Los Monedero liquidan Casa Gala, su negocio familiar (abstenerse chinos)

El negocio familiar de los Monedero está en venta. Casa Gala, un histórico bar fundado en 1982 por Salvador Monedero, padre de Juan Carlos Monedero y sus cinco hermanos, pronto cambiará de manos. Salvador, de 85 años y dueño de una vitalidad impresionante, ya no tiene ganas de seguir haciendo los esfuerzos que requiere este negocio. Después de cuarenta años regentando bares en la ciudad, considera que la hostelería ya no tiene sentido: "Todo ha cambiado en los últimos años, ahora no funciona ningún negocio en Madrid. ¡Si vierais lo que era esto en los buenos tiempos!", rezonga desde hace tiempo ante quien quiera escucharle.

Ubicado en la calle Romero Robledo, a cien metros del Paseo de Rosales y el Parque del Oeste, Casa Gala es la sombra de lo que fue en tiempos, cuando de su caja comía toda la familia Monedero. La historia de los Monedero es una más del desarrollismo español. Salvador llegó a Madrid desde Salamanca en 1955, montó un bar -el germen de Casa Gala en Ferraz 100, cuyo local aún posee- y desde entonces no ha parado. Tanto es así que aprovechó una zona del bar, ahora reservada a los empleados, para instalar una tienda de ultramarinos que abría de sol a sol, siempre con la ayuda de sus hijos.

De hecho los años dorados de Casa Gala coincidieron con la gestión de uno de sus seis vástagos, y no es el que usted piensa. Se trata de Pedro Monedero, cocinero vocacional y alumno de estrellas de la restauración como Martín Berasatégui o Salvador Gallego. Pedro tomó las riendas de Casa Gala a principios de la década, en lo que se presumía la jubilación definitiva de su padre, e incluso llegó a ponerlo de moda gracias a platos tan sofisticados como el foie al Pedro Ximénez o el carpaccio de salmón con helado de aceite de oliva.

Pedro y Juan Carlos Monedero posan en una imagen de Twitter

Durante la etapa de Pedro Monedero, relatan fuentes conocedoras de la situación, se planteó la posibilidad de incorporar una segunda planta al restaurante para hacer frente a la demanda de parroquianos. Sin embargo, su destreza en las cocinas de Casa Gala llamó la atención al otro lado del Atlántico antes de emprender las reformas que hubieran llevado el negocio a otro nivel. El chef mexicano Enrique Olvera le ofreció a Pedro un puesto como cocinero jefe en la arrocería del Hotel Meliá Reforma, en México DF, que no pudo rechazar: "¡Iba todo estupendo hasta que llegó el Meliá, me lo robó y tuve que regresar al trabajo!", dice Salvador entre risas.

Casa Gala cuesta 42.000 euros en concepto de traspaso y otros 2.000 mensuales de alquiler

Salvador trató mantener el barco a flote, pero ya nada volvió a ser lo mismo. Sin Pedro, la cocina de Casa Gala fue perdiendo pujanza hasta convertirse en un establecimiento de cañas, cafés y bocadillos. Si se quiere optar por algo más ambicioso, la respuesta son casi siempre conservas. El aspecto del bar, como su carta, también se ha quedado anclado en un pasado mejor, hasta el punto de que algunas de sus estancias, como el piso inferior, hace tiempo que no se usan y están en un estado de conservación precario. Algo similar ha sucedido con la clientela habitual.

No obstante, dejarse caer por Casa Gala sigue siendo una opción atractiva. No solo por la amabilidad de Salvador y su pareja, sino porque guardan en la bodega algunos tragos imposibles de encontrar en otros lugares. Junto a sus hijos, son lo que más orgullo le produce a Salvador: "¡Aquí tengo una mercancía muy valiosa! Tengo brandys raros, botellas de Vega Sicilia gran reserva del 64 y el 65, Licor de Madroño, Carlos III de cuando costaba 8 pesetas la botella... mira, ¡tenía varias botellas de Calisay, pero me llamó hace poco el hijo del fundador y se las llevó todas!".

Ahora el patriarca de los Monedero, simpatizante de Esperanza Aguirre y afiliado de Vox, ha optado por echar pie a tierra y disfrutar -por fin- de su jubilación. Traspasa el local, de 117 metros cuadrados y ubicado en la calle Romero Robledo, por 42.000 euros. El precio incluye la licencia y todos los electrodomésticos industriales, además de los elementos ornamentales de Casa Gala. El alquiler del local, también de su propiedad, asciende a 2.000 euros mensuales. El precio no es negociable, y tampoco el comprador: "Vienen sobre todo chinos, que me hacen ofertas a la baja con la excusa de la crisis. ¿Qué crisis? Llevo trabajando 73 años en este negocio, me he chocado con muchas crisis, y no se lo voy a regalar a nadie, y menos a un chino", concluye.