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La independencia hunde a Mas y deja Cataluña a los pies de ERC
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“NECESITAMOS APOYOS EXPLÍCITOS O ESTE PAÍS SERÁ INGOBERNABLE”

La independencia hunde a Mas y deja Cataluña a los pies de ERC

Artur Mas convocó elecciones anticipadas para lograr “una mayoría excepcional” que le permitiera llevar a Cataluña a su particular tierra prometida: un referéndum independentista. Tras las

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La independencia hunde a Mas y deja Cataluña a los pies de ERC

Artur Mas convocó elecciones anticipadas para lograr “una mayoría excepcional” que le permitiera llevar a Cataluña a su particular tierra prometida: un referéndum independentista. Tras las urnas, Mas y CiU han quedado a años luz de ese reto, han perdido 12 escaños y han dilapidado 120.000 votos. Ante el descalabro, el president no dimite y, en su huida hacia delante, exige a ERC un pacto de Gobierno “no sólo para abordar el proyecto de nación, sino para gobernar el día a día”.

CiU trabaja ya en un pacto con Esquerra Republicana de Catalunya que cierre un Gobierno que sea mínimamente estable. Incluso, según señalan fuentes nacionalistas a El Confidencial, ya tienen un esbozo de reparto de áreas en un gabinete en el que los republicanos controlarían consejerías de fuerte contenido social. En concreto, en algunos sectores se da por sentado que Esquerra estaría a cargo de la Sanidad y Bienestar Social, pero a la espera de poder detallar aún más el reparto en áreas como Industria o Gobernación.

De hecho, según estas fuentes, ha habido contactos en las últimas semanas para elaborar hojas de ruta futuras con la mirada puesta en el Estado propio. En aquellos momentos, los convergentes tenían todas las de ganar. Las encuestas les eran favorables y sus previsiones más pesimistas les daban algo más de 60 escaños, con lo que podían forzar fácilmente un pacto con Esquerra, cuyo techo se creía en unos 17 o 18 escaños. Pero el escenario ha cambiado tras pronunciarse los ciudadanos. Y hay una cosa clara: CiU y su candidato, Artur Mas, han salido debilitados del pulso soberanista que han realizado. El plebiscito que querían hacer para pilotar la transición nacional hacia el Estado propio ha chocado con la realidad de unas urnas a las que habían encomendado todas sus ilusiones. Y no hay duda de que los electores han dado un sonoro bofetón a CiU, haciéndola bajar de 62 a 50 escaños.

La subida de ERC se explica por la vuelta de los votos prestados a CiU. En 2003 obtuvo 23 diputados y 544.000 votos, y en 2006, 416.000; mientras que en 2010 bajó a 219.000. Todos esos votos perdidos eran los que recibió de más CiU en las últimas autonómicas, y Artur Mas no logró retenerlos y retornaron a su hábitat natural. Ahí reside la clave de los resultados de anoche.

En unas elecciones que Mas se empeñó en plantear como un plebiscito sobre su persona, el líder de CiU ha cosechado un rotundo fracaso que, en condiciones normales, tendría que traer consecuencias sobre su futuro político. En vez de eso, y flanqueado por un cariacontecido Duran i Lleida y por el hijo de Pujol, Oriol, y la plana mayor de CiU, Artur Mas echaba un órdago a ERC desde el tradicional Hotel Majestic: “Hemos ido hasta ahora muy solos en este proceso. Otros deben ser responsables. Necesitamos apoyos explícitos porque, de lo contrario, Cataluña será ingobernable”.

Esquerra agarra la mano tendida de Mas

Y el portavoz de ERC no dudó en responder al reto de Mas. “Ponemos nuestro resultado al servicio del país y al servicio del proceso hacia la independencia de Cataluña”, aseguraba un exultante Oriol Junqueras en la sede de ERC en Barcelona. “Asumiremos toda la responsabilidad que nos corresponda en este momento histórico, estaremos a la altura de nuestras responsabilidades y buscaremos las fórmulas más adecuadas para tirar adelante una consulta sobre la independencia”, lo que puede traducirse por un ‘sí’ a pactar el Gobierno con Mas para seguir adelante con el proceso soberanista.

Sin ERC, y así lo ha venido a reconocer Mas, el ‘sueño’ soberanista y el referéndum son imposibles. Pero los republicanos deberán sellar un pacto de Gobierno estable para gobernar también “el día a día”, el de los recortes y la crisis, para compartir este desgaste con CiU. Si ERC no acepta, se abrirá entonces lo que Mas ha llamado “periodo de reflexión para saber hacia dónde queremos ir”. Es decir, el futuro de Cataluña está en manos de los verdaderos independentistas, ERC. Sólo si no están dispuestos a asumir el desgaste de un Gobierno en plena crisis, CiU se avendrá a dar por terminada una aventura secesionista que le ha supuesto el mayor fracaso electoral de los últimos años.

Artur Mas convocó elecciones anticipadas para lograr “una mayoría excepcional” que le permitiera llevar a Cataluña a su particular tierra prometida: un referéndum independentista. Tras las urnas, Mas y CiU han quedado a años luz de ese reto, han perdido 12 escaños y han dilapidado 120.000 votos. Ante el descalabro, el president no dimite y, en su huida hacia delante, exige a ERC un pacto de Gobierno “no sólo para abordar el proyecto de nación, sino para gobernar el día a día”.