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El sexo en la edad madura: ahora es cuando empieza lo mejor
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NO HAY QUE TENER MIEDO A ENVEJECER

El sexo en la edad madura: ahora es cuando empieza lo mejor

Existe la creencia de que la libido disminuye a medida que nos hacemos mayores. Una falsa conclusión lanzada a la ligera, puesto que cada ciclo vital

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El sexo en la edad madura: ahora es cuando empieza lo mejor

Existe la creencia de que la libido disminuye a medida que nos hacemos mayores. Una falsa conclusión lanzada a la ligera, puesto que cada ciclo vital que vamos superando nos impone una forma diferente de vivir el deseo sexual que no es mejor ni peor, simplemente distinta. Es más, si a lo que satisfacción se refiere, la mayoría de sexólogos sostienen que la plenitud de las experiencias sexuales aparece a partir de los 40 años.

Cierto es que a partir de los 40 y 50 años las mujeres sufren una brusca bajada hormonal debido a la menopausia, mientras que en los hombres pueden aparecer las primeras muestras de disfunción eréctil. Sin embargo, se trata más de un problema psicológico que fisiológico, fomentado por la sociedad y los medios, porque si, por ejemplo, se tiene un gatillazo o falta de deseo, se le dará más importancia que si se tiene con 20 años. Por supuesto que la libido se dispara más durante la juventud, pero “se aprovecha peor”, como explica la sexóloga Catherine Blanc en su ensayo La sexualité des femme n'est pas celle des magazines.

El arte de envejecer sexualmente activos

Los estudios de Blanc llegan a la conclusión de que los 50 son la mejor edad para vivir las relaciones íntimas tanto porque se goza de una mayor experiencia, creatividad y libertad, como porque se priorizan los aspectos psicológicos sobre los físicos, más cercanos a la ternura y a la pasión propia del acto sexual. Basta poner como ejemplo que las nuevas relaciones que se inician a estas edades son mucho más intensas que aquellas de la juventud, aunque exista más reticencia de mostrar estos sentimientos en público.Las nuevas relaciones que se inician a estas edades son mucho más intensas que aquellas de la juventud

Saber envejecer es un arte, siempre y cuando se despejen los negativos mitos que rodean a esta cuestión, y para que sea así es imprescindible que el sexo nos siga acompañando durante dicho proceso. En ocasiones, los problemas y las dolencias hacen que el interés por el sexo decaiga, pero al igual que ocurre con el resto de las actividades que en la juventud nos motivaban y satisfacían. Si realmente se tienen ganas de disfrutar de la vida, el deseo sexual seguirá siendo un complemento, se tenga la edad que se tenga.

El freno de la crisis de identidad

Uno de los conflictos internos que más contribuyen a alejarse del sexo a medida que nos hacemos mayores tiene diferentes explicaciones psicológicas, dependiendo de si se trata de hombres o mujeres. En el caso de ellos suele ocurrir que la sexualidad se vive como una necesidad, por lo que tener menos deseo se percibe como una crisis de identidad de su masculinidad. Una circunstancia que genera ansiedad hasta el punto de bloquearse en la cama y preferir dejar el sexo de lado por miedo a dar muestras de falta de virilidad. Por ello, es imprescindible desprenderse de los prejuicios sobre la masculinidad.Tener menos deseo se percibe como una crisis de identidad de la masculinidad o feminidad

En el caso de las mujeres, este tipo de círculo vicioso surge tras la menopausia, porque psicológicamente se cree que al perder la capacidad de procrear también se pierde la feminidad que se suele asociar a las relaciones sexuales. Lo más importante, apunta la sexóloga, es “no dejar nunca de valorarse sexualmente”. De lo contrario, será más fácil que la disminución en la segregación de estrógenos venga acompañada de episodios depresivos y de una irritación constante.

La reinvención continua debe ser una constante en esta fase vital. Asimismo, hay que mantenerse al margen de los mitos falsamente construidos sobre la sexualidad para no adelantar psicológicamente los procesos biológicos. Estas edades son el momento para experimentar nuevos horizontes y ni el sentimiento de culpabilidad ni las irregularidades en la pulsión sexual deben ser un freno de las relaciones sentimentales.

Existe la creencia de que la libido disminuye a medida que nos hacemos mayores. Una falsa conclusión lanzada a la ligera, puesto que cada ciclo vital que vamos superando nos impone una forma diferente de vivir el deseo sexual que no es mejor ni peor, simplemente distinta. Es más, si a lo que satisfacción se refiere, la mayoría de sexólogos sostienen que la plenitud de las experiencias sexuales aparece a partir de los 40 años.

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