iOS 7 está gráficamente mal diseñado

El pasado 10 de junio Apple presentó su sistema operativo iOS 7. La nueva plataforma móvil, que de momento está solo en beta disponible para desarrolladores, es, de largo, la actualización más importante de los de Cupertino.

La misma semana que apareció en público tuve ocasión de probarlo y he de reconocer que está a años luz del pesado diseño de iOS 6. No sólo cuenta con una interfaz de usuario (IU) completamente diferente, más limpia y con imágenes translúcidas, sino que además ofrece novedades como Control Center, una multitarea real, AirDrop y mejoras en las apps Fotos, Safari y el Centro de Notificaciones, entre otras muchas.

Hasta hace solo unos meses, todo lo que tenía que ver en Apple con la IU corría a cuenta de Scott Forstall. Tras su marcha, su lugar lo ocupó Jonathan Ive, que desde entonces ha estado en el punto de mira de los medios y la crítica especializada. El diseñador británico lo tenía complicado porque el listón dejado por Forstall era muy alto. Sin embargo, casi un mes después se puede decir que el nuevo SO ha convencido a propios y extraños y eso que solo está en fase beta. Pero hay algo que no ha terminado de convencer a un público un tanto especial: la comunidad de diseñadores. Precisamente, el supuesto punto fuerte de Ive.

Hablar del diseño de iOS 7 (y de cualquier otro producto), es como hacerlo de la muerte de Kennedy o de la mejor forma de preparar un Dry Martini: existen infinidad de versiones y cada uno tiene la suya favorita. Pero en esto, como en todo, existen una serie de cánones y principios a seguir. Algo que, en algunos aspectos, Apple parece haberse pasado por el forro.

El primero que me hizo caer en esto mismo fue Víctor Palau, de Gráffica, que tras unos días analizando la nueva cara del SO de los de Cupertino se dio cuenta de que estaba compuesto por infinidad de estilos y criterios. Pero no ha sido el único. Hace unos días y con motivo de la última presentación de Samsung, estuve en Londres y tuve la oportunidad de hablar con un diseñador del estudio inglés inq. "Es como si hubiesen contratado a 40 diseñadores y cada uno hubiese hecho lo que le diese la gana". Me dijo nada más preguntarle en una charla informal sobre el nuevo diseño de Apple. Y no les falta razón.

Si uno se fija en algunos de los iconos puede apreciar que los degradados de fondo aparecen invertidos, transmitiendo una sensación de ruptura, división y distanciamiento. Otros directamente no transmiten nada o en el mejor de los casos son confusos como por ejemplo el Newsstand o el Game Center, que está formado por cuatro bolas de colores. Contacts sí se entiende, pero al igual que Safari no parece de la misma familia que el resto.

"Es como si Apple luchase por abandonar la estética anterior de su iOS 6 pero a la vez quisiera dar un paso hacia las tendencias marcadas por Microsoft y Google. Lo que ha conseguido es que el aspecto del nuevo iOS parezca viejo antes de salir. Es Flat pero no del todo. Hay degradados y brillos, pero menos que antes", me explicó Palau al respecto.

No es lo más grave de iOS 7. Nada más encender un dispositivo de Apple con esta plataforma, el usuario se encuentra con una pantalla de desbloqueo. La pesada barra de iOS 6 ya no está. Su lugar lo ocupa otra que ahora es translúcida, con un diseño mucho más bonito. Visualmente es mucho más atractiva, pero tiene un inconveniente: a algunos usuarios les costará distinguirla si tienen un fondo demasiado claro. Sucede lo mismo con el icono de la cámara de fotos ubicado en el extremo inferior derecho. A mi me costó verlo la primera vez que lo utilicé.

Algo parecido ocurre con el nuevo panel de controles, que en ocasiones cuesta distinguir cuándo alguna utilidad está encendida o apagada, como por ejemplo el Wifi, Modo avión o Bluetooth.

Jobs pensaba que uno de los mayores peligros a los que se enfrentan las compañías consolidadas es al estancamiento. "La mente humana se estanca en maneras fijas de contemplar el mundo", declaró en una entrevista que le hicieron en 1995 para el proyecto de historia oral del Smithsonian Institution. Hubo un momento en el que Apple marcó el camino a seguir para el resto de tecnológicas en muchos aspectos, y uno de ellos fue el diseño del SO.

Actualmente, Windows Phone se caracteriza por su extrema sencillez y su diseño pobre (algo que adoran los developers porque lo pueden hacer ellos solos en CSS sin la ayuda de un diseñador). Pero tiene su estilo propio. Exactamente igual que Google. 

El sistema operativo de los de Mountain View cuenta con un diseño plano con ciertos detalles, sombreados y colores que lo caracteriza e identifica muy bien. No utiliza prácticamente degradados y su diseño es muy sutil. Es fácil de implementar, los developers no se tienen que romper la cabeza a la hora de crear un simple botón y consigue un buen equilibrio entre lo funcional y lo estético.

Hasta iOS 7, el diseño del sistema operativo de Apple había marcado la diferencia con sus competidores. Todas las compañías han mirado siempre de reojo a Cupertino y en muchos aspectos incluso les han imitado. iOS 7 por contra, hereda algunos principios básicos de sus dos grandes competidores. Ya no innova. Copia. Pero a diferencia de Palau, yo no creo que esto sea malo, siempre y cuando se aporten nuevas cosas. El problema es que al acercar los estilos, los de Cupetino están perdiendo su mayor valor: el diseño. Y lo que es peor, se están estancando.