Es noticia
Ferran Soriano contó con el aval político de Tripartito y CiU para presidir Spanair
  1. España
  2. Cataluña
EL CONSEJERO ANTONI CASTELLS FUE SU GRAN VALEDOR

Ferran Soriano contó con el aval político de Tripartito y CiU para presidir Spanair

Ferran el odiado. Soriano el deseado. Es la dicotomía que ha caracterizado hasta hoy la trayectoria del todavía presidente de Spanair. Aterrizó en la compañía con

Foto: Ferran Soriano contó con el aval político de Tripartito y CiU para presidir Spanair
Ferran Soriano contó con el aval político de Tripartito y CiU para presidir Spanair

Ferran el odiado. Soriano el deseado. Es la dicotomía que ha caracterizado hasta hoy la trayectoria del todavía presidente de Spanair. Aterrizó en la compañía con 41 años, después de haber dado un portazo al presidente del Barça, Joan Laporta, abandonando la junta directiva tras la moción de censura a que fue sometido en el verano del año 2008. Su llegada a la aerolínea es todavía una incógnita con muchos puntos oscuros que a nadie le interesa airear. Pero lo cierto es que ganó a otros pesos pesados de las finanzas, entre ellos Pedro Fontana, ex director regional del BBVA, y Rafael Suñol, vicepresidente ejecutivo de Catalana d’Iniciatives, la empresa semipública que se convirtió en accionista de Spanair. Y, para ello, contó con el aval de las fortunas que acudieron a la compra de Spanair, pero también fue imprescindible una manita política, que le echaron el Tripartito y Convergència i Unió (CiU).

“Se buscaba una persona con fama de buen gestor. Y Ferran Soriano cumplía con todos los requisitos que se habían puesto sobre la mesa. Era una figura emergente, no había tenido fracasos en su carrera y, además, con su salida del Barça incluso había dejado la puerta abierta para volver y presentarse con garantías de éxito para presidir el club cuando Laporta se hubiese ido. En resumen, que el perfil que se había diseñado para pilotar Spanair parecía hecho a su medida”, dice a El Confidencial uno de los impulsores de la operación de compra de la aerolínea.

Muchos callan ahora, pero se han vanagloriado durante una época de ser los artífices del fichaje. Uno de los empresarios que puso dinero en el proyecto es claro a este respecto: “A mí me dijo Joan Gaspart que lo iba a proponer y si me parecía bien”. Entre bambalinas, hay otras teorías. “Parece que el entonces consejero de Economía, Antoni Castells, tuvo mucho que ver. Si después lo pactó con Gaspart no lo sé, pero lo que sí es cierto es que apostaba por él”, dice otro de los inversores.

Y una fuente del anterior Gobierno Tripartito reconoce que Soriano era muy bien visto por sectores próximos al consejero, pero especifica que “el nombramiento se dirimió esencialmente en círculos empresariales. Es cierto que en Economía se había hablado del tema, pero también con la oposición, especialmente con CiU. Y desde ese partido, dieron su visto bueno. Cuando la propuesta se hizo oficial, José Montilla se lo encontró todo hecho. No intervino para nada”.

El hotelero Joan Gaspart confirma a El Confidencial que el nombre de Soriano se decidió en círculos empresariales. “Fue propuesto por los empresarios pero después de tener el visto bueno del consejero Castells”, añade. Y subraya que “nadie se opuso a su nombramiento ni planteó ninguna duda, porque en aquel momento su perfil era el correcto para ocupar el puesto”.

Los tentáculos del empresario

Fuentes del Tripartito admiten también que el presidente de la aerolínea “era muy bien visto por la cúpula de la consejería de Economía. Ahí entraban tanto la buena sintonía personal que tenía con el consejero como su acercamiento a tesis catalanistas de las que Castells también era partidario”.

Las conexiones de Soriano, sin embargo, iban más allá de la simpatía que recibía del Gobierno: había coincidido con el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, en Esade, aunque iba un curso o dos por debajo del edil. “Se llevaban muy bien”, señala una fuente que conoce a ambos y que asegura que la relación entre los dos siempre fue muy cordial y fluida. “Eran de la misma escuela, jóvenes y formados. Además, podían apoyarse mutuamente desde sus respectivos cargos”, añade la fuente. Y otro empresario subraya que “hubo conchabeo político para situarlo al frente de la empresa. Pero no era sólo eso. Logró una imagen de chico bueno que parecía que le deba bula para todo. Y así le dieron todo el dinero que pidió, decenas de millones durante años para ser enterrados”.

No hay que olvidar, por otro lado, que el Ayuntamiento de Barcelona entró indirectamente en la compañía a través de Turisme de Barcelona. Esta empresa semipública era la mayor accionista que acudió a la creación de Iniciatives Empresarials Aeronàutiques (Ieasa), la sociedad que compró inicialmente el 80% de Spanair y que agrupa también a Fira de Barcelona, Cimalsa, Avançsa y Catalana d’Iniciatives y a la empresa privada Volcat 2009. Ieasa presentó preconcurso de acreedores esta semana, ya que debe 30 millones en créditos a la Generalitat (dos créditos de 20 y 10 millones) y casi 27 millones a SAS.

De la gestión de Soriano al frente de la compañía, sin embargo, hay mucho que hablar. En otoño del 2010, estuvo a punto de ser descabalgado porque entre algunos empresarios implicados en la operación había mucho enfado. “A Soriano lo llevaron a la compañía para que buscase inversores. Y desde que entró no llevó ni a uno solo”, dice a El Confidencial uno de estos empresarios.

Incluso desde algunos ámbitos políticos se es crítico. “Ahora, lo fácil es buscar culpables fuera. Decir que Madrid boicoteó a El Prat y que la dura competencia llevó a la denuncia de las ayudas públicas en Bruselas, que a la postre incidieron en que Qatar Airways decidiese no comprar. Pero se ha de entender que la estrategia seguida no fue la correcta”, asegura un alto cargo del anterior Gobierno.

Y desde sectores empresariales se denuncia que “había informes hace meses que ponían en duda la viabilidad de la compañía. Lo que se debería haber hecho entonces es un plan de liquidación escalonada de Spanair, para no llegar al colapso como ha sucedido”, dice una fuente de los inversores.

Ahora, enfila su proa hacia metas muy diferentes. El camino le ha quedado expedito para aceptar la oferta del Manchester City, donde lo cortejan para que sea su máximo ejecutivo. La oferta incluso tiene números: se habla de 2 millones de euros de sueldo. Un auténtico pelotazo, si se confirma. Lo único que ha de vigilar ahora es tener a punto un buen tren de aterrizaje para tomar tierra sin estrellarse.

Ferran el odiado. Soriano el deseado. Es la dicotomía que ha caracterizado hasta hoy la trayectoria del todavía presidente de Spanair. Aterrizó en la compañía con 41 años, después de haber dado un portazo al presidente del Barça, Joan Laporta, abandonando la junta directiva tras la moción de censura a que fue sometido en el verano del año 2008. Su llegada a la aerolínea es todavía una incógnita con muchos puntos oscuros que a nadie le interesa airear. Pero lo cierto es que ganó a otros pesos pesados de las finanzas, entre ellos Pedro Fontana, ex director regional del BBVA, y Rafael Suñol, vicepresidente ejecutivo de Catalana d’Iniciatives, la empresa semipública que se convirtió en accionista de Spanair. Y, para ello, contó con el aval de las fortunas que acudieron a la compra de Spanair, pero también fue imprescindible una manita política, que le echaron el Tripartito y Convergència i Unió (CiU).