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Haciendo negocios con los chavistas: "Hay una oportunidad de inversión en el sector energético"
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EL PAÍS ACUDE HOY A LAS URNAS PARA ELIGIR PRESIDENTE

Haciendo negocios con los chavistas: "Hay una oportunidad de inversión en el sector energético"

Día D en Venezuela. Tras la campaña electoral más corta de la historia del país, fuertemente marcada por la muerte de Hugo Chávez, 19 millones de

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Haciendo negocios con los chavistas: "Hay una oportunidad de inversión en el sector energético"

Día D en Venezuela. Tras la campaña electoral más corta de la historia del país, fuertemente marcada por la muerte de Hugo Chávez, 19 millones de venezolanos acuden hoy a las urnas para elegir al presidente que finalizará en 2019 el mandato que el comandante comenzó el 10 de enero. La pugna es cosa de dos: el delfín chavista, Nicolás Maduro, y el opositor Henrique Capriles Radonski, fundador del partido de centro derecha Primero Justicia y líder de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Hay otros seis candidatos en liza, pero los sondeos apenas les conceden importancia en intención de voto. 

Contra todo pronóstico, según sondeos de empresas de opinión la carrera es más incierta y ajustada que hace sólo un mes, cuando todo apuntaba a que Maduro, el exconductor de autobuses de 50 años al que Chávez nombró sucesor, ocuparía la presidencia. De producirse, la suya será una victoria amarga. Maduro no sólo carece del carisma y el liderazgo de su mentor, también deberá lidiar con el desastroso legado que dejó el líder bolivariano: una inflación galopante, una grave escasez energética y de bienes de primera necesidad, unas de las tasas de homicidios más altas del mundo y, sobre todo, un declive constante de la producción y las exportaciones de petróleo, la clave de la supervivencia del chavismo. El diario Washington Post resumía esta semana la tesitura en pocas palabras: “Probablemente ni el mismo Chávez podría haber mantenido la tolerancia de los pobres del país con la dura situación económica que se avecina. Y Maduro, seguramente, no lo logrará”.

Las políticas que el comandante impuso al sector petrolero dejaron huellas visibles hoy en día. Todo comenzó en 2001, cuando Chávez limitó la participación de compañías extranjeras al 49% del capital y endureció las condiciones fiscales, con la excepción del crudo extra pesado y el gas. Cinco años más tarde, en 2006, nacionalizó la exploración y producción de crudo, renegociando los contratos para imponer una participación mínima del 60%. Resultado: tras alcanzar Venezuela su pico de producción en 1998 (un año antes del ascenso de Chávez al poder) con 3,5 millones de barriles diarios, éste ha caído hasta los 2,5 millones, casi un 30%. Las exportaciones, por su parte, han pasado de 3 millones de barriles diarios en el año 2000 a apenas 1,7 millones en 2012

La conclusión, por lo tanto, es obvia: si el régimen quiere sobrevivir, necesita desesperadamente aumentar la producción y exportaciones de crudo, abrirse de nuevo a la inversión extranjera. Es en este punto donde, según analistas consultados por este diario y empresarios con experiencia en el país, podrían entrar en la ecuación las empresas españolas. Es evidente que hacer negocios con los chavistas en el poder no ha resultado fácil para las compañías foráneas. A las nacionalizaciones se sumaron la imposibilidad de pagar dividendos (que Telefónica, por ejemplo, padeció), las restricciones a movimientos de capitales, la inseguridad jurídica, las expropiaciones en sectores como el agrícola... Fuentes conocedoras de la situación que prefieren mantener el anonimato describen los obstáculos que han debido sortear: “Maduro arrasará, pero sólo quedan un par de años de chavismo. Y será la crisis económica la que provoque el colapso del régimen. Es indudable que Venezuela es un país petróleo-dependiente, y la ineficacia en la gestión ha ido avanzando. Venezuela era, hasta hace poco, un buen pagador. Pero, tras las expropiaciones, las restricciones a movimientos de capitales, que seguirán con Maduro, y la falta de confianza se han dado los primeros impagos a compañías extranjeras. No obstante, las empresas españolas tienen una oportunidad de inversión en el sector energético”.    

Otros analistas consideran que, sea cual sea el resultado de las elecciones, es imperativo para Venezuela atraer inversión extranjera. “Gane Maduro o Capriles, tiene que haber aperturismo. En el sector energético las inversiones y las exportaciones han caído de forma considerable. Gran parte de las ganancias se destinaron a proyectos sociales, por lo que hubo desinversión. El régimen tiene que abrirse a capital extranjero (…) La política gubernamental es sumamente intervencionista y las quejas del empresariado son justas, pero se dan ciertas condiciones para hacer buenos negocios. El riesgo de inversión es mayor, pero las posibilidades de ganancias también son mayores”, explica Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano, a El Confidencial.

¿Cuál ha sido, entonces, la experiencia de las empresas españolas en los últimos años? “Generalizar es complicado. La situación de Repsol, evidentemente, no es la misma que la de otras empresas. Hay algunas a las que la reciente devaluación les ha pillado en un caos total, tipo Telefónica, les ha afectado ante la dificultad de repatriar ganancias”, afirma Malamud.  

Un ‘halcón’ en la OPEP

El primer objetivo de Chávez tras alcanzar el poder fue reforzar la disciplina y el papel de la OPEP para revertir la bajada de precios que se vivía en aquella época. Con ese objetivo, organizó en 2000 la cumbre de Caracas, la primera en 25 años. La Venezuela chavista se convirtió, junto con Irán, en uno de los halcones de la organización. Necesitaba precios altos porque carecía de la capacidad para aumentar significativamente su producción. ¿Por qué? A diferencia de sus socios de la OPEP, sus problemas eran de inversión, no de reservas. Por otra parte, la muerte del líder bolivarino ha pasado prácticamente desapercibida en los mercados del petróleo. Tras un leve repunte inicial, los precios se mantuvieron en los niveles en lo que han venido fluctuando desde el pasado agosto (90 dólares por barril para el West Texas y 110 dólares para el Brent). “La falta de reacción de los mercados apunta a que éstos descartan cualquier cambio significativo en la política energética venezolana a corto plazo”, señala Gonzalo Escribano, investigador de Elcano, en un reciente informe

China es, actualmente, la gran beneficiada de la política chavista en relación al sector energético. "Se han tomado decisiones que han dañado al país, como la relación petrolera con China, una apuesta equivocada de la que Pekín está sacando mucho provecho", cuenta un empresario gallego que conoce a fondo la Venezuela chavista y que ejerce de abogado del diablo. "No estoy de acuerdo en cómo hacía las cosas, pero sí en que había que cambiar la situación. Chávez llegó al poder porque había una situación insostenible, de tremenda corrupción. Los Cisneros, los Capriles... el país estaba en manos de los grandes oligarcas. Y Chávez es producto de aquello. Mi visión como empresario es que el país ha avanzado mucho en materia de educación, de sanidad, de igualdad... Hay mucha gente de clase media que ha visto cómo mejoraban sus condiciones de vida, mientras que las de la clase baja han mejorado muchísimo. Sin embargo, su gran error fue el control del cambio. La economía buena es la que se regula a sí misma", zanja.    

Maduro y la estrategia del miedo 

En medio de una creciente crispación por el cruce de denuncias entre los dos bandos, el jueves culminó la campaña presidencial. El chavismo dirigido por Maduro reiteró en los últimos días todo tipo de denuncias sobre rocambolescos planes de sabotaje y asesinato mientras la oposición de Capriles denuncia falta de imparcialidad de las autoridades electorales y carga contra la estrategia del chavismo: propagar el miedo entre la población. 

Maduro parece dispuesto a no dejar nada al azar, una señal de que la lucha estaría más reñida de lo que nadie podía imaginarse. El candidato oficialista protagonizó el último día de campaña una jornada maratoniana en la que visitó los estados de Trujillo, Falcón y Lara, en la zona occidental del país, repitiendo a la población que se mantenga alerta y recordando que el viernes se cumplían once años del golpe de Estado que depuso durante 48 horas al comandante Chávez. “Se está preparando una emboscada contra Venezuela. Alerta todo el país”, dijo, sin dar ni un solo detalle.

Quien sí presentó documentos sobre una supuesta conspiración de la oposición para desconocer los resultados electorales fue el presidente de la Asamblea Nacional (AN-Parlamento) y primer vicepresidente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello. "Ellos (la MUD), sabedores de que van a perder, se prepararan para no reconocer el triunfo de Nicolás Maduro el próximo domingo", advirtió en el canal del Estado VTV.

Día D en Venezuela. Tras la campaña electoral más corta de la historia del país, fuertemente marcada por la muerte de Hugo Chávez, 19 millones de venezolanos acuden hoy a las urnas para elegir al presidente que finalizará en 2019 el mandato que el comandante comenzó el 10 de enero. La pugna es cosa de dos: el delfín chavista, Nicolás Maduro, y el opositor Henrique Capriles Radonski, fundador del partido de centro derecha Primero Justicia y líder de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Hay otros seis candidatos en liza, pero los sondeos apenas les conceden importancia en intención de voto.