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Mayor Oreja: 'el enemigo en casa'
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LA ACTITUD DEL EX MINISTRO REABRE PROFUNDAS HERIDAS EN EL PP

Mayor Oreja: 'el enemigo en casa'

La calma tensa ha vuelto a imponerse en las aguas de un Partido Popular que, durante la última semana, ha reabierto viejas heridas que se incuban,

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Mayor Oreja: 'el enemigo en casa'

La calma tensa ha vuelto a imponerse en las aguas de un Partido Popular que, durante la última semana, ha reabierto viejas heridas que se incuban, quizá, desde aquel Congreso de Valencia de 2008 en el que Mariano Rajoy fue reafirmado como líder del partido, y que han terminado por explotar a cuenta de la situación carcelaria de un asesino sanguinario, Uribetxebarria Bolinaga, autor del secuestro más lacerante de cuantos ha perpetrado la banda terrorista ETA  a lo largo de su dilatada historia de infamia. Tras varios días de enconados enfrentamientos públicos entre partidarios y detractores del ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el lío y la agitación interna ha vuelto aparentemente a su cauce. Al menos hasta que la Audiencia Nacional no resuelva el futuro del reo enfermo. Las heridas, sin embargo, tardarán en cicatrizar un poco más.

La reaparición de Mayor Oreja como máximo detractor interno, en coalición con el verso suelto de Esperanza Aguirre, de la política antiterrorista de Jorge Fernández Díaz, ha terminado por exasperar los ánimos de sus compañeros del PP vasco, hartos de la deriva del eurodiputado que, aseguran, en nada les ayuda de cara a la campaña electoral del 21 de octubre. Antonio Basagoiti ha sido, no obstante, quien más esfuerzos ha hecho por tratar de zanjar, con escaso éxito, una polémica que solo beneficia a sus rivales electorales.

Estamos un poco cansados y bastante dolidos por la actitud que está teniendo”, reconoce un alto dirigente de la formación de Basagoiti, que culpa a Mayor Oreja de querer acaparar protagonismo dividiendo al PP entre buenos y malos. “Desde que María San Gil dejó la presidencia del partido, Mayor Oreja no ha pisado el País Vasco ni una sola vez. No ha tenido tampoco palabras de aliento, cariño o consejo para la actual dirección. Solo recibimos palos y él, que es un animal político, sabe que nos hace mucho daño”, lamenta. “Sabe y conoce las encuestas que manejamos y que muchos votantes del PP y del PSOE van a votar al PNV como voto útil para que no gane Bildu y él, sin embargo, sigue alentando el discurso de que ETA está ganando. Lo único que vamos a conseguir así es tener un parlamento con la mayoría nacionalista más grande de la historia”.

Oreja, que no ha atendido las llamadas al orden de la cúpula del PP a todos sus dirigentes para que no dirimiesen el debate en público, se ha prodigado en radios y medios de comunicación afines para argumentar sus discrepancias con el tercer grado concedido a Bolinaga. El malestar cala en la calle, y de él se hizo eco también Esperanza Aguirre al señalar que ha generado “mucho descontento” entre una buena parte de las bases del PP que siempre ha acogido con buenos ojos los discursos de Mayor Oreja. El eurodiputado ha quedado, sin embargo, muy desautorizado dentro del partido desde el momento en el que Mariano Rajoy secundó y apoyó las gestiones de Fernández Díaz. El propio ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, le afeó internamente su afán por querer polemizar sobre la lucha antiterrorista en las tertulias y en los medios de comunicación. “Es el número uno de nuestra candidatura al Parlamento europeo y nunca se le escucha hablar de Europa ni siquiera ahora que buena parte de las decisiones sobre la crisis se toman allí”, lamenta otro diputado popular.

"No hay que enredar en los momentos difíciles"

Pero Mayor Oreja, guste o no, conecta bien con el sentir de muchos de los votantes de su partido y cuenta con una poderosa aliada como la presidenta de la Comunidad de Madrid, que ha secundado su discurso, ha negado que sea él quien lo esté agitando y le ha defendido de quienes, como el presidente del PP de Guipuzcoa, Borja Semper, le han criticado en público.

 “Lo que hay que hacer en un partido es no enredar en los momentos difíciles”, explica otro miembro de la dirección del grupo parlamentario que, sin embargo, reconoce la autoridad del ex ministro en la política antiterrorista. “Mayor no tenía que haber hecho esto, porque creo que de cara a la opinión pública, incluso entre nuestros votantes, está sufriendo una especie de proceso de demonización cuando sigue siendo el mismo hombre prudente y conocedor que cuando era ministro del Interior”, añade. “Pero solo sale una versión de él y esto no es así. En esta ocasión podría no haberse pronunciado, pero bueno”.

A juicio de este sector más amable hacia las posturas de Mayor Oreja, el PP se podría haber ahorrado este debate explicando mejor desde un principio (la eterna queja de los fallos en la comunicación) el trato dispensado a Bolinaga. “Creo que el Gobierno ha actuado bien, correctamente, pero no hemos tenido mucha oportunidad con la sensibilidad de la materia y lo hemos explicado mal”, añade. Una versión que no comparten, sin embargo en el PP vasco, donde creen que Mayor busca liarse de forma interesada en estos temas relacionados con ETA y con las víctimas del terrorismo. “Al final, cuando te quieres enredar en una historia es más fácil enredarte que explicarlo. Mayor aprovecha lo delicado del tema para sembrar una duda que es profundamente mezquina, como que se está negociando con ETA al igual que hizo el Gobierno de Zapatero. Mayor sabe que tocando esa fibra sensible provoca una gran controversia y demuestra que respira por la herida porque le gustaría estar en el lugar de Rajoy”. “Trata de dar una patada a Rajoy en el culo del PP vasco”, concluyen.

“El trasfondo es que hay políticos que no saben asumir que su papel ha cambiado y que ya no controlan la política vasca”, añaden. “Se considera la única alma pura del PP vasco y nuestras bases no entienden que está haciendo, se quedan desconcertadas con mensajes como que el Gobierno está favoreciendo a ETA en un tema tan fundamental como este, que es la seña de identidad del partido en Euskadi”.

A menos de dos meses de las próximas elecciones al Parlamento vasco, la polémica ha explotado en el peor momento del calendario electoral y justo también, alegan los detractores de Mayor, cuando ciertos medios de comunicación han puesto en solfa el liderazgo de Mariano Rajoy. El carcelero de Ortega Lara ha puesto a prueba las soldaduras internas del Partido Popular y ha resquebrajado la unidad en torno a un líder a quien internamente no se ha cuestionado ninguna otra medida de ajuste ni ninguna otra reforma, aunque no fuera en su programa electoral. Las heridas siguen abiertas y el cabreo interno, aunque aplacado externamente, permanece latente a la espera de nuevas noticias sobre el desarrollo del caso Bolinaga. Rajoy no se ha referido en público estas discrepancias, pero muchos creen, sin embargo, que el futuro de Mayor Oreja como número uno de la lista al Parlamento Europeo está sentenciado. Tiempo al tiempo. 

La calma tensa ha vuelto a imponerse en las aguas de un Partido Popular que, durante la última semana, ha reabierto viejas heridas que se incuban, quizá, desde aquel Congreso de Valencia de 2008 en el que Mariano Rajoy fue reafirmado como líder del partido, y que han terminado por explotar a cuenta de la situación carcelaria de un asesino sanguinario, Uribetxebarria Bolinaga, autor del secuestro más lacerante de cuantos ha perpetrado la banda terrorista ETA  a lo largo de su dilatada historia de infamia. Tras varios días de enconados enfrentamientos públicos entre partidarios y detractores del ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el lío y la agitación interna ha vuelto aparentemente a su cauce. Al menos hasta que la Audiencia Nacional no resuelva el futuro del reo enfermo. Las heridas, sin embargo, tardarán en cicatrizar un poco más.