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En España, una sola firma controla la Tercera Revolución Industrial
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LA FÁBRICA DE PRODINTEC DOMINA LA IMPRESIÓN 3D

En España, una sola firma controla la Tercera Revolución Industrial

La impresión 3D ha abierto un nuevo nicho informativo gracias a ganchos de la actualidad como la primera pistola o el primer coche impresos en 3D. Son síntomas de un

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En España, una sola firma controla la Tercera Revolución Industrial

La impresión 3D ha abierto un nuevo nicho informativo gracias a ganchos de la actualidad como la primera pistola o el primer coche impresos en 3D. Son síntomas de un fenómeno mayor. También porque los precios se están democratizando, y cada vez es más barato hacerse con un dispositivo de sobremesa. Sin embargo, la fabricación aditiva -madre de la impresión 3D- es un concepto con cierto recorrido, y los expertos llevan años bautizando los nuevos modelos de producción como la próxima revolución industrial. 

Pero una transformación tan radical del sistema, como la que en su momento propiciaron el ferrocarril o la máquina de vapor, es improbable que pueda ocurrir solo en los hogares o en los prototipos, a pesar de las cifras apabullantes del sector de las impresoras: desde 2008 a 2011, creció un 346% de media cada año, y en 2012 un 46%. Como sucede con los nuevos nanomateriales, todos ellos pendientes de llegar al gran consumo con bajos costes de producción, para hablar de revolución parece imprescindible que la impresión 3D llegue los grandes procesos industriales.

Esos cambios a gran escala ya se están produciendo, aunque de un modo silencioso, quizás por la prudencia de las empresas a la hora de publicitar estrategias en un campo donde el espionaje industrial está a la orden del día, y los archivos de impresión son fácilmente manejables. En ese sentido, multinacionales de la automoción, la aeronáutica o la medicina vienen invirtiendo desde hace años en máquinas de fabricación aditiva propias, para dar salida de forma independiente a producciones en serie de productos finales. 

Sin embargo, no todas las empresas están preparadas aún para la transformación total, y necesitan muchas horas de I+D+i. De momento, el 28% de los 2.204 mil millones dólares que generó el sector global de la fabricación aditiva en 2012 fueron invertidos en productos finales, no en prototipos.

En Estados Unidos, Obama aprobó en 2012 una inversión de 40 millones de euros dedicada a un programa de fabricación aditiva. Este mismo mes, Reino Unido anunció una línea similar de 15 millones de libras. Y en mayo, Asian Manufacturing Association (AMA) adquirió en China el compromiso de crear diez centros tecnológicos de impresión 3D con un apoyo de 30 millones de dólares.

De momento, según el último informe Wohlers, el 38% de las instalaciones de fabricación aditiva del mundo están en Japón, seguido de EEUU (9,7%), Alemania (9,4%) y China (8,7%). En total, existen 16 empresas de Europa, siete de China, cinco de EEUU y dos de Japón que fabriquen y vendan sistemas de fabricación aditiva para la industria. España, de momento no aparece en esa película. Hacen falta actores principales y más espectadores convencidos.

La impresión 3D ha abierto un nuevo nicho informativo gracias a ganchos de la actualidad como la primera pistola o el primer coche impresos en 3D. Son síntomas de un fenómeno mayor. También porque los precios se están democratizando, y cada vez es más barato hacerse con un dispositivo de sobremesa. Sin embargo, la fabricación aditiva -madre de la impresión 3D- es un concepto con cierto recorrido, y los expertos llevan años bautizando los nuevos modelos de producción como la próxima revolución industrial. 

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