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Probamos la Yi M1: la primera cámara 'low cost' de Xiaomi es una decepción
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cuesta menos de 200 euros

Probamos la Yi M1: la primera cámara 'low cost' de Xiaomi es una decepción

Con objetivos intercambiables MTF, es una alternativa interesante por su buena relación calidad-precio. Pero los resultados que ofrece son mejorables.

Foto: (Zigor Aldama)
(Zigor Aldama)

El ecosistema de Xiaomi se expande hacia el infinito gracias al universo de empresas asociadas que desarrollan y fabrican todo tipo de aparatos ‘inteligentes’. Desde un robot aspirador, hasta una olla para cocer arroz de mil formas diferentes. El objetivo es integrarlos en la plataforma de la marca china para crear el hogar del futuro y dar sentido a la todavía nebulosa idea del ‘internet de las cosas’.

Foto: El Xiaomi Mix: el 91% es todo pantalla. (Foto: Zigor Aldama)

En ese encomiable empeño, la especialista en imagen Xiaoyi se estrenó hace ya algo más de un año con el lanzamiento de una cámara de videovigilancia casera y, un poco después, plantó cara a las Hero de GoPro con el estreno de una cámara de acción, la Yi 4K, que cuesta menos de 200 euros. Ahora, el salto es mucho mayor, porque la Yi M1 es la primera cámara —sin espejo— de objetivos intercambiables que fabrica para tratar de tú a grandes multinacionales de una industria en la que aparentemente no hay hueco para nuevos nombres.

Sobre el papel, la M1 es muy atractiva. Monta un sensor Sony IMX269 —MTF, micro cuatro tercios— de 20 megapíxeles que graba vídeo hasta en calidad 4K —a 30 fps como máximo—, crea archivos RAW, incorpora una pantalla táctil HD de 3 pulgadas, pesa sólo 280 gramos, y, sobre todo, asegura ser la cámara con mejor conectividad del mercado. Cuenta además con dos tipos de objetivo: un zoom 12-40mm —equivalente a un 24-80 en las cámaras ‘full frame’— con una luminosidad estándar de f3.5 a 5.6, y una lente fija de 42,5 milímetros —equivalente a un 85mm tradicional— con una luminosidad mucho mayor —f1.8—. Además, gracias al sistema MTF que adopta, la cámara es compatible con más de 50 objetivos fabricados por otras marcas.

La Yi M1 es la primera cámara —sin espejo— de objetivos intercambiables que Xiaomi fabrica para tratar de tú a las grandes multinacionales

Y no hay duda de que el precio es uno de sus mayores atractivos. Porque la Yi M1 cuesta menos de 400 euros con el zoom, y también se puede conseguir en un ‘pack’ que incluye ambas lentes por menos de 500 euros. En Teknautas hemos probado la cámara únicamente con el zoom, que es un objetivo más práctico en la mayoría de situaciones pero que también ofrece una menor calidad de imagen y resulta bastante voluminoso.

Hemos comparado los resultados con los que ofrece la Sony RX100 Mark III, que cuesta aproximadamente el doble aunque no es de objetivos intercambiables, para determinar si realmente la relación calidad-precio es tan buena como afirma la empresa asociada a Xiaomi. Habrá quien opine que la comparación se debería hacer con un aparato más barato para jugar en igualdad de condiciones, pero, teniendo en cuenta que la garantía es de solo un año y que se sirve desde China, creemos que la relación calidad-precio resulta vital para decantarse por ella.

La primera impresión, sin duda, es agridulce. Por un lado, la Yi M1 es una cámara bonita —nosotros hemos probado la plateada, aunque existe otra negra—. Da el pego y aparenta gran calidad. No obstante, esa apreciación visual se desmorona en cuanto entra en escena el tacto. El cuerpo, fabricado íntegramente en plástico, es liviano pero da la sensación de ser poco sólido. De hecho, en algún momento incluso parece una cámara de juguete, y en la empuñadora de caucho se adhieren rápidamente infinidad de partículas de polvo.

Claro que poco importa todo esto si toma buenas fotografías. Hay que reconocer que está en desventaja con la Sony porque monta un objetivo de menor calidad, y eso se nota sobre todo en las tomas con poca luz. Mientras la cámara japonesa puede echar mano de una lente más luminosa, la china se ve obligada a forzar la sensibilidad y aumentar el ISO —opera hasta 25.600, pero a partir de 6.400 se llenan de ‘ruido’—, algo que luego repercute en la calidad de la imagen. Más adelante se pueden comparar las imágenes tomadas con ambas cámaras en las mismas situaciones. No obstante, en condiciones de buena luz, utilizando en modo manual la misma configuración, la M1 es un rival muy decente. En programa automático, sin embargo, las mediciones de Sony resultan un poco más satisfactorias.

En condiciones de poca luz, la óptica de la Yi M1 palidece frente a la experiencia de Sony, como se puede ver bajo estas líneas.

Eso sí, la M1 cuenta con algunas ventajas que se deben tener en consideración. La primera es la pantalla táctil. La resolución y la calidad de la imagen no son comparables a las de la Sony —y tampoco a las de cámaras compactas de Fuji—, pero el hecho de que se puedan elegir los menús tocando sobre ella es algo que, en la era de los ‘smartphones’, muchos agradecerán.

También se puede elegir así el punto de enfoque entre los 50 de la cámara, y lo mismo sucede a la hora de ver y de pasar las imágenes, o de borrarlas. Además, aunque esto es para gustos, que el disparador de foto y de vídeo estén situados en una ubicación muy similar resulta práctico, aunque también es más fácil meter la pata y apretar el que no se buscaba.

Por otro lado, las diferentes opciones de los menús son fáciles de utilizar, y el manejo es muy sencillo. Es más, incluye incluso una guía para hacer mejores fotos y plantillas que se superponen en la pantalla a la hora de disparar para encuadrar bien la toma. Así, por ejemplo, en modo retrato aparece una silueta recortada en negro para que el usuario coloque ahí al sujeto fotografiado y obtenga un mejor resultado. Es una función que también demuestra el público al que va dirigido: el ‘amateur’.

La Yi M1 viene equipada con bluetooth y wifi, pero no con chip NFC como la Sony, y dispone de una interesante aplicación para el móvil que permite ver y descargar las imágenes de la cámara en el ‘smartphone’. Es algo que facilita compartirlas en redes sociales o subirlas directamente a la nube, pero se echa de menos que sirva también para controlarla por control remoto y es evidente que todavía requiere de un mayor desarrollo.

La Yi M1 es un buen primer intento. La relación calidad-precio es interesante, pero no está al nivel al que nos tiene acostumbrados Xiaomi

Así, en condiciones normales de uso, la M1 logra resultados notables. Pero hay aspectos en los que resulta mejorable. Por ejemplo, aunque funciona correctamente, el enfoque podría ser más rápido y preciso, sobre todo con poca luz. La batería de 900 mAh ofrece hasta 360 disparos que se antojan pocos, y la sincronización con el flash —externo, porque la M1 no incorpora uno— es decepcionante porque no funciona el sistema automático TTL (probado con un Nikon SB-800). Por último, a quienes utilizamos cámaras convencionales con diversos diales nos cuesta adaptarnos al sistema táctil. En el lado más positivo, sorprenden las ráfagas de fotos de hasta cinco por segundo, y la calidad de la imagen es muy buena en algunas ocasiones.

Teniendo en cuenta todos los factores, cuesta dictar un veredicto rotundo sobre la M1. Sin duda, se trata de un buen primer intento que debe explotar todo su potencial en siguientes generaciones. La relación calidad-precio es interesante, pero no está al nivel al que nos tiene acostumbrados Xiaomi. Los usuarios más avanzados le verán demasiadas pegas, y es posible que los aficionados la consideren excesivamente voluminosa.

En cualquier caso, es de agradecer que el ecosistema chino haya decidido atacar el sector de cámaras fotográficas, porque es muy probable que no tarde en ofrecer una alternativa que haga sudar al resto de marcas. De momento, la Yi M1 obtiene resultados decentes pero no espectaculares. Puede ser una buena opción para quienes quieran un acceso rápido a las redes sociales allá donde estén sin gastar una millonada, pero habrá que esperar un poco más para que resulte apetecible a todos los usuarios.

El ecosistema de Xiaomi se expande hacia el infinito gracias al universo de empresas asociadas que desarrollan y fabrican todo tipo de aparatos ‘inteligentes’. Desde un robot aspirador, hasta una olla para cocer arroz de mil formas diferentes. El objetivo es integrarlos en la plataforma de la marca china para crear el hogar del futuro y dar sentido a la todavía nebulosa idea del ‘internet de las cosas’.

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