mientras tanto, asegura que ayudará a cambiar las cosas (“solo se puede hacer cuando alguien de dentro cuenta la verdad”) y, suponemos, a disfrutar de las decenas de millones de su cuenta corriente.

En 2007, el banquero estadounidense Bradley Birkenfeld se personó en las oficinas del Departamento de Justicia de su país para denunciar las prácticas del banco suizo UBS, para el que había trabajado durante los últimos años y del que se había despedido poco antes. Birkenfeld pensaba que sería recibido entre aplausos y vítores, pero nada más lejos de la realidad: como ahora explica en un perfil de su vida que ha escrito para 'Mel', “fueron hostiles”. No solo terminarían por negarle la inmunidad, sino que le acusaron de conspiración y fraude bancario por no desvelar información sobre uno de sus clientes.

Evasión fiscal UBS Banca CIA
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