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Range Rover frente a Range Sport, dos filosofías
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PRUEBA-EL CONFIDENCIAL

Range Rover frente a Range Sport, dos filosofías

Son dos coches muy parecidos, pero al mismo tiempo son también muy diferentes por su filosofía de producto. Mientras que el Range representa el coche elegante,

Son dos coches muy parecidos, pero al mismo tiempo son también muy diferentes por su filosofía de producto. Mientras que el Range representa el coche elegante, lujoso y con mucha clase, aunque sin renunciar a unas posibilidades camperas excepcionales, en el caso del Range Sport se trata de un vehículo mucho más juvenil, más moderno, más deportivo.

Y hay otra diferencia aún más importante si cabe como es la de su precio. Emplean el mismo motor, la misma caja de cambios, el mismo esquema de suspensiones, y sin embargo uno cuesta 100.700 euros (el Range), mientras que el Sport se queda en 75.600 euros. Estos son los precios de las versiones probadas, el Range Vogue y el Range Sport SE.

Las diferencias entre ambos son como si se tratara de dos vehículos de marcas distintas. En uno encontramos un interior bastante recargado, con madera a lo largo de todo el cuadro de instrumentos, con piel en el cuadro de instrumentos, en la consola central, en la palanca de cambios y en todas partes.

Por contra, en el caso del Sport encontramos un interior mucho más funcional, más deportivo, menos elegante, menos llamativo. Pero eso sí, lo que es similar es la calidad de terminación, muy buena en los dos casos.

En ambos casos hemos probado la versión con el motor turbodiésel más potente, el V8 de 272 caballos, que es una delicia. Mueve con una gran soltura cualquiera de los dos vehículos a pesar de que son modelos muy pesados que llegan a superar las 2,7 toneladas. El motor es realmente impresionante ya que ofrece mucho par y desde muy pocas vueltas, lo que le hace casi imparable y hace la conducción muy fácil. Es imparable en carretera donde su velocidad punta alcanza según las cifras homologadas los 210 km/h. Un valor sin duda excesivo para el tipo de vehículo que es y para sus inercias, incluso si rodamos en las mejores autopistas alemanas.

Agradable de manejar

Pero lo más destacable es que ofrece una gran capacidad de aceleración pese a sus  dimensiones y su peso elevado. Y esto se debe no solo a su brillante motor sino también a un cambio automático de seis marchas con accionamiento secuencial que resulta muy agradable de manejar y con el que es fácil obtener el máximo rendimiento del propulsor.

Además, ofrece la posibilidad de usar el cambio de forma secuencial, lo que permite a su conductor llevar un poco más el control del vehículo. Sin embargo, su funcionamiento es tan eficaz en el modo automático que pocas veces nos hará falta hacerlo manualmente.  

Los dos modelos de Land Rover ofrecen una perfecta dualidad entre una utilización por carretera (sin duda la más habitual en un vehículo de estas características y sobre todo de este precio) y el uso más campero. La fama de aquel primer Range, lanzado a comienzos de los años  setenta, de que era el único vehículo que permitía hacer el peor recorrido por el campo y después llegar a la puerta del Palacio de la Opera, sigue siendo una realidad.

Después de probar muchos todoterreno les diría que esa dualidad que ofrecen los Range Rover entre uso en carretera y en campo es la mejor del mercado. Hay coches similares pero todavía más eficaces en carretera, como un Porsche Cayenne, o más eficaces en el campo como el Mercedes Serie G, pero la combinación de ambas utilizaciones es, sin duda para el Range.

Una vez aclarado esto, les quiero diferenciar entre uno y otro Range. Si lo que buscamos es un coche campero que vaya bien por carretera con un gran confort de marcha y mucho lujo en su interior, quizá nuestro enfoque esté más cerca del Range.

Por el contrario, si nuestras necesidades apuntan a un coche más rápido en buenas carreteras, con un comportamiento similar al de una buena berlina, pero guardando como un as en la manga el hecho de que también fuera del asfalto va muy bien, entonces parece que nuestros gustos se decantan más hacia el Range Sport. 

El asfalto les diferencia

El comportamiento de ambos modelos es totalmente diferente en asfalto pese a llevar el mismo motor y unas suspensiones bastante similares basadas en un esquema de suspensión neumática de altura regulable.  El Range opta por el confort de marcha y por ello las suspensiones resultan algo blandas. Con ello, en una carretera de primer orden va bien, pero si hay que abordar una zona más virada empiezan unos movimientos de la carrocería que no dejarán a su conductor demasiado tranquilo. En cualquier caso es un buen coche en carretera, pero pensado para hacer una conducción más tranquila.

Por el contrario, el Sport es una delicia en todo tipo de trazados, incluidas las zonas muy viradas. En ellas el conductor puede mantener un ritmo alto y pese a las dimensiones del vehículo se inscribe perfectamente en las curvas sin que su conductor se vea en problemas. Y para los pasajeros, quizá es un poco menos confortable pero a cambio no notarán tanto que se va deprisa.

Solo quiero darles unos pequeños datos para apoyar esta experiencia en buenas carreteras. La altura libre al suelo del Range normal llega hasta los 27centímetros, la mejor entre los vehículos todoterreno de serie. Por el contrario, en el Sport esta altura sólo llega a 22,7 centímetros, algo más justa para hacer un todoterreno muy extremo. Pero perfecta en el asfalto.

Por ello, el Sport va mucho más pegado al suelo y se comporta más parecido a un turismo que a un todoterreno. Pero también hay otro factor importante que contribuye a este funcionamiento y este es el sistema de reducción de balanceo de la carrocería que incorpora esta versión Sport. Se trata del ARM, y el Dynamic Response que reducen el balanceo de la carrocería cuando se circula deprisa. Y algo que también contribuye a este comportamiento tan fino en asfalto son los neumáticos de perfil bajo con llanta de 20 pulgadas que le proporcionan una precisión de guiado única.

El comportamiento de este Range Sport en asfalto es increíble. Creo que es el coche en el que he viajado más a gusto y con la sensación de controlar la situación a la perfección en todo momento en asfalto.

Pero si en asfalto gana por una cierta ventaja el Sport, en el caso de querer hacer diabluras en el campo la situación cambia. La mayor altura del Range es una garantía a su favor, como lo es también su monta de neumáticos, de mayor perfil, lo que le hace perder algo en precisión en carretera pero ganar en el campo. Al tener más “balón” se superan mejor los obstáculos que aparezcan por el camino.

En cualquier caso, los dos modelos incorporan todo para superar cualquier cosa que nos encontremos por el camino, siempre que las dimensiones del vehículo y la física lo permitan. Marchas reductoras, suspensión de altura regulable, un control de tracción muy eficaz y el Terrain Response. Gracias a este sistema, cuyo mando pueden ver en una de las fotos, se pueden elegir hasta cinco posiciones diferentes según vayamos a rodar por arena, por barro, por rocas o por nieve, para que el sistema ajuste todos los parámetros a cada tipo de uso.  

Lo mejor de todo es que el precio del Range Sport es bastante más bajo que el del Range normal. Con el motor TDV8, se puede encontrar un Sport desde 75.600 euros, mientras que el Range normal empieza en los 92.300 euros. Creo que este Range Sport TDV8 es mi coche ideal.

Son dos coches muy parecidos, pero al mismo tiempo son también muy diferentes por su filosofía de producto. Mientras que el Range representa el coche elegante, lujoso y con mucha clase, aunque sin renunciar a unas posibilidades camperas excepcionales, en el caso del Range Sport se trata de un vehículo mucho más juvenil, más moderno, más deportivo.