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El Defensor del Pueblo de Cataluña recibe fondos públicos para su ONG
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UN RIVAL DEL SÍNDIC LE ACUSA DE INCOMPATIBILIDAD DE CARGOS

El Defensor del Pueblo de Cataluña recibe fondos públicos para su ONG

La filantropía puede poner en apuros al Síndic de Greuges de Cataluña (Defensor del Pueblo), Rafael Ribó. Se da la circunstancia de que Ribó, además de

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El Defensor del Pueblo de Cataluña recibe fondos públicos para su ONG

La filantropía puede poner en apuros al Síndic de Greuges de Cataluña (Defensor del Pueblo), Rafael Ribó. Se da la circunstancia de que Ribó, además de Síndic, es presidente de la Fundación Ulls del Món, una organización no gubernamental (ONG) que trabaja en países de África, Asia y América previniendo o solucionando dolencias oculares. Esa dualidad de cargos, sin embargo, ha provocado las quejas de otra entidad similar, CCONG, con proyectos repartidos entre Europa, África,Asia y América.

El presidente de CCONG, Rafael Jariod, envió el pasado mes de febrero la queja por escrito al propio Ribó. En la misiva, decía que la Generalitat de Cataluña, la Diputación de Barcelona, el Ayuntamiento de Barcelona y la Agencia Catalana de Cooperación “han subvencionado proyectos a Ulls del Món, de la cual es presidente el Síndic, y por tanto pensamos que es éticamente impropio que un síndico, que debe velar por los intereses de los ciudadanos ante las instituciones, pida favores de cualquier tipo a cualquiera de ellas y se le concedan. Por tanto, o bien deja de ser Síndic o bien deja de ser presidente de Ulls del Món”.

“Hay cosas que no son de ética. Muchas de las puertas a las que toca Ulls del Món son instituciones públicas que en cualquier momento el Síndic debe investigar porque le pueden presentar una denuncia contra ellas. Pero se da la circunstancia de que el presidente de la fundación y el Síndic son la misma persona. ¿Y con qué autoridad va a meterse con alguien que le está subvencionando, dando dinero a tocateja?. O busca los intereses de las personas y las defiende o pide dinero a las instituciones, pero ambas cosas, no. O preside Ulls del Món o se dedica a ser Defensor del Pueblo”, explica Rafael Jariod a El Confidencial.

Fuentes cercanas a Ribó niegan cualquier irregularidad o incompatibilidad del Síndic. Según estas fuentes, “durante el proceso previo a su nombramiento, para dictaminar su idoneidad para el cargo de Síndic, se llevó el tema al Parlamento y se puso sobre la mesa el caso concreto de la presidencia de la Fundación. La comisión parlamentaria fue clara: dictaminó, por unanimidad, que podía seguir presidiendo Ulls del Món porque no había incompatibilidad alguna. Por tanto, desde una perspectiva jurídica, el denunciante no tiene razón. Desde una perspectiva moral o ética, es preciso decir que Ulls del Món no recibe subvenciones discrecionales, sino que se presenta a los concursos anuales a los que se presentan otras organizaciones similares. Además, la propia Generalitat forma parte de su patronato desde antes incluso de que Rafael Ribó la presidiese”.

El Síndic tuvo un problema ocular en los años 90 y fue operado por el cirujano Borja Corcóstegui. Tras esa experiencia, ambos hablaron sobre la posibilidad de fundar una ONG para solucionar problemas oftalmológicos en el Tercer Mundo y de ahí nació la entidad, de la que Corcóstegui es actualmente vicepresidente. Fuentes cercanas a Rafael Ribó señalan que en la fundación “no existen cargos retribuidos. Es más, a él le cuesta varios miles de euros cada año ser de Ulls del Món, ya que realiza donaciones y así se refleja incluso en su declaración de la renta”.

La batalla de Mali

Estas mismas fuentes explican que CCONG “intentó llegar a un acuerdo con Ulls del Món para trabajar en Mali, pero en aquel momento se consideró que una alianza así no encajaba en los proyectos que se estaban realizando. Y, desde ese momento, CCONG consideró que Ulls del Món le hacía competencia desleal”. Se trata, por tanto, de un problema de rivalidad o de celos, por decirlo de manera más llana.

Rafael Jariod, por su parte, señala que una de las fundadoras de su fundación, cuya cuñada trabajaba con Ribó, los puso en contacto con Ulls del Món y Jariod le ofreció, efectivamente, colaborar, recibiendo una negativa por respuesta. Sin embargo, en el 2008 la entidad del Síndic llegó al país africano y abrió oficina. A partir de ese momento, las relaciones fueron tensas. Según Jariod, Ulls del Món llegó a denunciarles al Ministerio de Sanidad de Mali, que envió inspectores a las instalaciones de CCONG. ”Y no sólo no nos pusieron ningún impedimento sino que quedaron tan contentos que el inspector médico que nos enviaron comenzó a operar con nosotros”.

El presidente de  CCONG también tiene más reproches que hacer a su rival. “A nosotros, cada operación nos cuesta 180 euros por ojo tratado. Tenemos un presupuesto muy reducido. Pero Ulls del Món, según la última memoria, destina a gastos operacionales algo más de 63.000 euros, cuando su presupuesto es de 1,6 millones de euros. Y en tratamientos oftalmológicos, gasta otros 65.000 euros. Su memoria dice que sólo realizó 1.141 operaciones, cuando su presupuesto es de 1,6 millones de euros. Pero claro, destina a ‘coordinación técnica, evaluación y seguimiento sobre el terreno’ más de 517.000 euros, a ‘sensibilización’, otros 164.000 y a ‘difusión externa y campañas de sensibilización’, más de 100.000 euros. No tiene sentido”.

También echa en cara a la fundación del Síndic el elevado gasto en “equipamientos y materiales”, que el año pasado fue de más de 445.000 euros. “A nosotros, el material nos sale gratis. El año pasado, por ejemplo, nos regalaron dos camiones para operaciones y diverso material, proveniente de médicos que se jubilan y que regalan sus instrumentos o de otro doctor que se deshizo del suyo al detectársele Parkinson. Todo ese material lo enviamos a Mali, que al ser un país con pocas infraestructuras necesita que los médicos se desplacen por el territorio para tratar a la gente. Y yo no tendría ningún inconveniente en prestárselo totalmente gratis. En Mali hay 100.000 ciegos, que con una buena planificación podrían ser operados en un plazo de cinco o seis años”.

Como telón de fondo a esta batalla entre cooperantes, destaca la naturaleza de los fondos que recaudan ambas entidades. CCONG afirma que casi todos sus fondos son de donantes particulares. Pero la situación de Ulls del Món es totalmente diferente. Entre el 2002 y el 2011, esta fundación obtuvo unos ingresos de 12,5 millones de euros. De ellos, el 49% fue aportado por organismos públicos, entre gobiernos autonómicos, ayuntamientos y Diputaciones, mientras que el resto provenía de donativos privados.

Hasta el 2008, las donaciones de particulares eran mucho mayores que las de los entes públicos. A partir de ese año, sin embargo, se invirtieron los términos y Ulls del Món comenzó a ingresar más dinero público que privado, hasta el punto de que en los dos últimos ejercicios el 66% de los ingresos provenían de instituciones públicas. “Nosotros somos currantes de la cooperación y ellos hacen grandes cenas y actos para recaudar fondos”, acusa Jariod. Aún así, la gran fuente de dinero de su rival no proviene de esas grandes cenas, sino de las arcas públicas.

La filantropía puede poner en apuros al Síndic de Greuges de Cataluña (Defensor del Pueblo), Rafael Ribó. Se da la circunstancia de que Ribó, además de Síndic, es presidente de la Fundación Ulls del Món, una organización no gubernamental (ONG) que trabaja en países de África, Asia y América previniendo o solucionando dolencias oculares. Esa dualidad de cargos, sin embargo, ha provocado las quejas de otra entidad similar, CCONG, con proyectos repartidos entre Europa, África,Asia y América.

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