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Obama y McCain, en pie de guerra contra los gigantes farmacéuticos
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Obama y McCain, en pie de guerra contra los gigantes farmacéuticos

La crisis financiera por la que atraviesa EEUU ha hecho que la clase política norteamericana se haya decidido a tomar medidas al respecto. Y, según la

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Obama y McCain, en pie de guerra contra los gigantes farmacéuticos

La crisis financiera por la que atraviesa EEUU ha hecho que la clase política norteamericana se haya decidido a tomar medidas al respecto. Y, según la edición electrónica del Times, el primer objetivo serán los grandes laboratorios farmacéuticos (Pfizer, Merck y la británica GlaxoSmithKline). En las agendas de campaña de los candidatos presidenciales John McCain (por parte republicana) y Barack Obama (del lado demócrata) se encuentra como prioridad presentar batalla a estos gigantes farmacológicos.

Según la Organización mundial de la Salud (OMS) un ciudadano norteamericano gasta, por un mismo fármaco, el doble que un ciudadano británico. La causa es que la Administración norteamericana no negocia con los laboratorios el precio de los fármacos, ya que es el propio mercado el que establece ese valor. Desde las empresas farmacéuticas se defienden argumentando que esta libertad permite que los medicamentos nuevos lleguen con mayor agilidad al mercado. Esto es propio de Estados Unidos, donde los ciudadanos acceden al sistema sanitario por medio de la contratación de seguros médicos privados, sin olvidar que, de los 300 millones de personas que habitan el país, alrededor de 43 millones carecen de ningún tipo de seguro.

Esta situación ha propiciado que el candidato al despacho oval, Barack Obama, haya tomado la determinación no sólo de apoyar la importación de fármacos, sino también de querer negociar directamente con la industria el precio de éstos, de igual modo que lo hace el Sistema Nacional de Salud británico. Similar es el caso del candidato republicano John McCain, que también apoya la importación de fármacos.

La postura de este último ha hecho estremecerse a los magnates de la industria, quienes ya reconocen continuas pérdidas de beneficios anuales en Europa (Pfizer cayó desde Octubre de 2006 un 38% y Merck desde diciembre de 2007 un 40%) y que encuentran en el mercado norteamericano el único refugio donde seguir obteniendo beneficios.

Apuesta por los genéricos

El desarrollo de un nuevo fármaco lleva implícito un coste de investigación y desarrollo estimado en 800 millones de dólares, y el marco europeo está perdiendo fuerza con respecto a las instalaciones científicas estadounidenses, que han lanzado al mercado las dos terceras partes de los nuevos fármacos comercializados en el mundo durante los últimos cinco años.

Barack Obama hace especial hincapié en su programa electoral en torno a la reforma del sistema sanitario norteamericano. En uno de sus puntos, Obama aboga por extender el uso de medicamentos genéricos y prohibir que las grandes compañías farmacéuticas mantengan este tipo de medicamentos fuera del mercado. Este dato es especialmente significativo; y más aún, cuando en 2012 habrán expirado las patentes de los 40 medicamentos más vendidos del mundo.

De entre todos ellos destaca el caso de Lipitor, el fármaco más vendido de la historia, propiedad de la empresa Pfizer. En 2011, expira la patente de este medicamento, cuyo principio activo es la atorvastatina, y que es empleado para reducir los niveles de colesterol.

La crisis financiera por la que atraviesa EEUU ha hecho que la clase política norteamericana se haya decidido a tomar medidas al respecto. Y, según la edición electrónica del Times, el primer objetivo serán los grandes laboratorios farmacéuticos (Pfizer, Merck y la británica GlaxoSmithKline). En las agendas de campaña de los candidatos presidenciales John McCain (por parte republicana) y Barack Obama (del lado demócrata) se encuentra como prioridad presentar batalla a estos gigantes farmacológicos.

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