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Por esto ofrecen empleos de baja cualificación a titulados, y es un negocio
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QUÉ OCURRE CUANDO SOBRAN UNIVERSITARIOS

Por esto ofrecen empleos de baja cualificación a titulados, y es un negocio

Muchos estudiantes y poco trabajo "de lo suyo". Ante tal situación, el mercado laboral tiene que buscar una salida que solucione el problema. Y parece ser que la ha encontrado

Foto: El mundo laboral se aprovecha de la cantidad de licenciados que la universidad produce. (iStock)
El mundo laboral se aprovecha de la cantidad de licenciados que la universidad produce. (iStock)

Vivimos en uno de los momentos más peculiares de la historia del trabajo. Nunca antes había existido un porcentaje mayor de población con estudios universitarios, al menos en los países desarrollados, y nunca estos habían tenido más problemas para entrar en el mercado laboral. Incluso en caso de hacerlo –la tasa de paro entre licenciados sigue siendo inferior a la de aquellos que no disponen de estudios superiores– es muy probable que este no sea ni en su sector ni en un puesto acorde a su formación.

Lo explicábamos en un reciente artículo que analizaba qué ocurre cuando un país tiene demasiados universitarios: las consecuencias más claras son la sobrecualificación y el subempleo, que se parecen pero no son lo mismo. Por un lado, el trabajador ha de conformarse con puestos que no corresponden –en teoría– a su categoría. Por el otro, la empresa dispone de trabajadores cuya formación está desaprovechada; algo que, en ocasiones, provoca la paradójica situación de que los licenciados oculten su formación ante el potencial empleador si aspiran a un trabajo de inferior categoría, ya que ello les resta puntos frente a otros candidatos, como sugería un estudio realizado por Adecco en 2011.

Según los datos de la Clasificación Nacional de ocupación de 2011, en ninguna comunidad española el número de sobrecualificados baja del 50%, y el nivel de subempleados –que trabajan menos horas–, del 23%. Pero hay países donde esta situación es mucho peor, como ocurre con Inglaterra. Según un informe que acaba de ser publicado, hasta un 58.8% de los graduados están empleados en trabajos para los que no habrían necesitado dicha formación. España, según los datos proporcionados por el Instituto Certificado de Personal y Desarrollo (CIPD), se encuentra en un 38%, por encima de países como Bélgica, Dinamarca, Finlandia o Francia pero debajo de Polonia, Grecia y, sobre todo, Estonia, la “campeona” con un 87,2% de universitarios en trabajos de menor categoría.

Hagan sitio, que cabemos

Cuando un mercado laboral vive en tal desequilibrio, es probable que tarde o temprano termine moviéndose para aprovecharse de la situación. Algunas de las consecuencias de tener un gran número de trabajadores sobrecualificados son obvias: la más evidente, que las empresas puedan permitirse pedir una formación muy superior o una experiencia mucho más larga a sus potenciales candidatos. La competencia es mucho más feroz y, por lo tanto, el listón para entrar en cada puesto se alza.

Hace un par de años sabíamos que una franquicia de McDonalds en Estados Unidos había publicado una oferta pública en la que se exigía la posesión de una carrera y dos años de experiencia para obtener el puesto de dependiente. Se trata tan sólo de una anécdota, pero da buena idea de lo que ocurre cuando tienes a grandes masas de licenciados buscando empleo y rebajando sus aspiraciones a nivel de sueldo y de posición.

Un artículo publicado en The Conversation diagnostica una alternativa simétrica a dicha situación: que, debido a la peculiar situación de la oferta y demanda de trabajadores, existen ocupaciones que hasta entonces se habían considerado como no cualificadas y que ahora acomodan a estos graduados ofreciéndoles más responsabilidades e independencia. En definitiva, se trata de “actualizar” (upgrade) viejos puestos para incorporar en ellos a los licenciados.

Tuneando los trabajos del pasado

Entre estos trabajos se encuentran los gerentes de servicios de salud, las profesiones relacionadas con la seguridad (como los policías), los profesionales de prestaciones sociales (como los trabajadores sociales), profesionales de negocios y finanzas y, sobre todo, los profesionales de los medios de comunicación (radio, televisión, prensa). El artículo explica que estas profesiones habían incorporado tradicionalmente a los no graduados, pero en los últimos años han abierto las puertas a los licenciados para ocupar puestos de responsabilidad, asumiendo un mayor número de funciones y permitiéndolos una mayor autonomía.

Frente a a ellas, otros trabajos simplemente han visto cómo los licenciados se incorporaban a dichos puestos sin que estos cambiasen sensiblemente. Es el caso de los comerciales, los técnicos financieros o los profesionales del mundo de medicina.

Los licenciados han ocupado puestos que hasta ahora habían estado en manos de no cualificados y se han adaptado para sacar más partido a los empleados

Como señala el artículo en referencia a una investigación realizada por profesores de la universidad de Warwick, hace 20 años sólo una cuarta parte de los profesionales en puestos técnicos, asociados y de gestión eran graduados, un porcentaje que ha aumentado casi hasta el 50% en el año 2014. En otras palabras, los licenciados han ocupado puestos que hasta entonces habían estado en manos de profesionales no cualificados y que se han adaptado para sacar más partido a los trabajadores, probablemente a costa de aquellos que no disponen de estudios superiores, que corren el riesgo de ser expulsados del mercado laboral.

Como aseguraba un reciente informe publicado por la Fundación BBVA, siete de cada diez nuevos puestos de trabajo serán de alta cualificación y casi el 60% de las oportunidades de empleo que se generen hasta 2025 estarán destinadas a personas con educación universitaria o formación profesional superior. No se trata tanto de que los viejos trabajos de gestión e intermedios dejen de existir como que las exigencias profesionales asociadas a estos aumentan... A un coste muy similar con el que se contrataba anteriormente a los no cualificados. Algo que parece matar dos pájaros de un tiro: por una parte, el licenciado consigue trabajo más cercano aparentemente a su categoría y, por otra, la empresa obtiene un mayor beneficio de ese empleado cualificado, que está dispuesto a aceptar más responsabilidades al mismo precio que el no cualificado.

Vivimos en uno de los momentos más peculiares de la historia del trabajo. Nunca antes había existido un porcentaje mayor de población con estudios universitarios, al menos en los países desarrollados, y nunca estos habían tenido más problemas para entrar en el mercado laboral. Incluso en caso de hacerlo –la tasa de paro entre licenciados sigue siendo inferior a la de aquellos que no disponen de estudios superiores– es muy probable que este no sea ni en su sector ni en un puesto acorde a su formación.

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