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La hipocresía de Piñera y las mentiras del rescate de los mineros chilenos
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LA LEGISLACIÓN ES DE HACE UN SIGLO Y HA QUEDADO OBSOLETA

La hipocresía de Piñera y las mentiras del rescate de los mineros chilenos

Me llama un amigo mío chileno. Está enfadado y me espeta: ¿piensas decir algo acerca de la mina San José? Si me cuentas tu punto de

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La hipocresía de Piñera y las mentiras del rescate de los mineros chilenos

Me llama un amigo mío chileno. Está enfadado y me espeta: ¿piensas decir algo acerca de la mina San José? Si me cuentas tu punto de vista lo haré, le contesto. Va. Chile, comienza, es un país que ha avanzado mucho desde que se liberó del yugo de la oprobiosa dictadura de Pinochet, de la que afortunadamente pude salir al exilio con mi mujer y mi pequeño hijo, para salvar el pellejo, como tú muy bien sabes.

 

Ahora casi todos estamos orgullosos del rescate de los mineros. Pero muchos no se han dado cuenta de que ha habido tongo e hipocresía. Demasiados están henchidos de estúpido orgullo nacionalista como el de muchos tontos periféricos de España.

En primer lugar, el accidente que dejó atrapados a los 32 mineros chilenos y a uno boliviano fue por negligencia. Y los responsables más directos son los políticos, entre ellos el propio presidente Piñera. Porque la legislación minera chilena tiene un siglo de antigüedad y apenas ha sido actualizada. Y cuando se intentó hacerlo con el fin de incrementar la seguridad en las minas, el entonces senador Piñera, entre otros, se opuso. Confundiendo el libre mercado con la ley de la selva. Y favoreciendo la falta de ética y honestidad de algunos empresarios. Olvidando que la mejor tecnología que podemos aportar los chilenos es una gestión eficiente y segura de las minas. Es decir, educación, formación, cultura y concienciación para prevenir riesgos laborales.

Según he leído en algunos periódicos chilenos, el presidente ha declarado, para vergüenza ajena de muchos de nosotros: ''Ha sido maravillosa la operación, este milagro es como la presencia del mensaje de Cristo que dice ábrase la tierra y salgan los mineros”. Sin querer darse cuenta que ni Dios ni Cristo han tenido nada que ver en este embrollo felizmente finalizado. Es más bien gracias a la tecnología y el buen hacer de muchos, o sea, algo más humano que divino, que pudieron ser rescatados vivos.

Piñera también ha proclamado que el milagro ha sido debido a la tecnología chilena. Olvidando que lo más decisivo: las perforadoras y el asesoramiento de la NASA, entre otras cosas, son aportaciones y solidaridad extranjera. Tan solo las causas del accidente son exclusivamente chilenas.

Supervivientes, pero no héroes

También dicen que los mineros son héroes, olvidando que héroe es aquel que hace algo extraordinario, alguna hazaña digna de narrar, a menudo con menosprecio de la vida propia para favorecer la ajena. Ellos se encontraron en tal vicisitud sin buscarlo. Son supervivientes, pero no héroes. Ahora tienen la oportunidad de serlo si encabezan la lucha para reivindicar mejores condiciones de seguridad. Para conseguir que las autoridades y los empresarios pongan los medios para que las minas no se derrumben y así proteger a muchos compañeros en el futuro, en ese mismo lugar, o en cualquier otra mina hoy obsoleta. Quienes de verdad fueron héroes, porque arriesgaron sus vidas, fueron aquellos que bajaron a por ellos, sin estar bien seguros de si la cápsula y todo el dispositivo iban a funcionar correctamente.

Durante los hechos, el campamento minero me recordaba aquella escena de las apariciones de la virgen en la película La dolce vita de Fellini. Porque en los terrenos y aledaños de la mina se montó un circo que cada día iba creciendo de manera más estrambótica: familiares y compañeros de trabajo, hasta aquí perfecto. Pero también buscones de todo pelaje: vendedores ambulantes con sus tenderetes; magos y videntes; sacerdotes católicos y pastores protestantes, sectarios y proselitistas varios; pícaros y curiosos, por supuesto; periodistas nacionales e internacionales, en tromba; políticos en busca de reputación, esos nunca han de faltar; y hasta famosos y famosillos a la caza de su fugaz cuota de popularidad y sentida solidaridad.

Un circo donde los mineros eran lo de menos y cada uno iba a lo suyo: unos a ganar dinero; otros almas o votos; muchos buscaban su minuto de gloria y otros tantos que se les viese bien tristes y compungidos por la suerte de unas personas que no conocían de nada y que en el fondo nada les importaban. Y que dentro de algunas semanas habrán olvidado. Es bastante probable que estos acontecimientos sirvan en un futuro próximo para escribir libros y producir películas o documentales del género pícaro o bufo.

Mientras todo eso ocurría, nadie se acordó ni compadeció, nadie acudió a consolar a la familia y compañeros de Roberto Benítez Fernández, joven minero de 26 años que murió aplastado el pasado 15 de octubre, a 800 metros de profundidad, en la mina Botón de Oro de Petorca, en la región del Valparaíso. Ningún payaso del circo San José se arrugó ante la triste noticia. No se inmutaron ni acudieron los famosos y famosillos. Ni los politicones. Tan solo los de rigor para cumplir con el expediente. Periodistas los justos. Tampoco mercaderes a hacer caja con la víctima o sus allegados. Y menos todavía ninguna tropa de salvadores de almas pecadoras ni profetas para auxiliar y reconfortar a los familiares de la víctima.

Treinta y tres mineros muertos en lo que va de año

Lo peor es que este trabajador muerto era el segundo que se registraba en menos de dos semanas en una mina de la zona. El anterior (el circo tampoco se desplazó) ocurrió en el yacimiento de plata y plomo La Carlota, en la comuna de La Ligua donde, también a causa de un desprendimiento, falleció Carlos Cárdenas Pillampel, de 36 años. Según parece, muchas de ellas son minas antiguas donde las condiciones son, como mínimo, cuestionables.

En lo que va de año, 33 mineros han muerto en Chile. Este mismo lunes, una explosión de dinamita acababa con la vida de dos trabajadores y la pérdida del ojo izquierdo de otro en el yacimiento 'Los Reyes', situado cerca de la mina San José. Nadie se acuerda de ellos.

Para finalizar, me abochorna la falta de pudor por la gira triunfal por Europa del altivo presidente Piñera. Antes debió haber limpiado bien nuestra casa común llamada Chile e implantado de verdad la anhelada tecnología patria con el fin de seguir modernizando el país. Antes de salir a pasearse por Europa, sus asesores debieron haberle recordado que libre mercado y progreso no es equivalente a todo vale. Dando solución a asuntos tan sensibles como la seguridad de los trabajadores en las minas, la justicia para el pueblo mapuche, una sanidad mejor o la entrega de la ayuda prometida a las víctimas del terremoto del pasado mes de febrero. Ojalá que sus pares europeos se lo hayan recordado.

Amigo mío: misión cumplida.

Me llama un amigo mío chileno. Está enfadado y me espeta: ¿piensas decir algo acerca de la mina San José? Si me cuentas tu punto de vista lo haré, le contesto. Va. Chile, comienza, es un país que ha avanzado mucho desde que se liberó del yugo de la oprobiosa dictadura de Pinochet, de la que afortunadamente pude salir al exilio con mi mujer y mi pequeño hijo, para salvar el pellejo, como tú muy bien sabes.

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