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Los cinco hábitos que hacen que una familia funcione (y sea feliz)
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GUÍA BÁSICA PARA PADRES

Los cinco hábitos que hacen que una familia funcione (y sea feliz)

Si cada persona es un mundo, las familias son un universo, con la complejidad añadida de que los planetas no se alinean implantar rutinas

Foto: Hay que procurar pasar el mayor tiempo posible en familia para fortalecer los lazos. (Corbis)
Hay que procurar pasar el mayor tiempo posible en familia para fortalecer los lazos. (Corbis)

Si cada persona es un mundo, las familias son un universo, con la complejidad añadida de que los planetas no se alinean sin llevar a cabo un duro y complejo esfuerzo. El bienestar de cada miembro de la familia depende del conjunto, un difícil pero alcanzable equilibrio sobre el que ha teorizado el psicólogo y divulgador norteamericano Bruce Foile en su último ensayo, Los secretos de las familias felices (William Morrow). Una suerte de guía para padres en la que aporta consejos sobre cómo fortalecer los lazos y enfocar de manera novedosa las dinámicas propias del día a día.

¿Cuál es la mejor forma de pasar unas buenas vacaciones de familia? ¿Y de pasar juntos una tarde de domingo? ¿Cómo y cuándo se debe hablar sobre la sexualidad a los hijos? La vida familiar es una montaña rusa, con sus momentos de alegría y tristeza, sus satisfacciones y disgustos, así como sus recompensas y problemas. Para que lo positivo predomine sobre lo negativo, las enseñanzas de Foile han sido resumidas en Time por el coach Eric Barker en cinco puntos, a modo de mandamientos, cuya aplicación es extensible a cualquier familia. Compartir, discutir, pasar tiempo juntos y ayudarse mutuamente son los tres pilares sobre los que se asientan estas enseñanzas. Todo ello aderezado de ganas para implantar estos positivos hábitos, lo cual sólo se conseguirá a base de esfuerzo y constancia.

Repensar, todos juntos, qué se espera de la familia y cuáles son sus valores

Dialogar, dialogar y dialogar. Para el autor de Los secretos de las familias felices es imprescindible dedicar tiempo a sentarse a conversar sobre lo que significa para cada uno formar parte de la familia, y cuáles son los valores sobre los que debe asentarse esta. Para explicarlo, Foile recurre a la jerga empresarial, y compara este paso con el desarrollo de los principios básicos de una estrategia empresarial. Esto es, identificar o consensuar una serie de valores centrales que guiarán buena parte de las decisiones que se tomen en común. Nunca es tarde para dar este paso, que servirá para resituar las metas familiares, que en ocasiones suelen olvidarse o subestimarse en privilegio de las metas personales o profesionales de cada uno.

Contar a la pareja y a los hijos la historia familiar

Una de las investigaciones citadas por Foile en su ensayo llegó a la conclusión de que cuanto más y mejor conozca la historia de su familia mejor autoestima tendrá, así como una mayor realización personal. Según los resultados, el factor que más afecta al bienestar emocional de los niños son las conversaciones con sus padres sobre la familia, pero no sólo descubriendo anécdotas o datos, sino los problemas que tuvieron que afrontar y la forma en cómo los resolvieron. De hecho, añade el especialista, esto último es la clave porque ofrece modelos de conducta al pequeño, que interiorizará la forma en la que poner en práctica los valores familiares.

Reuniones familiares todas las semanas

Con veinte minutos es suficiente, pero reunir a todos los miembros de la familia una vez a la semana es crucial para alcanzar la felicidad familiar, según asegura Foile, poniendo como ejemplo su experiencia propia. “Nosotros lo que hacemos, básicamente, es tratar de responder a tres preguntas concretas: ¿qué ha ido bien esta semana? ¿Cuáles han sido las mayores dificultades? ¿Qué retos queremos desarrollar de cara a la próxima semana?”. En base a esta última cuestión, “si los niños cumplen las metas se les podrá dar un premio, así como un pequeño castigo si no lo hacen", añade.

Resolver los problemas en cuanto estos se produzcan

La buena comunicación, como en las relaciones humanas en general, es un aspecto indisociable del bienestar. Sin embargo, las riñas cotidianas son inevitables, y la resolución de conflictos no es una tarea fácil. Para sortearlos de la mejor forma, el autor menciona tres pautas básicas.

La primera consiste en tratar de ser neutrales. Para ello, si se trata por ejemplo de una pelea entre hijos, será recomendable hablar con ellos por separado, lo que evitará reacciones negativas y aplacará la ira. En segundo lugar, es recomendable pedir a los niños que ofrezcan por sí mismos tres alternativas para solucionar el problema. En tercer y último lugar, hay que juntar a ambos hijos para discutir las soluciones planteadas y elegir una con la que se comprometan los dos.

Cenar siempre juntos

Varias de las investigaciones citadas en el libro llegan a la conclusión de que cenar en familia influencia la personalidad de los niños, pues es un momento ideal para hablar sobre el día, poner puntos en común y, en definitiva, estrechar los lazos familiares. Para sacar el máximo provecho a este momento, el psicólogo recomienda que se dé pie a que intervengan en la conversación los más pequeños o realizar juegos pedagógicos, como tratar de enseñarles una cosa nueva cada día.

Si cada persona es un mundo, las familias son un universo, con la complejidad añadida de que los planetas no se alinean sin llevar a cabo un duro y complejo esfuerzo. El bienestar de cada miembro de la familia depende del conjunto, un difícil pero alcanzable equilibrio sobre el que ha teorizado el psicólogo y divulgador norteamericano Bruce Foile en su último ensayo, Los secretos de las familias felices (William Morrow). Una suerte de guía para padres en la que aporta consejos sobre cómo fortalecer los lazos y enfocar de manera novedosa las dinámicas propias del día a día.

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