"El pan engorda": un falso mito cada vez más extendido
Se ha puesto de moda decir lo malo que es para nuestra saludo. El periodista Antonio Ortí explica en su libro Comer o no comer por qué esto es erróneo
Antonio Ortí publicó en el año 2000 el libro Leyendas urbanas en España. Trece años después ha publicado junto a la química Ana Palencia y la nutricionista Raquel Bernacer el libro Comer o no comer Falsedades y mitos de la alimentación (Planeta) en que explica 98 mitos relacionados con la alimentación que se han propagado por la sociedad y no totalmente ciertos o directamente falsos. En este artículo aparece un extracto del undécimo mito: El pan engorda.
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De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda decir que el pan engorda. En realidad, como afirma Abel Mariné, catedrático de nutrición y bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universitat de Barcelona, “todo alimento aporta energía: una lechuga, muy poca y la mantequilla, mucha. En ese sentido lo único que cuenta es la suma. Es decir, no hay alimentos buenos y malos, sino buenas y malas formas de combinarlos”.
Sin embargo, muchas personas culpabilizan al pan de todos los excesos que cometen en su día a día y dejan de comerlo cuando pretenden adelgazar. De hecho, no hay otro mito que disguste tanto a los expertos en nutrición, empezando por el propio Mariné, como que el pan engorda.
El pan es una buena fuente de vitaminas del grupo B y de minerales como el fósforo
Por poner las cosas en su sitio, cien gramos de pan aportan doscientas treinta calorías, cuando a lo largo del día una persona que lleva una vida sedentaria necesita entre dos mil y dos mil cuatrocientas. Es decir, se trata de una cantidad muy razonable, máxime teniendo en cuenta que en una alimentación equilibrada al menos del 50% de las calorías totales deben provenir de los hidratos de carbono.
En ese sentido, el pan aporta hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, siendo su componente más abundante el almidón. Además, suministra una cantidad muy interesante de proteínas de origen vegetal, y apenas contiene grasa. También es una buena fuente de vitaminas del grupo B y de minerales como el fósforo, el potasio y el magnesio.
Pese a ello, el mito de que los hidratos de carbono engordan y carecen de importancia nutritiva ha llevado a que su consumo diste mucho de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que aconseja consumir entre 275 y 375 gramos.
Según Mariné, el pan está injustamente tratado: nadie debería dejar de comer pan porque aporta una cantidad razonable de calorías y muchos hidratos de carbono, que son los nutrientes que deben predominar en nuestra dieta. En ese sentido, como decía el investigador y médico Francisco Grande Covián, las únicas calorías que no engordan son las que se quedan en el plato.
Cuántos tipos de pan hay
En España se comercializan más de trescientas variedades de pan. La más consumida es la tradicional barra o ‘pistola’ (como se conoce en Madrid). Otros panes que han hecho fortuna son la baguette francesa, la ciabatta o chapata italiana y el pa de pagès catalán.
También están el ‘cateto’ (una hogaza malagueña de miga muy compacta), el ‘señorito’ (una barrita individual de forma fálica) o el pan de Logrosán (ideal para preparar las migas extremeñas).
Antonio Ortí publicó en el año 2000 el libro Leyendas urbanas en España. Trece años después ha publicado junto a la química Ana Palencia y la nutricionista Raquel Bernacer el libro Comer o no comer Falsedades y mitos de la alimentación (Planeta) en que explica 98 mitos relacionados con la alimentación que se han propagado por la sociedad y no totalmente ciertos o directamente falsos. En este artículo aparece un extracto del undécimo mito: El pan engorda.