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PP y PNV miden su capacidad de negociación con los PGE como termómetro
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PP y PNV miden su capacidad de negociación con los PGE como termómetro

Los 'jeltzales' no se conforman con lograr fuertes inversiones para Euskadi y exigirán al Gobierno un compromiso político en torno a la liquidación y actualización del cupo y el concierto económico

Foto: Mariano Rajoy mantiene una conversación con Íñigo Urkullu. (EFE)
Mariano Rajoy mantiene una conversación con Íñigo Urkullu. (EFE)

Las bases están puestas para consolidar el acuerdo. Ahora está por ver si los cimientos están hechos de hierro o de barro. El PP y el PNV inician ahora un periodo crucial que determinará si el consenso institucional al que han llegado en los Gobiernos español y vasco en las últimas semanas, y que ha permitido desbloquear cuestiones trascendentes para Euskadi, es suficientemente sólido como para propiciar el entendimiento político. Ambas formaciones van a medir en los próximos días la capacidad de entendimiento en torno a los Presupuestos Generales del Estado con una negociación que trasciende a los números y que marcará las relaciones de cara a la legislatura.

Consciente de que, según transcurren los acontecimientos, sus cinco diputados valen su peso en oro de cara a inclinar hacia uno u otro lado la balanza de Mariano Rajoy, el PNV ya no solo se conforma con lograr fuertes inversiones para Euskadi, con la alta velocidad vasca como gran beneficiada. En el saco de los 'jeltzales' está la liquidación y actualización del cupo y el concierto económico, la transferencia de algunas competencias pendientes, en especial la de Prisiones y la gestión de la Seguridad Social, y la retirada de los recursos contra leyes vascas ante el Constitucional. La primera cuestión es vital. La formación nacionalista sabe que en apenas unas semanas es imposible arrancar al Gobierno un acuerdo en torno al cupo, el dinero que el País Vasco paga al Estado por las competencias no transferidas, cuando las discrepancias se prolongan ya una década, pero quiere garantizarse el compromiso político del Ejecutivo español para no bloquear este asunto y dejar la puerta abierta a un próximo acuerdo. De lo contrario, el no es más que seguro.

El último acuerdo en torno al cupo se firmó en 2007, cuando la cantidad anual se fijó en 1.565 millones de euros, con un periodo de vigencia hasta 2011

El desencuentro viene de muy atrás. El último acuerdo en torno al cupo se firmó en 2007, cuando la cantidad anual se fijó en 1.565 millones de euros, con un periodo de vigencia hasta 2011. A su finalización, las discrepancias existentes dentro de un clima marcado por el escaso interés para zanjar los conflictos entre ambos gobiernos impidieron pactar una nueva cifra para el quinquenio 2012-2016. El Ejecutivo de Iñigo Urkullu estima que ha pagado 1.600 millones de euros de más al Estado y reclama reducir la factura anual a la mitad de lo que actualmente abona, en torno a los 850 millones.

En Sabin Etxea saben que nunca van a tener una ocasión tan propicia para lograr un acuerdo tan provechoso para sus intereses, con el PP en minoría en el Congreso y necesitado de apoyos para poder gobernar. "Los votos del PNV importan bastante", ha advertido en un claro aviso al PP Aitor Esteban, el portavoz 'jeltzale' en el Congreso y encargado de liderar las negociaciones con el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. La formación nacionalista va a vender cara su piel y durante la negociación va a tratar de exprimir al máximo a Rajoy, consciente de que el presidente tendrá que ceder hasta extremos inimaginables hace unos meses para no sufrir un severo varapalo a las primeras de cambio. La 'línea roja' nacionalista está establecida en "el respeto al autogobierno".

Foto: El exdelegado del Gobierno en el País Vasco Carlos Urquijo. (EFE)

En Sabin Etxea la estrategia de puertas para afuera es clara. Llevar la negociación al terreno de la mayor discreción posible para que sea efectiva. La sombra de Ciudadanos acecha. El PP necesita del mismo modo al partido de Albert Rivera y hay que evitar airear los detalles, y más cuando la formación naranja, muy crítica con los privilegios de los que gozan los nacionalismos, va a estar muy al tanto de las posibles cesiones. Por ello, el PNV ha impuesto el silencio ante el calendario de negociación y las reivindicaciones concretas a exigir. De momento, la primera reunión del pasado miércoles con Montoro no pasó del terreno de la "toma de contacto". Conocidos los planteamientos generales del Gobierno, los 'jeltzales' están a la espera de conocer las cifras concretas para plantear sus primeras contraofertas, que no se limitarán a los números.

Por lo pronto, la trascendental cuestión del cupo va camino de desbloquearse, al menos en el terreno de las intenciones. Los equipos técnicos creados por ambas administraciones para solventar las discrepancias en torno a esta cuestión ya se han sentado sobre la mesa con una primera reunión el pasado día 8 que el Gobierno vasco calificó de "positiva". Incluso, el 'lehendakari', Iñigo Urkullu, se ha mostrado optimista y ha vaticinado que se llegará a un acuerdo al apreciar que el Ejecutivo de Rajoy ha emprendido "la vía de la bilateralidad". "Estoy convencido de que es posible alcanzar un acuerdo razonable", ha enfatizado este viernes en el pleno de control del Parlamento vasco a preguntas de EH Bildu.

La fecha clave es el debate de las enmiendas a la totalidad. Con el PSOE decidido a exigir la devolución de las cuentas de 2017 los cálculos son muy sencillos para el Gobierno español. Rajoy tiene que garantizarse el apoyo de Ciudadanos, Coalición Canaria y el PNV para salvar los presupuestos y evitar una derrota política de dimensiones imprevisibles. Después, el PNV sabe que apenas tendrá fuerza para negociar. Además, en Sabin Etxea consideran que en esta segunda fase de las enmiendas parciales el PP tratará de llegar a cuerdos con el PSOE que beneficien a ambos.

Marcado el terreno de juego, ahora cualquier movimiento está muy medido. Así, no es casualidad que en estos momentos, en vísperas de que se aborde la negociación presupuestaria, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, haya viajado a Tenerife para reforzar los vínculos con Coalición Canaria. El líder 'jeltzale' ha comparecido este viernes en una rueda de prensa conjunta con el secretario general de la formación regionalista, José Miguel Barragán, en la que la fotografía ha dicho mucho más que las palabras. En los discursos se ha querido meter presión al Ejecutivo de Rajoy. "Tendrá que ofrecer voluntad y cintura política", ha advertido el dirigente 'jeltzale'.

Dentro de esta estrategia de presión, la formación nacionalista sigue instalada en el discurso de que su apoyo a los presupuestos está a día de hoy "lejos" de ser factible. Lo que el PNV vende como una "realidad" el PP lo percibe como una maniobra política que no se corresponde con los hechos. "Hay mucha gesticulación", aseguran fuentes populares conocedoras de los contactos entablados con los 'jeltzales'. "Al PNV le interesa mucho que esta legislatura no sea fallida. Es importante para nosotros pero también para ellos", remarcan.

Lo que el PNV vende como una "realidad" el PP lo percibe como una maniobra política que no se corresponde con los hechos

Con las puertas del nacionalismo catalán cerradas al PP en pleno desafío secesionista desde Cataluña, el PNV puede resultar clave en la legislatura con cinco de los 350 diputados del Congreso. En un escenario similar, la formación nacionalista logró grandes beneficios durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero en forma de competencias transferidas y ahora puede volver a tener un peso relevante después de una pasada legislatura en la que se vio silenciada por la mayoría absoluta del PP. De momento, ya ha logrado los primeros réditos sin necesidad de empezar la negociación. La necesidad de apoyos de Rajoy ha motivado el deshielo en las relaciones institucionales entre ambos ejecutivos y se ha plasmado en acuerdos de calado para Euskadi, como la retirada de los recursos contra la ley municipal vasca o el decreto de contratación del sector público vasco.

Estos acuerdos previos, acompañados de gestos para desencallar otros conflictos, sientan las bases de cara a una negociación presupuestaria convertida en un termómetro de las relaciones a futuro entre ambas administraciones. En juego no está solo el músculo financiero a inyectar a Euskadi. Más allá de las cifras están los compromisos políticos. Pero si se habla solo de números, un acuerdo en el Congreso abriría también las puertas a un pacto en el Parlamento vasco, donde Urkullu necesita del respaldo del PP para sacar adelante sus primeras cuentas. Aunque ambas formaciones se esfuerzan en desligar las dos cuestiones de forma pública, los mensajes apuntan al entendimiento. Sin ir más lejos, Urkullu ha "recogido" hoy el ofrecimiento del presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, a pactar unos presupuestos "realistas". Para lograr su apoyo, el 'lehendakari' ha avanzado que el 76% del dinero se destinará a gasto social.

Las bases están puestas para consolidar el acuerdo. Ahora está por ver si los cimientos están hechos de hierro o de barro. El PP y el PNV inician ahora un periodo crucial que determinará si el consenso institucional al que han llegado en los Gobiernos español y vasco en las últimas semanas, y que ha permitido desbloquear cuestiones trascendentes para Euskadi, es suficientemente sólido como para propiciar el entendimiento político. Ambas formaciones van a medir en los próximos días la capacidad de entendimiento en torno a los Presupuestos Generales del Estado con una negociación que trasciende a los números y que marcará las relaciones de cara a la legislatura.

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