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Pablo Iglesias reconoce una "alta decepción" y reclama "responsabilidad de Estado"
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ADVIERTE DE UN "callejón SIN SALIDA"

Pablo Iglesias reconoce una "alta decepción" y reclama "responsabilidad de Estado"

El secretario general de Podemos califica los resultados de Catalunya Sí que es Pot de "altamente decepcionantes", mientras que apela a la responsabilidad de Estado ante un "callejón sin salida"

Foto: El Secretario General de Podemos, Pablo Iglesias, valora los resultados. (EFE)
El Secretario General de Podemos, Pablo Iglesias, valora los resultados. (EFE)

Expectativas totalmente incumplidas, estrategia confluyente puesta en duda y pulso perdido contra los socialistas. La coalición integrada porPodemos e ICV-EUiA, Catalunya Sí que es Pot, se ha quedado dos escaños por debajo de la marca de que partía la formación liderada por Joan Herrera, quedando relegada al cuarto puesto con 11 actas, al igual que el PP. “Altamente decepcionante”. Así calificó los resultados Pablo Iglesias, con autocrítica y repitiendo esta valoración hasta en tres ocasiones.

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El secretario general de Podemos, que compareció en la sede del partido en Madrid pasadas las 11 de la noche, minutos después de que lo hiciese en Barcelona el cabeza de lista, Lluís Rabell, reconoció el fracaso de su formación al tiempo que resaltó su frustación porque este se produjo “por haber apostado por el sentido común y la responsabilidad de Estado, que está claro que no funcionó electoralmente en esta campaña”. En este sentido, afeó la celebración al líder de Ciudadanos, Albert Rivera: “No entiendo las risas y alegrías de algunos tras unos resultados que dejan a España en una situación sin salida”.

Pablo Iglesias, visiblemente afligido, anticipó que los resultados de las elecciones generales variarán debido a la dificultad para la toma de decisiones tras el 27-S, tanto en Cataluña como en Madrid. “La responsabilidad de Estado se impondrá en diciembre", dijo, porque “España no necesita un presidente del Gobierno que amenace a Cataluña con enviar al ejército, sino que necesita un presidente para escuchar, y yo quiero ser ese presidente".

El pesimismo, negado desde el principio pero visible en los rostros del equipo más cercano a Pablo Iglesias, se fue apoderando de la sede madrileña de Podemos. La batalla contra Ciudadanos por el segundo puesto se había relegado en favor de un pulso más directo contra el PSC, dirigiendo la campaña al citurón industrial de Barcelona, caladero de votos de los socialistas catalanes. Un pretendido 'sorpasso' al PSC que tampoco logró consumarse, colocando a la formación morada en una difícil situación de partida para enfocar la carrera a La Moncloa.

Ni el aumento de la participación ni la apelación a la ilusión de “la gente que habitualmente no acude a votar” en las autonómicas fueron suficientes para colocarse en una buena posición de cara al objetivo por el que nació la formación: las elecciones generales. Como examen puntuable para los comicios al Congreso, e incluso como “primer paso para ganar La Moncloa” según se arengó en campaña, los resultados de las elecciones catalanas sitúan a Podemos en una encrucijada tanto estratégica como discursiva.

“No entiendo las risas y alegrías de algunos tras unos resultados que dejan a España en una situación de callejón sin salida“

En lo estratégico, la construcción de una candidatura unitaria, la primera experiencia de confluencia a nivel autonómico para los de Pablo Iglesias, se ha puesto en duda. El desconocimiento de la marca y del candidato han sido una rémora insalvable, dificultad que siempre tuvieron presentes los ideólogos de la campaña. Las reticencias afloran ahora sobre las ya de por sí tensas negociaciones que Podemos mantiene con otras fuerzas de izquierda, provincia por provincia, de cara a las generales.

La transversalidad defendida por Podemos, rehuyendo de la etiqueta de izquierdas que sí reivindicó el PSC en su feudo tradicional, el denominado 'cinturón rojo' de Barcelona, no ha conseguido los resultados esperados entre las clases populares. El discurso ambiguo respecto a la cuestión territorial, a medio camino entre el derecho a decidir y el rechazo a la independencia, no ha logrado puntuar en un contexto de absoluta polarización.

La excepcionalidad en la que se envolvió la campaña del 27-S no facilitó el trabajo a Podemos, a pesar de las “buenas sensaciones” que el equipo de campaña dijo tener en la última semana, confiando en una remontada durante el 'sprint' final. Consciente de ello, el líder de la formación morada, rodeado durante la comparecencia de Carolina Bescansa, Luis Alegre, Irene Montero, Pablo Bustinduy y otros miembros de la ejecutiva, manifestó que no variarán la hoja de ruta electoral del partido ni la defensa de un discurso centrado en lo social, en lugar de en lo territorial.

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Expectativas totalmente incumplidas, estrategia confluyente puesta en duda y pulso perdido contra los socialistas. La coalición integrada porPodemos e ICV-EUiA, Catalunya Sí que es Pot, se ha quedado dos escaños por debajo de la marca de que partía la formación liderada por Joan Herrera, quedando relegada al cuarto puesto con 11 actas, al igual que el PP. “Altamente decepcionante”. Así calificó los resultados Pablo Iglesias, con autocrítica y repitiendo esta valoración hasta en tres ocasiones.

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