El Rey vuelve a la primera línea en plena ofensiva exterior del Ejecutivo

El Rey se recupera deprisa de su operación de cadera, se ha dado un baño de reconciliación con la opinión pública -a juzgar por las ovaciones recibidas ayer en Valladolid- y el Gobierno ya le ha puesto en primera fila de la política exterior para apoyar la política de exportaciones. En cuanto vuelva el próximo jueves de la gira que empieza hoy por Brasil y Chile, Don Juan Carlos recibirá en audiencia a un personaje fundamental para el futuro de la industria española: el ministro de Defensa del Reino de Arabia Saudí, el príncipe Salman bin Abdulaziz al Saud. Está en juego un contrato para la adquisición de 250 carros de combate Leopardo por valor de 3.000 millones de euros.

El Rey presumió durante el Día de las Fuerzas Armadas de capacidad de aguante porque había seguido el acto principal de pie firme, mientras en fuentes de la Casa de Su Majestad destacaron que ha mantenido en su agenda la visita a los dos países iberoamericanos pese a la reciente intervención quirúrgica. El viaje supone muchas horas de avión, entrevistas y recepciones, pero llevaba meses programado y lo acomete pese a que acaba de recibir el alta y sigue en rehabilitación. Sin embargo, la audiencia del dirigente saudí se incluyó a última hora, después del viaje del titular español de Defensa, Pedro Morenés, a ese país del pasado mes de mayo.

El ministro ya llevó en mano una carta personal de Don Juan Carlos para el Rey Abdalá de Arabia Saudí. El Gobierno aprovecha las buenas relaciones personales del Monarca con los gobernantes de la zona. Incluso ha acometido un cambio legislativo en materia de comercio que también servirá para apoyar el intento de venta de los blindados. El Consejo de Ministros aprobó una reforma para que el Estado de convierta en 'gestor' en esas macrooperaciones de exportación para que las negociaciones sean entre Gobiernos y no sólo entre empresas y ministerios de países extranjeros.

Modelo de EEUU para garantizar cientos de empleos

El Ejecutivo español copia ese modelo de los Estados Unidos y de Francia para no estar en desventaja. También es la fórmula de relaciones que prefieren los países compradores de material militar como Arabia Saudí, que no abierto aún formalmente el concurso de compra de los carros pero se ha interesado directamente por el modelo desarrollado y fabricado en España sobre patente alemana. El Leopardo lo hace la antigua empresa nacional Santa Bárbara, hoy filial del gigante estadounidense del armamento General Dynamics, para el Ejército de Tierra. El suministro de los 250 blindados es un programa de 3.000 millones de euros que garantiza varios cientos de puestos de trabajo durante años.

El anterior Gobierno español también hizo gestiones para facilitar la operación con el anterior responsable de Defensa saudí pero no acabaron de fructificar; la novedad a finales del pasado año fue que el fabricante alemán con la patente original empezó a  mostrar interés en el concurso pese a las reticencias del Ejecutivo germano a vender armas fuera de occidente.

El príncipe Salman bin Abdulaziz al Saud será recibido en Madrid por el ministro de Defensa, Pedro Morenés. El Gobierno ha puesto todo su empeño en obtener ese contrato de carros para la industria nacional y el Rey puede facilitar mucho las cosas como ya se demostró en el concurso para el AVE a la Meca adjudicado a la correspondiente empresa nacional.

El Rey recupera esa actividad como embajador supremo de España (también para facilitar las exportaciones y la implantación de las empresas nacionales en el exterior) durante toda la semana, que empieza con su visita nada protocolaria, sino de puro trabajo a Brasil y Chile. Le acompaña una nutrida representación de empresarios españoles de primera fila para reforzará la cooperación política y económica con ambos países. Con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, al frente también van Emilio Botín (Banco Santander), Antonio Brufau (Repsol), César Alierta (Telefónica), José Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), Javier Monzón (Indra) y Borja Prado (Endesa).