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Deportividad razonable
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PRUEBA/SEAT LEON FR 2.0 TDI 140 CV

Deportividad razonable

Seat adapta su gama a la situación del mercado, lo que le está permitiendo mejorar su posición dentro de un mercado en crisis. La llegada de

Seat adapta su gama a la situación del mercado, lo que le está permitiendo mejorar su posición dentro de un mercado en crisis. La llegada de versiones FR con motores menos potentes, como el Leon FR que probamos esta semana, y de los nuevos urbanos Mii son ejemplos claros de una buena política comercial.

Fue después del verano pasado cuando la marca española decidió ampliar su gama del León FR por la parte baja, lo que sin duda es un gran acierto. Lo que se ha buscado con ello es hacer un coche de estética y comportamiento deportivo, pero bajo el que se esconde un vehículo de prestaciones más adaptadas a los tiempos que corren. Un coche mejor para las carreteras llenas de radares y para los surtidores de gasóleo en los que pronto aparecerá el cartel de 1,50 euros por litro.

Por eso hemos querido probar no un coche muy deportivo, accesible a pocos usuarios, sino una variante con un toque deportivo pero más razonable, con un propulsor de 140 caballos y unos consumos más ajustados y, sobre todo, un precio de adquisición más barato.

Esta versión que hemos probado, con el motor 2.0 TDi de 140 caballos cuesta 23.450 euros en su variante con cambio manual, mientras que con el cambio DSG sube hasta los 25.150 euros. A cambio tendremos un coche de aspecto muy deportivo, con las suspensiones rebajadas en altura, con un comportamiento muy bueno en carretera pero igualmente válido para el día a día de la ciudad.

Bajo las siglas FR, de Fórmula Racing, se esconden desde hace años las variantes deportivas de los modelos Ibiza y León de Seat. Situadas como un escalón por debajo de los Cupra, deportivos más extremos, los modelos FR representan un concepto de deportividad más razonable.

Este modelo de acceso a la gama en diesel aporta los mismos elementos diferenciados de la gama FR que sus hermanos más potentes. Su aspecto estético está diferenciado del resto de la gama, con su parte trasera con una zona central en color negro, con un frontal más afilado en el que aparecen las siglas mágicas FR. Y lo mismo ocurre con sus llantas, que son de un diseño diferente y muy bonitas, con cinco radios que proporcionan un buen refrigerado de los frenos.

En su frontal, la rejilla central tiene su terminación en forma de nido de abeja, diferenciada del resto de la gama. Pero sin duda lo mejor es que sus suspensiones son diferentes a las del resto de la gama León.

Esta versión, como el resto de la gama FR, incorpora una suspensión más firme delante y detrás, y sobre todo la altura de su carrocería se ha rebajado en 14 mm con respecto a los otros Léon. Además, la suspensión trasera incorpora una estabilizadora de mayor diámetro lo que ayuda a ese comportamiento más deportivo.

Otra de las grandes diferencias entre el León FR y el resto de la familia del modelo de Seat  es la incorporación del llamado diferencial XDS, un sistema de gestión electrónica basado en el control de tracción, que es de serie en todas la variantes FR.

Gracias a este sistema la conducción se hace mucho más fácil cuando tratamos de rodar a un ritmo alto en una zona de carretera muy virada. Y todo ello sin cambios en lo que a su diferencial se refiere ya que todo se consigue con electrónica de gestión del ESP.

Lo que más sorprende con este modelo es que incluso cuando tratamos de rodar muy deprisa por un tramo la conducción es muy fácil. El coche tiene un comportamiento muy noble y avisa con antelación cuando empezamos a pasarnos de ritmo.

El Leon FR con el motor TDi de 140 caballos se ofrece con cambio manual de seis marchas o con el eficaz DSG de doble embrague, igualmente de seis relaciones. La unidad que hemos probado en esta ocasión es la del DSG que cuesta 1.700 euros más que la manual.

Desde mi punto de vista es la opción ideal, porque permite la posibilidad de rodar en modo automático cuando queremos rodar tranquilos, cuando estamos en un  atasco o algo parecido, mientras que cuando queremos apurar más el funcionamiento del coche podemos optar por el modo manual. En este caso la gestión se puede hacer mediante la propia palanca de cambios, aunque también ofrece levas en el volante.

En este caso las levas son bastante pequeñas, no son manetas bien separadas sino que se trata de unos pequeños apéndices a izquierda y derecha del núcleo del volante pero integrados en éste. En cualquier caso el accionamiento es muy rápido, casi inmediato una vez que el conductor ha indicado con las levas o la palanca su intención de cambiar de marcha.

Pero ojo, incluso cuando tratamos de gestionar el cambio simplemente con el acelerador vemos que resulta fácil. Si funcionamos en el modo D, digamos el normal, el vehículo va poniendo marchas para conseguir el mínimo de consumo. En este caso, si aceleramos con una cierta fuerza nos quitará una marcha para ganar algo de aceleración, pero si la situación es más delicada y pisamos con mucha fuerza el cambio quitará dos o hasta tres marchas rápidamente dando toda la fuerza al coche. Y en el modo Sport la gestión es mucho más rápida y se apuran las marchas aunque eso conlleva un aumento del consumo.  

La versión que equipa el cambio DSG supone un incremento del consumo, algo que no ocurre en otros modelos de la gama Seat. Mientras que el manual anuncia un consumo homologado de 4,8 litros, en el caso del DSG sube hasta los 5,3 litros es decir un 10% de incremento, pese a lo cual estoy convencido de que merece la pena llevar este cambio.

He dejado para el final su motor. Creo que es más que suficiente para la gran mayoría de los usuarios que pocas veces querrán superar los límites de velocidad legales. Para ellos, es la variante perfecta porque con el de 170 caballos y su brío tendrán que ir siempre pendientes del velocímetro. Más datos de la gama Seat León en este enlace.

Pero es que en este caso de 140 caballos también hay que ir muy pendiente. Su velocidad punta es de 205 km/h, y el problema es que resulta tan fácil subir de velocidad que cuando uno circula por una autovía y tras ir detrás de otros coches cambia de carril y acelera para hacer un adelantamiento, a poco que nos descuidemos la aguja puede estar en los 150 km/h. Y por ello en zona de pérdida de puntos

Lo que más me ha gustado de este coche de Seat es que transmite a su conductor y al resto de ocupantes la sensación de circular en un coche muy deportivo, por su comportamiento en carretera, por su buena estabilidad o por su menor distancia al suelo, pero al mismo tiempo con un precio razonable y sin los peligros que conlleva sentarse al volante de un coche muy deportivo.

Seat adapta su gama a la situación del mercado, lo que le está permitiendo mejorar su posición dentro de un mercado en crisis. La llegada de versiones FR con motores menos potentes, como el Leon FR que probamos esta semana, y de los nuevos urbanos Mii son ejemplos claros de una buena política comercial.