El CGPJ, una jaula de oro para el cargo institucional mejor pagado del país

La profunda crisis que atraviesa el Consejo General del Poder Judicial a cuenta de los viajes privados de su presidente a Marbella ha puesto al descubierto la jaula de oro del órgano de gobierno de los jueces, donde Carlos Dívar es, a excepción del Rey, el cargo público mejor pagado del país con un sueldo que casi duplica al del presidente del Gobierno, que cobra 78.185 euros.

Carlos Dívar, al igual que Rajoy, tiene el sueldo congelado por la crisis pero recibe al año un total de 130.152 euros. Una cantidad que se desglosa en un sueldo base de 26.448 euros al que se suman otras remuneraciones en 14 pagas por un valor total de 103.704 euros. El resto de los 20 vocales del CGPJ tampoco andan muy lejos. Reciben cada uno 112.249 euros anules de sueldo, mientras que el secretario general del órgano percibe, por último, 109.662 euros. La retribución de Divar supera por un escaso margen la del siguiente alto cargo de la lista de los mejores pagados de España y que sería el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, con apenas 800 euros menos de sueldo.

Pero la verdadera polémica que ha puesto a Dívar en le ojo del huracán no son tanto sus emolumentos como los gastos de carácter privado que ha cargado a las cuentas de la institución en una veintena de viajes a Marbella con alojamientos en hoteles de lujo y cenas para dos sufragadas también a cuenta del presupuesto del CGPJ.

La Fiscalía ha archivado la denuncia interpuesta por el vocal José Manuel Gómez Benítez  al no apreciar indicios de ilícito penal. Y es que, la propia normativa del CGPJ, de 1996, evita que los vocales y el presidente del órgano tengan que dar explicaciones de sus gastos de representación, que carecen también de un tope máximo. Algo que, en opinión de algunos de los vocales consultados por este diario, no justifica tampoco que Dívar no los detalle. “Lo razonable es explicarlo”, señala la progresista Margarita Robles. La normativa no dice que haya que hacerlo pero, aun así, la mayoría de los vocales, cuando pasa sus gastos, explica el motivo del viaje oficial, las reuniones que ha mantenido y con quién ha comido, si es que ha tenido una comida de trabajo. La normativa no lo exige pero es un ejercicio de responsabilidad de cada uno”.

El malestar del Consejo General del Poder Judicial no ha sido, sin embargo, suficiente para que Dívar presente su dimisión. Eso sí, los viajes privados a Marbella han dejado un Consejo dividido completamente entre los vocales progresistas, que querían su salida, y siete conservadores que pretendían la renuncia de su adversario Gómez Benítez por acudir al Ministerio Público con datos del Consejo, en vez de presentar primero una queja en el propio órgano de los jueces.

Sea como fuere, el caso de los viajes a Marbella ha dejado seriamente tocada la imagen de la institución judicial y de su presidente en un momento de crisis y austeridad en el que hasta la Corona está pasando por su particular vía crucis por el incidente de la cacería de elefantes en Botsuana.

Al sueldo y a los gastos de representación habría que sumar por último la partida destinada a “atenciones protocolarias” y que también está a disposición de Dívar para agasajar a invitados y a quien corresponda. Este último capítulo tampoco tiene un límite de gasto y corre, como en el caso de los viajes, a cargo del presupuesto de la institución.