Los viajes de Dívar parten al CGPJ por la mitad, pero el presidente ni dimite ni se excusa

El malestar del Consejo General del Poder Judicial no ha sido suficiente para que su presidente, Carlos Dívar, presente su dimisión. Eso sí, los viajes privados a Marbella han dejado un Consejo dividido completamente entre los vocales progresistas, que querían su salida, y siete conservadores que pretendían la renuncia de su compañero, Gómez Benítez, que fue quien hizo la denuncia. Al final, ni lo uno ni lo otro.

La única manera de conseguir la reprobación del presidente era consiguiendo los votos de trece de los 21 vocales que componen el órgano judicial. Sólo cinco de ellos han dado el paso para solicitar que Dívar, que también preside el Tribunal Supremo, abandone el órgano. Los progresistas Margarita Robles, Félix Azón, Inmaculada Montalbán y Carles Cruz han sido los únicos que han solicitado formalmente su dimisión, a pesar del malestar generalizado por el comportamiento de Dívar, que ha disfrutado de fines de semana privados en Marbella a cuenta del CGPJ. A ellos se une la petición del propio vocal que le denunció, José Manuel Gómez Benítez.

Después de dos días de intensas reuniones informales debatiendo sobre las propuestas a plantear en el pleno extraordinario que acaba de finalizar, no ha habido ningún consenso para que Dívar dé la cara. Se barajó incluso que, como compensación a no pedir su dimisión y como el informe de la Fiscalía considera que su actuación no es propia de un delito de malversación de caudales públicos, Dívar hiciese algún ‘gesto’ público reconociendo el mal que su comportamiento había hecho al CGPJ. Sin embargo, al final, la mayoría de los vocales han optado por mantenerse al margen.

Pero el presidente del Supremo no es el único damnificado en este asunto. Un total de siete vocales de los llamados ‘conservadores’ han solicitado la dimisión de Gómez Benítez por acudir al Ministerio Público con datos del Consejo, en vez de presentar primero una queja en el propio órgano de los jueces. Estos votos tampoco sirven de nada porque, al igual que con Dívar, se necesitaban los tres quintos de los integrantes del CGPJ para obtener su reprobación.

Así que tras una tensa y larga reunión, el CGPJ daba por concluido el ‘incidente’ sin dimisiones por falta de consenso, pero con la sensación de que el órgano sale muy dañado y completamente dividido.