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Barcina rompe el Gobierno y fía su suerte a que Rubalcaba no autorice un pacto con Bildu
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“ESPERAMOS RECUPERAR LAS RELACIONES CON EL PSOE”, ASEGURAN

Barcina rompe el Gobierno y fía su suerte a que Rubalcaba no autorice un pacto con Bildu

“Es como cuando dos personas quieren cortar y entonces una le hace la vida imposible a la otra para que sea la otra parte la que

Foto: Barcina rompe el Gobierno y fía su suerte a que Rubalcaba no autorice un pacto con Bildu
Barcina rompe el Gobierno y fía su suerte a que Rubalcaba no autorice un pacto con Bildu

“Es como cuando dos personas quieren cortar y entonces una le hace la vida imposible a la otra para que sea la otra parte la que rompa”. Así analizan fuentes de UPN lo que ha ocurrido en las últimas 48 horas con el Gobierno navarro de coalición entre UPN y el PSOE y que ha dejado la gobernabilidad de la Comunidad Foral en el aire. En el aire porque ninguna fuerza política por sí sola suma suficientes escaños como para gobernar con comodidad en un momento en el que solo cabe una política de recortes y de meter la tijera y porque, acabada la fórmula con el PSOE, el partido que dirige Roberto Jiménez se puede ver tentado de volver al Ejecutivo de la mano de las fuerzas nacionalistas y de Bildu.

Según explican fuentes del partido regional a El Confidencial, Yolanda Barcina no contempla de momento la posibilidad de ir hacia unas elecciones anticipadas. Algo que, con los Sanfermines a la vuelta de la esquina, tendría que ser pospuesto, como poco, para después del verano. Pero en la sede de UPN fían toda su suerte a que Alfredo Pérez Rubalcaba no autorice un pacto de gobierno con Bildu, que sí o sí es pieza clave para que Roberto Jiménez pueda ser investido presidente. “Nosotros ya hemos estado en esta situación de un gobierno en minoría y ante lo que va a venir, cada uno tendrá que retratarse”, explican desde la formación. “Nos gustaría recuperar la relación con el PSOE, eso es lo que nos gustaría que pasara”.

Después de varios días en los que la salud del pacto se había resquebrajado por los recortes que ha tenido que aplicar el Ejecutivo de Barcina, la puntilla llegó el pasado jueves, con la destitución fulminante del vicepresidente Roberto Jiménez, a quien Barcina acusa de deslealtad por señalar que el “agujero” de las cuentas forales es mayor de los 132 millones de euros reconocidos por el propio consejero de Hacienda foral, Álvaro Miranda.

El laberinto político navarro es todo un galimatías para una comunidad de apenas medio millón de habitantes y que, sin embargo, tiene uno de los parlamentos con más número de fuerzas políticas. De los 50 escaños del parlamento navarro, UPN solo tiene 19 y el PSOE, 9. El Partido Popular, que se presentó por primera vez a las elecciones en solitario después de que UPN rompiera el pacto que ambas formaciones habían mantenido durante años, tiene 4 escaños. La izquierda abertzale es, sin embargo, la verdadera voz de la oposición. Bildu, que entró en la cámara con muchísima fuerza, obtuvo 7 escaños Y Nafarroa Bai (Nabai), 8. Los 3 restantes corresponden a Izquierda Unida-Ezquerra.

El PSOE no rentabiliza su acción de Gobierno

“El problema es que el PSOE vive una especie de esquizofrenia política. Al entrar en el Gobierno navarro ha desocupado un espacio en la oposición que lo ocupa ahora Bildu y Nabai y tampoco obtiene rédito político alguno de la labor que desarrolla en el Gobierno”, añaden estas fuentes nacionalistas. “Su acción en el Gobierno no les renta políticamente porque ni siquiera sus propios votantes la entienden y son muchos en el PSOE los que prefieren que el partido esté ahora en la pancarta y no el Gobierno”. 

Fuentes del PP explican también que, en ningún caso, ha sido el Gobierno central el que haya podido empujar hacia este desenlace. Y es que, aunque Hacienda tuvo que salir al rescate de la economía navarra a través del desaguisado del IVA de Volkswagen, en ningún momento Rajoy pidió como contrapartida una recomposición de fuerzas en el Ejecutivo foral. Recomposición que, como se ha visto, tampoco suma mayoría con el PP navarro.

En UPN nunca habían pensado que llegarían a una situación en la que la cuerda con el PSOE se tensaría hasta los límites en los que lo ha hecho. Solo hay que recordar que la propia ruptura del partido con el PP fiaba su futuro a unas relaciones cordiales con el PSOE para garantizar la gobernabilidad de Navarra. Un pacto que funcionó bien durante los años de Zapatero en el Ejecutivo, pues UPN apoyó en el Congreso algunas medidas durísimas como el 'tijeretazo' de mayo del 2010, pero que ahora ha saltado por los aires conforme la situación económica en la Comunidad Foral se ha ido deteriorando hasta niveles insospechados.

“Claro que pensábamos que sería más fácil gobernar con el PSOE y que ellos iban a tener una responsabilidad que no han tenido”, añaden desde UPN. “Pero también entendemos que para ellos es más fácil ahora estar situados tras la pancarta. Por eso, ahora cada uno nos vamos a tener que retratar ante el espejo y ellos van a tener que decir si están dispuestos a gobernar con una formación como Bildu, cuyo proyecto no es Navarra sino una Euskal Herria fuera del estado español”.

“Es como cuando dos personas quieren cortar y entonces una le hace la vida imposible a la otra para que sea la otra parte la que rompa”. Así analizan fuentes de UPN lo que ha ocurrido en las últimas 48 horas con el Gobierno navarro de coalición entre UPN y el PSOE y que ha dejado la gobernabilidad de la Comunidad Foral en el aire. En el aire porque ninguna fuerza política por sí sola suma suficientes escaños como para gobernar con comodidad en un momento en el que solo cabe una política de recortes y de meter la tijera y porque, acabada la fórmula con el PSOE, el partido que dirige Roberto Jiménez se puede ver tentado de volver al Ejecutivo de la mano de las fuerzas nacionalistas y de Bildu.

Alfredo Pérez Rubalcaba Bildu