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Caminar 3.000 kilómetros para encontrar un trabajo sin emigrar
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TRES JÓVENES GALLEGOS RECORREN ESPAÑA SIN DINERO PARA GRABAR UNA SERIE

Caminar 3.000 kilómetros para encontrar un trabajo sin emigrar

“Hay que andar”. Es el lema de tres jóvenes gallegos que, caminando, han llegado desde Pontevedra hasta Sevilla en busca de un trabajo. Después irán a Murcia

Foto: Caminar 3.000 kilómetros para encontrar un trabajo sin emigrar
Caminar 3.000 kilómetros para encontrar un trabajo sin emigrar

Hay que andar”. Es el lema de tres jóvenes gallegos que, caminando, han llegado desde Pontevedra hasta Sevilla en busca de un trabajo. Después irán a Murcia y de ahí a Barcelona, su último destino. Ya han recorrido más de 1.700 km y por el camino han hecho de todo un poco para costearse el viaje, desde limpiar cristales y servir copas hasta trabajar en un taller de alfarería y cortar el pelo. 

Han grabado su experiencia para hacer una serie con la que pretenden captar el interés de alguna productora o cadena de televisión, que les ofrezca el empleo de sus sueños. De momento V Televisión está emitiendo sus capítulos mediante un acuerdo para la cesión de los derechos de imagen.

El objetivo inicial de este proyecto era demostrar que “los jóvenes españoles tienen iniciativas”, explican los chicos“Terminaremos a mediados o finales de junio. La peculiaridad de esta etapa es que la haremos en unas bicis que hemos conseguido limpiando cristales y repartiendo publicidad”, explica Txetxu González (24 años), uno de los tres jóvenes.  Tanto él como sus compañeros, David Correa (23) y Alejo Rodríguez (24), han estudiado Comunicación Audiovisual, además David ha hecho un máster de realización.

Los jóvenes sí tienen  inquietudes

Estaban en paro y en enero empezaron a planear el viaje, por hacer algo y para conseguir un trabajo sin tener que emigrar. Buscaron alguna empresa que les patrocinara, pero solo consiguieron ropa deportiva de Zico y 1.000 euros de particulares a través de una campaña de micromecenazgo,  que utilizaron para comprar material para grabar durante el viaje. Su valoración después de dos meses de camino -salieron el 5 de abril- es “muy positiva, por la propia experiencia del viaje, por grabarlo y producir la serie y, sobre todo, por la gente”, explican.  

En la feria de Sestao pasaron tres días durmiendo en una de las furgonetas de los feriantes. “Cómo si fuéramos uno más”, comenta Txetxu. Han trabajado en un albergue limpiando y sirviendo desayunos (Las Moreras de Monesterio) y en una peluquería. ¿Sabían cortar el pelo? “¡Qué va! Pero lo intentamos, yo le corté el pelo a David, como se ve en el vídeo”, afirma socarrón.


El objetivo inicial de este proyecto era demostrar que “los jóvenes españoles tienen iniciativas”, explican los chicos. Y que “se puede hacer un trabajo audiovisual de calidad y original con un coste muy bajo”, añaden. En Oviedo limpiaron en bares y en un dúplex; también ayudaron a unos grafiteros con el mural que estaban haciendo debajo de un puente. 

Ayuda de conocidos y extraños

“Hemos conocido a muchas personas con las que ahora mantenemos contacto”, cuenta Txetxu. ¿Cuál les ha impactado más? “Aquilino, sin duda”, afirma. Aquilino es una de las primeras persona que les acogió. A sus 63 años espera con impaciencia su jubilación, para dedicarse a pescar en su barquita. Tiene un taller de alfarería en una aldea gallega -Xunqueira de Espadanedo, en el interior de Orense- donde apenas quedan ya habitantes. 

“Era un pueblo medio abandonado, solo vive gente mayor. Llegamos y le preguntamos si nos podíamos quedar en su nave. Nos dijo que sí. Después nos llevó a su casa a cenar y al bar con sus amigos”, relata Txetxu. Las piezas que hace las vende en las ferias, como la medieval de Sestao (Vizcaya), en la que volvieron a coincidir los cuatro. “Ahora le llamamos cada tres o cuatro días para ver qué tal anda. Es como nuestro abuelo”, dice Txetxu.

Además de desconocidos, les han acogido conocidos. En Sevilla se han albergado en casa de una chica que David conoció en la universidad. Y “aquí estamos, jugando a las cartas con la abuela de su novio”, comenta Txetxu. También han recurrido a las redes sociales para pedir ayuda. A principios de abril colgaron un mensaje en Facebook: “Rumbo a Llovio y seguimos sin casa. ¿Alguien nos ayuda?”.

Y, ¿cuándo termine el viaje? “Queremos pasar los primeros días durmiendo en nuestras camas. Nos hace falta. Después, moveremos la serie y buscaremos alguien que nos pague por trabajar de lo nuestro”, termina Txetxu. 

Hay que andar”. Es el lema de tres jóvenes gallegos que, caminando, han llegado desde Pontevedra hasta Sevilla en busca de un trabajo. Después irán a Murcia y de ahí a Barcelona, su último destino. Ya han recorrido más de 1.700 km y por el camino han hecho de todo un poco para costearse el viaje, desde limpiar cristales y servir copas hasta trabajar en un taller de alfarería y cortar el pelo.