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La queja más divertida jamás publicada
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La queja más divertida jamás publicada

Sr. Branson: ¿Qué he hecho para merecer esto?Sir Richard Branson, propietario del Grupo Virgin, recibió recientemente una carta en la que un pasajero le transmitía su

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La queja más divertida jamás publicada

Sr. Branson: ¿Qué he hecho para merecer esto?

Sir Richard Branson, propietario del Grupo Virgin, recibió recientemente una carta en la que un pasajero le transmitía su queja sobre el vuelo entre Bombay y Londres que había realizado el 7 de diciembre de 2008. La carta circula ahora en internet y empieza a ganarse la fama de la queja más divertida del mundo. Branson ha agradecido al pasajero su “construtiva e irónica” misiva.

“Querido Sr. Branson: Me encanta la marca Virgin, de verdad, por eso continúo utilizándola a pesar de una serie de desafortunados incidentes ocurridos en los últimos años. El último se lleva la palma”. Así comienza la carta del pasajero, en la que adjunta fotos, recogida de forma íntegra por el diario británico Telegraph. El pasajero supone que, al ver las fotos del menú que le sirvieron a bordo, “la brillante mente” de Branson se habrá hecho las mismas preguntas que le vinieron a él a la mente en “aquel desgraciado día”: “¿Qué es esto?, ¿qué me han dado?, ¿qué he hecho yo para merecer esto? Y, ¿cuál de ellos es el postre?”.

“Uno no llega a la posición que usted ha alcanzado, Richard, sin una mente dotada de un gran poder de observación, así que SÉ que se habrá fijado en el tomate que hay junto a los dos trozos de bizcocho amarillo”, escribe el indignado pasajero, que plantea: “Ninguna persona en su sano juicio serviría un postre con un tomate. Bien, respóndame a esto, Richard: ¿qué tipo de animal serviría un postre con guisantes?”. “Sé que parece ‘baaji’ pero los guisantes están en unas natillas, Richard, natillas”, asegura el afectado, que aclara que al finan no eran natillas, sino “un gel agrio con un aceite claro por encima” y que le reconoce, como “único punto a su favor”, que consiguió “alienar” de tal manera su paladar, que eliminó el sabor del curry que se desprendía del heterogéneo plato central.

Hacia la mitad de la carta se pregunta cuál de los cuencos corresponde al postre. Y añade: “En cualquier caso eso es irrelevante ahora. Fui educado con esmero y de forma estricta, así que si mis padres supieran que he empezado por el postre, los trozos de bizcocho serían la última de mis preocupaciones”. Y compara la sensación de destapar el plato principal con la apertura del regalo de Navidad, ese tan grande… “sabes lo que es”.

El pasajero revela lo que esconde el plato principal: “Sé lo que está pensando, está pensando que es más que las natillas-‘baaji’, pero no. Es mostaza, Richard. MOSTAZA. Más mostaza de la que cualquier hombre puede consumir en un mes. A la izquierda tenemos un trozo de brócoli y algunos pimientos en un aceite pegajoso y marrón y en la derecha el chef ha preparado puré de patata. El pasapuré se debe haber roto, así que habrá decidido que lo mejor que podía hacer era pasar las patatas por el aparato digestivo de un pájaro. Y una vez que lo ha regurgitado mezclarlo con un poco de mostaza”.

“En ese punto estaba empezando a sentirme un poco hipoglucémico, necesitaba un chute de azúcar. Afortunadamente nos daban una pequeña galleta, que no había llamado mi atención antes debido a su desconcertante presentación. Parecía contenida en una bolsa para pruebas de las que se usan en los escenarios de crímenes. UN CRÍMEN CONTRA LA COCINA”, continúa. Y añade: “Desde luego, preferirías que no te atraparan llevando una de éstas mientras pasas por las aduanas. Imagina morder un trozo de latón, Richard. Sería más suave para los dientes que el espécimen que acabo de mencionar”.

Entretenimiento a bordo

“Quería relajarme, pero obviamente tenía que permanecer sentado con ese lío delante de mí durante media hora. Le juro que hubo un momento en que los trozos de bizcocho se movieron”, asegura el pasajero, que explica que cuando retiraron la comida intentó ver alguna de las películas que se ofrecen a bordo, pero denuncia que era “realmente difícil intentar captar la cara de Boris Jonson a través de las parpadeantes líneas blancas que recorrían la pantalla de arriba a abajo”. Así que, hambriento y con dolor de cabeza, su única opción era dedicarse a contemplar el asiento de delante a la espera de más comida o de que le entrara sueño. Trascurrido un tiempo le volvieron a servir comida: “¡Sí! Otra galleta de escena de crimen, solo que esta vez la habían mojado en una cosa blanca”. “Richard… ¿Qué era esa cosa blanca? Parecía que iba a ser yogurt, pero después de observarla durante un rato descubrí lo que era. Era una mezcla entre la crema ‘baaji’ y la salsa de mostaza”, una mezcla que le recordó a una pasta parecida al queso que se formó una vez que intentó hacer un cóctel a base de vodka en la universidad.

Y concluye: “Así fue, Richard. No comí una maldita cosa. Mi única pregunta es: ¿Cómo puedes vivir así? No puedo imaginar cómo será tu menú para la cena en tu casa, debe de ser material digno de documental”.

La compañía defiende su menú

Según el Telegraph, el director de Comunicación de Virgin, Paul Charles, ha confirmado que Richard Branson ha llamado  al autor de la carta y le ha dado las gracias por su “constructivo e irónico” email. Charles ha declarado que Virgin siente que al pasajero no le gustara la comida a bordo, pero ha subrayado que el menú que ofrece la compañía ha ganado un premio y es muy popular en nuestras rutas indias.

Virgin Atlantic pertenece al grupo Virgin, de Richard Branson. La compañía anunció recientemente que congelará a partir de marzo los sueldos de su plantilla, incluidos los directivos, para hacer frente a la crisis.

Sr. Branson: ¿Qué he hecho para merecer esto?

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