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'Gym sex': el 25% de los que van al gimnasio se acostó en 2015 con un compañero
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¿No íbamos a hacer ejercicio?

'Gym sex': el 25% de los que van al gimnasio se acostó en 2015 con un compañero

Sí, en enero la gente va al gimnasio a adelgazar, pero el resto del año el personal va por algo muy distinto: es el sitio perfecto para ligar (y tener más éxito en cualquier otro ámbito)

Foto: Esto no tiene nada que ver con estar en forma... (iStock)
Esto no tiene nada que ver con estar en forma... (iStock)

Enero es a los gimnasios lo que agosto a los chiringuitos playeros. Tras las navidades, y con el turrón duro aún deshaciéndose en el estómago, parece necesario hacer un poco de ejercicio; pero la mayor parte de personas abandonan las buenas intenciones pasadas unas semanas.

Un gimnasio en enero es lo más parecido a 'La parada de los monstruos' de Tod Browning pero ¿qué ocurre si lo visitamos, por ejemplo, en abril? Pasado el pico de Año Nuevo sólo quedan castigándose mujeres y hombres esbeltos. La fealdad brilla por su ausencia. Sí, en enero la gente va al gimnasio a adelgazar, pero el resto del año el personal va por algo muy distinto: es el sitio perfecto para ligar (y tener más éxito en cualquier otro ámbito).

El objetivo no es estar sano, es estar bueno y, a ser posible, ligar con algunos de los otros adeptos del culto al cuerpo

Una encuesta realizada entre 2.000 adultos por la firma de productos eróticos británica Ann Summers revela que el 25% de las personas que acude con regularidad al gimnasio ha hecho el amor con alguno de sus compañeros al menos una vez en el pasado año, y uno de cada cinco ha pillado con su entrenador personal. El 70% de las mujeres admite, además, que fantasea con los monitores del gimnasio, y el 66% del total de encuestados reconoce que las ensoñaciones sexuales facilitan su trabajo en las máquinas.

Ni que decir tiene que esta encuesta carece de toda base científica, pero no hay más que darse una vuelta por un gimnasio para comprobar que sus conclusiones son en parte acertadas. Al igual que aprobar sus exámenes no es la única razón por la que los universitarios van a la biblioteca (de ser así, no suspenderían tanto), estar en forma no es la principal razón por la que muchos de los clientes regulares de un gimnasio se machacan en la cinta: el objetivo no es estar sano, es estar bueno y, a ser posible, ligar con algunos de los otros adeptos del culto al cuerpo.

Un buen lugar para pillar

Cierto es que el cortejo, el sexo y, claro está, el amor, son asuntos siempre presentes en nuestro día a día. Por mucho que te guste tu pareja, no puedes evitar sentirte atraído por otras personas, y esto ocurre en el metro, en el trabajo, en el supermercado… En todas partes. Pero ¿acaso hay otro ambiente más libidinoso que un gimnasio repleto de afroditas y adonis?

La gente que se siente infeliz consigo misma, con su cuerpo o su forma física, normalmente tienen una libido que se corresponde con sus sentimientos

Según la investigadora Kate Fox, antropóloga social y codirectora del Social Issues Research Center, el gimnasio cumple con dos de los tres requisitos para que un espacio sea perfecto para ligar: sociabilidad, entendida como la facilidad para entablar conversación con un desconocido –“Hola, creo que estás usando mal está máquina, ¿te ayudo?”– y el interés común –“¿Prácticas la dieta paleolítica? Yo también, que coincidencia”–. El tercer requisito, el alcohol, está ausente de los gimnasios, pero suele compartirse en grupo tras las sesiones de entrenamiento.

Hay que apuntar, además, que en los gimnasios cada vez hay mayor variedad. La proporción de mujeres no deja de aumentar (antes había muchos más hombres), una buena noticia para el público heterosexual.

El hecho de que el gimnasio sea un buen sitio para ligar no sólo viene determinado por cuestiones sociales, sino también biológicas. Diversos estudios han constatado que las personas que practican deporte tienen una libido mayor que los que no lo hacen. Como explicó en 'The Telegraph' el doctor Dan Rutherford, “la práctica regular de ejercicio mejora la salud física y mental, y ambas tienen una relación directa con nuestro interés y habilidad para disfrutar del sexo. El aumento de endorfinas que acompaña al ejercicio provoca, además, un incremento del bienestar y la autoestima. La gente que se siente infeliz consigo misma, con su cuerpo o su forma física, normalmente tienen una libido que se corresponde con sus sentimientos”.

Un estudio de la Universidad de Harvard en el que participaron 160 hombres y mujeres constató, por ejemplo,que aquellas personas que practicaban natación regularmente tenían una vida sexual a los 60 años comparable a los participantes de 40 que no hacían deporte. Otra investigación constató que la relación entre práctica de ejercicio regular y una dieta saludable incrementa en un 15% la testosterona en los hombres, una hormona cuyos bajos niveles están directamente relacionados con un bajo deseo sexual así como la disfunción eréctil.

Enero es a los gimnasios lo que agosto a los chiringuitos playeros. Tras las navidades, y con el turrón duro aún deshaciéndose en el estómago, parece necesario hacer un poco de ejercicio; pero la mayor parte de personas abandonan las buenas intenciones pasadas unas semanas.

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