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Emprendimiento por necesidad: crece en cantidad, pero no en calidad
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EL PARO EMPUJA A LOS EMPRENDEDORES

Emprendimiento por necesidad: crece en cantidad, pero no en calidad

En nuestro país (y en todos) tenemos dos tipos de emprendedores: los voluntarios y los forzosos. Seguramente en el segundo grupo podamos distinguir entre los que

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Emprendimiento por necesidad: crece en cantidad, pero no en calidad

En nuestro país (y en todos) tenemos dos tipos de emprendedores: los voluntarios y los forzosos. Seguramente en el segundo grupo podamos distinguir entre los que nunca pensaron en emprender y lo hicieron por obligación, y los que siempre tuvieron el gusanillo pero no acababan de lanzarse. En cualquier caso, los emprendedores forzosos están cobrando un papel cada vez más protagonista en el desarrollo de nuestra economía.

Así lo desvela el Informe GEM (Global Entrepeneurship Monitor), que acaba de presentar los resultados de su estudio de 2011. Las conclusiones nos llevan a ver que la tasa de actividad emprendedora en España aumentó un 34,8% en 2011 respecto a 2010. El perfil medio del emprendedor nos sitúa ante una media de edad en torno a los 38 y 39 años, con un aumento de participación de la mujer, los jóvenes y los mayores de 50 años.

Emprendimiento "de baja calidad"

Pese al aumento de la actividad emprendedora, parece que no todo son buenas noticias. Y es que, según el informe, este aumento se debe a la "necesidad de subsistencia" de muchos parados, "que invierten su subsidio de desempleo en abrir un negocio". Son las palabras del director del GEM en España, Ricardo Hernández, que asegura que este incremento "no se puede asociar a una recuperación del emprendimiento en términos de calidad".

Según Ricardo Hernández, el emprendimiento derivado de la necesidad no tiene las características de calidad que se asocian a la creación de empresas competitivas, unas características que pasan por "la inversión en innovación, la vocación de creación de empleo, internacionalización y rápido crecimiento". El culpable del aumento, como decimos, es el índice del desempleo, que "viene aumentando desde 2008 y este año ha alcanzado su valor máximo este año".

Emprendimiento naciente y sin impacto económico

El GEM 2011 establece dos procesos para la actividad emprendedora: la fase naciente y la fase de consolidación. Según la directora técnica de GEM España, Alicia Coduras, "casi un 57% de la actividad emprendedora en 2011 fue del primer tipo, lo que significa que más de la mitad del emprendimiento del pasado año todavía no está aportando los beneficios equiparables para la economía en términos de riqueza, empleo e innovación".

De hecho, el índice de actividad emprendedora total (TEA) que registró España en 2011 fue del 5,8%, un valor similar al de 2005, pero con un impacto económico que "no se puede equiparar al que habría tenido en un escenario de bonanza".

Aumento progresivo del emprendimiento forzoso

El emprendimiento forzoso no se ha producido sólo en 2011. Ya en 2010, el número de trabajadores que decidieron capitalizar y cobrar de una sola vez sus prestaciones para poner en marcha una actividad económica y darse de alta como autónomos aumentó un 8%, según un estudio de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA).

En concreto, de las 44.681 personas que capitalizaron su prestación por desempleo para constituirse como autónomos o socios de cooperativas o sociedades laborales durante el pasado año, 40.265 de ellas optaron por la figura del trabajador por cuenta propia. Asimismo, el importe líquido medio capitalizado por trabajador fue de 8.121 euros.

En nuestro país (y en todos) tenemos dos tipos de emprendedores: los voluntarios y los forzosos. Seguramente en el segundo grupo podamos distinguir entre los que nunca pensaron en emprender y lo hicieron por obligación, y los que siempre tuvieron el gusanillo pero no acababan de lanzarse. En cualquier caso, los emprendedores forzosos están cobrando un papel cada vez más protagonista en el desarrollo de nuestra economía.