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La alerta roja por Deutsche Bank apunta a un colapso europeo tipo Lehman Brothers
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SE DISPARAN LOS SEGUROS FRENTE AL IMPAGO

La alerta roja por Deutsche Bank apunta a un colapso europeo tipo Lehman Brothers

Siete años y cuatro meses después de vivir el que ha pasado a los libros como el 'octubre negro', los peores temores vuelven a aflorar en el mercado de la mano de un 'too big to fail' europeo: DT Bank

Foto: El director de finanzas del Deutsche Bank, Marcus Schenck. (EFE)
El director de finanzas del Deutsche Bank, Marcus Schenck. (EFE)

En los últimos días, los nombres de Deutsche Bank y Lehman Brothers han aparecido juntos en numerosos titulares de la prensa salmón a lo largo y ancho del globo, para desesperación de los inversores. Y no es para menos. En la retina del mercado, todavía está el funesto 14 de septiembre de 2008 en que el Gobierno de Estados Unidos permitió que cayera el gigante de Wall Street para desatar la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión. A partir de ese experimento, los poderes políticos y económicos interiorizaron la idea de que había empresas y entidades 'too big to fail' (demasiado grandes para caer) y así se ha llegado a nuestros días.

Sin embargo, siete años y cuatro meses después de vivir el que ha pasado a los libros de historia como el 'octubre negro', los peores temores vuelven a aflorar en el parqué de la mano de un 'too big to fail' europeo: Deutsche Bank. Y es que el mercado duda de su capacidad de cumplir con sus obligaciones por su deuda de mayor riesgo, y prueba de ello es el fuerte incremento de sus CDS -seguros frente a impago-, cuyo precio se ha disparado más del doble este año, mientras que se han hundido en bolsa casi un 50% desde diciembre. Ahora mismo, las acciones del banco están en el nivel más bajo de su historia, en algo más de 14 euros por cada título.

De hecho, tras sufrir el lunes su mayor caída en bolsa en siete años, el banco más grande de Alemania se ha visto obligado este martes a lanzar un mensaje tranquilizador, asegurando que tiene fondos suficientes para hacer frente al pago de la deuda convertible en acciones que emitió en 2014 por 4.600 millones de euros para fortalecer su capital (los llamados CoCos) tanto este año como el que viene.

Justo antes de que la entidad saliera al paso, los CoCos se situaron en el centro del debate por su reciente desplome, como describe el siguiente gráfico:

En este sentido, su co-consejero delegado, John Cryan, explicó a sus empleados que la entidad era "sólida como una roca", y en un comunicado remitido a los inversores afirmó que el banco tiene una "fuerte" posición de capital, reafirmándose en la postura expresada en la presentación de los resultados de 2015, en la que aseguró que Deustche Bank no tiene ninguna necesidad de ampliar capital.

Sus problemas legales crecen

No obstante, los propios resultados que presentó el banco hace unos días no son ni mucho menos un motivo de traquilidad. La entidad germana presentó los peores números de su historia, con unas pérdidas que ascienden a 6.700 millones de euros. Este balance "decepcionante" para Cryan acumulaba una fuerte provisión de 1.200 millones de euros para hacer frente a sus conflictos legales. Y es que el banco se ha visto involucrado en varios casos por manipular el tipo de interés interbancario.

Las dudas sobre Deutsche no se quedan ahí, y las razones de desconfianza y los parecidos con el fatídico caso de Lehman Brothers son cada vez más grandes.

Sus problemas legales se acumulan. La pasada semana, Bankinter señalaba en un informe que ha recibido una demanda de EEUU por importe de 2.820 millones de euros. La reclamación está relacionada con las pérdidas sufridas por los inversores en 10 productos de inversión que contenían activos tóxicos, principalmente hipotecas. Una música que suena muy parecida a la que sonó en Estados Unidos en la implosión de las 'subprime'.

Ha recibido una demanda de EEUU por importe de 2.820 millones. La reclamación es por las inversiones en activos tóxicos, principalmente hipotecas

Bankinter, en un tono comedido, opina: "El banco tendrá que demostrar ante los tribunales que no hubo deficiencias en la gestión y el control de los vehículos de inversión mencionados. El importe de la demanda es significativo, ya que representa el 14% de la capitalización bursátil de Deustche Bank y supera el BNA estimado para 2016 (en torno a 2.750 millones de euros). Entendemos, por tanto, que el riesgo jurídico sigue siendo elevado, a pesar de las fuertes sanciones recibidas durante los últimos años". Por su parte, Deutsche Bank reflejaba en su última presentación de resultados que cuenta con 5.500 millones de euros en reservas para litigios.

La exposición a activos de alto riesgo es lo que llevó al colapso a los grandes bancos de inversión en EEUU. Generaron una bola de nieve cuya explosión salpicó a todo el mundo. A pesar de los controles que se han intentado imponer desde entonces, el portal estadounidense Zero Hedge lleva ya varios años advirtiendo de la desmesurada montaña de derivados financieros a la que se ha expuesto el Deutsche Bank. El siguiente gráfico habla por sí solo:

Lo preocupante de esta brutal estadística es que gran parte de la exposición es a materias primas, lo que aumenta drásticamente la posibilidad de impago de no mediar un rebote del petróleo y el resto de materiales, algo en lo que la recuperación de China tendrá una trascendente preponderancia.

Así, no es de extrañar que varios expertos ya hablen directamente de colapso bancario europeo. Otro peso pesado de las finanzas, Citi, mostraba sus dudas el pasado 28 de enero sobre Deutsche en un informe. Citi hablaba de que sus ratios de capital están muy por debajo de los de sus competidores y que en 2017 requerirá un aumento de capital de hasta 7.000 millones. Más madera que este martes el propio banco alemán intentaba despejar negando la necesidad de tal ampliación de recursos propios.

Sus ratios de capital están muy por debajo de los de sus compañeros y en 2017 requerirá un aumento de capital de hasta 7.000 millones

Lo que es seguro es que la entidad está llevando a cabo un recorte brutal a nivel interno. El pasado mes de octubre, anunció la mayor reestructuración a nivel interna de su historia. En los próximos dos años, sus responsables avanzaron una reducción de 35.000 trabajadores (gran parte de los mismos por la escisión de una parte del banco) y el abandono de 10 países. Por otro lado, ya entonces suspendió el dividendo de 2015 y 2016.

Pero la experiencia es un grado y el verdadero miedo está en el efecto contagio que se puede producir. Tampoco cabía en la cabeza de nadie en 2008 que nada menos que Lehman Brothers pudiera quebrar. Así pues, enero ha marcado el peor arranque de año en emisiones de deuda de los últimos ocho años, mientras que el precio de los bonos de alto riesgo -'high yield'- se ha hundido un 78% en el último año. Por eso, no solo Deutsche Bank, también sus rivales europeos, entre los que destacan Credit Suisse o Barclays, se están viendo sacudidos en bolsa por unos inversores que buscan ponerse a salvo en el difícil panorama macro.

Y es que las turbulencias en el sector financiero, que está sufriendo el deterioro de sus márgenes y capacidad de generar beneficio en un entorno de bajos tipos de interés, no es el mejor escenario para mantenerse firme frente a las dudas que están surgiendo. A todo ello, además, los expertos añaden un elemento de preocupación: si estalla una crisis de las dimensiones de la de 2008, los bancos centrales ya no dispondrán del margen de maniobra que tuvieron entonces.

En los últimos días, los nombres de Deutsche Bank y Lehman Brothers han aparecido juntos en numerosos titulares de la prensa salmón a lo largo y ancho del globo, para desesperación de los inversores. Y no es para menos. En la retina del mercado, todavía está el funesto 14 de septiembre de 2008 en que el Gobierno de Estados Unidos permitió que cayera el gigante de Wall Street para desatar la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión. A partir de ese experimento, los poderes políticos y económicos interiorizaron la idea de que había empresas y entidades 'too big to fail' (demasiado grandes para caer) y así se ha llegado a nuestros días.

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