La última hamburguesa McDonald's que se vendió en Islandia, 1928 días después

El 31 de octubre de 2009 cerró el último McDonald's de Islandia. Como informó en su día Cotizalia, el propietario de la concesión de la famosa cadena de hamburgueserías decidió abandonar el negocio debido a la pérdida de valor de la corona islandesa, que se desplomó tras el crack de 2008.

Pero antes de que cerrarán sus puertas los únicos tres McDonald's de la isla –situados todos ellos en Reikiavik– Hjörtur Smárason compró una hamburguesa no para despedirse de su inigualable sabor, sino para conservarla en su embalaje original bajo un recipiente estanco. En definitiva, para convertirla en una pieza de museo.

Hasta el pasado año la última hamburguesa McDonald's de Islandia estuvo expuesta en el museo nacional del país y ahora puede verse en un albergue de la capital, el Bus Hostel Reykjavik, que conserva el bocado como atracción turística.

El estado de la hamburguesa puede observarse en todo momento, y desde cualquier lugar, gracias a una webcam que transmite en directo su proceso de putrefacción. El sándwich tiene ya 1.928 días, pero lo cierto es que su aspecto es, incluso, apetecible.

El hecho de que las hamburguesas de McDonald's aguanten tanto tiempo sin mostrar claros signos de descomposición ha sido fruto de numerosas leyendas populares y todo tipo de teorías. La realidad, como siempre, es más prosaica. Según el profesor asistente de Ciencias de la Alimentación de la Universidad del Estado de Wayne Yafan Zhang el responsable de este excepcional estado de conservación es el propanoato de calcio, un conservante que se utiliza en la bollería y la panadería, las carnes procesadas y algunos lácteos.

La excepción que confirma la regla

La famosa cadena de comida rápida tiene restaurantes en 118 países de todo el mundo. El último país en que se instaló McDonald's fue Vietnam y este año la compañía planea abrir sus primeros restaurantes en Tunez y Kazajistán. Pero hay territorios que todavía se resisten.

El caso de Islandia es excepcional ya que, exceptuando el Vaticano, es el único país de Europa en el que no hay McDonald's.

Antes de que estallara la crisis un Big Mac se vendía en Reikiavik por 650 coronas (5,29 dólares), un precio de por sí bastante elevado, ya que McDonald's obligaba a los propietarios de la concesionaria a importar todos los productos que se servían en los tres restaurantes de la capital islandesa. Pero tras la depreciación de la corona, el precio que había que ponerle a la hamburguesa para obtener una ganancia razonable eran 780 coronas (6,36 dólares). Eso habría convertido al Big Mac islandés en el más caro del mundo, un nivel que actualmente comparten Suiza y Noruega.

Los tres antiguos McDonalds de Reikiavik siguen abiertos, pero ahora bajo el nombre de Metro, una cadena que ofrece productos similares, pero de origen local.

Islandia no es el único país que ha dado el portazo a la famosa cadena de comida rápida. Los intentos de expansión del restaurante han fracasado en Bermudas, Barbados, Bolivia, Jamaica, Montenegro y Macedonia, países en los que McDonald's no ha sido capaz de vender lo suficiente. Sí, todavía hay gente que se resiste a los adictivos sabores del Big Mac. Su salud se lo agradecerá.