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Un par de minutos para decir no a Rajoy
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VERSIÓN ALEMANA DEL SUPUESTO ENCUENTRO

Un par de minutos para decir no a Rajoy

Los franceses y bastantes altos cargos comunitarios ya hace tiempo que la apodaron Madame Non. Ahora sólo nos queda bautizarla en español como la recalcitrante Señora

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Un par de minutos para decir no a Rajoy

Los franceses y bastantes altos cargos comunitarios ya hace tiempo que la apodaron Madame Non. Ahora sólo nos queda bautizarla en español como la recalcitrante Señora No. Los elegantes cortes de manga a las últimas propuestas procedentes de Madrid hacen pensar que esa definición se ajusta como anillo al dedo a Angela Merkel, y que esto no le va a quitar el sueño en absoluto en los próximos meses. El discurso oficial alemán no admite correcciones en este año electoral, y menos impulsadas desde fuera y por parte de un primer ministro que no está cultivando tanto como debiera las relaciones personales y políticas con sus colegas de la UE.

Tal vez Mariano Rajoy veía en la cita de Chile de este fin de semana una oportunidad para charlar con Merkel antes de la cumbre bilateral que ambos celebrarán el lunes de la semana entrante en Berlín. Y tal vez, como aperitivo de un posible encuentro en el marco de la Cumbre UE-Latinoamérica-Países del Caribe, Rajoy invitó a la canciller a que Alemania, junto con otros países potentes, se implicara más en la revitalización de la Eurozona, instalada en la recesión desde el año pasado, con políticas de estímulo al crecimiento. Nadie sabe con seguridad  si la canciller se tomó bien o mal esa solicitud de Rajoy pero, viendo su agenda, un encuentro con el primer ministro español no parecía estar entre sus máximas prioridades.

Angela Merkel fue a Chile, sobre todo, a hacer negocios. Hacía 22 años que no visitaba este país, tan rico en recursos y tan sólido, y firmó un acuerdo bilateral con Sebastián Piñera sobre materias primas. Tuvo tiempo para comer con el presidente chileno y dos de sus ministros; desayunó con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos; se citó con Cristina Kirchner; estuvo cinco minutos con el presidente de México y hasta estrechó la mano, porque no lo pudo evitar, a Raúl Castro. Pero los portavoces de Merkel no han querido dar detalles a esta periodista acerca de cuánto duró el encuentro entre la canciller y el presidente del Gobierno ni qué temas abordaron, asegurando que se trataba de un acto no público.

Por el contrario, sí admiten que, en estos momentos, entre España y Alemania hay diferencias a la hora de cómo abordar la crisis económica y, sobre todo, sus consecuencias. Al mismo tiempo, afirman que esto no tiene que afectar a las relaciones bilaterales ni a la cumbre Rajoy-Merkel que tendrá lugar el día 4 de febrero en Berlín, y recuerdan que la canciller ha elogiado frecuentemente en los últimos meses los esfuerzos que está realizando España para poner en orden sus finanzas. Dan así a entender que, halagos diplomáticos aparte, las demandas de Madrid van a verse defraudadas, al menos a corto plazo, aunque una vez más, y, a modo de consuelo, afirman que desde ahora y hasta la cumbre europea de junio se buscarán medidas para estimular ese crecimiento que el Sur europeo tanto precisa. Ello puede ser una manera educada de echar balones fuera y de seguir a lo suyo.

Berlín no puede comprometerse con medidas de estímulo

Conviene tener en cuenta, sin embargo, que los Jefes de Estado y de Gobierno comunitarios se encuentran en puertas de unas negociaciones decisivas: las de los Presupuestos de la Unión Europea para los próximos siete años. Unas cifras que Alemania y otros socios ricos no quisieran ver aumentadas ni siquiera un 1%. En estas circunstancias, Alemania no quiere ni puede comprometerse a ningún tipo de medida de estímulo como las que reclama Rajoy, y se limita a recordar que está invitando a sus ciudadanos a que consuman más y a sus empresas para que hagan uso del mercado interno e importen más productos de los países socios y, especialmente, de los que atraviesan más dificultades.

La canciller respondía a Rajoy, en una rueda de prensa en Chile, en estos términos: “Creo que estamos contribuyendo también para tener una Eurozona robusta”. Al tiempo, recomendaba a Mariano Rajoy que hiciera lo mismo que ella ya había hecho con Piñera: que venda productos competitivos a esos mercados emergentes tan interesantes como son los de América Latina. Dicho en otras palabras, búsquese la solución en esta parte del mundo, porque de Eurolandia va a obtener más bien poco.

Los franceses y bastantes altos cargos comunitarios ya hace tiempo que la apodaron Madame Non. Ahora sólo nos queda bautizarla en español como la recalcitrante Señora No. Los elegantes cortes de manga a las últimas propuestas procedentes de Madrid hacen pensar que esa definición se ajusta como anillo al dedo a Angela Merkel, y que esto no le va a quitar el sueño en absoluto en los próximos meses. El discurso oficial alemán no admite correcciones en este año electoral, y menos impulsadas desde fuera y por parte de un primer ministro que no está cultivando tanto como debiera las relaciones personales y políticas con sus colegas de la UE.

Mariano Rajoy