Zapatero culmina su discurso triunfalista con un premio de 2.500 euros para cada niño que nazca

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha descrito a España en su discurso sobre el estado de la Nación como un país que avanza en todos los ámbitos, la creación de tres millones de empleos desde que llegó al Gobierno y un horizonte económico “despejado”, con la promesa de alcanzar el pleno empleo en la próxima legislatura en un país fértil… que lo será aún más tras su anuncio final: cada familia recibirá 2.500 euros por cada niño que nazca a partir de hoy.

"España necesita seguir progresando", con "más familias y con más hijos". Las familias necesitan "más apoyo para tener esos niños y más recursos para criarlos", sentenció el presidente ante el desconcierto de la bancada popular. Es más, miró al líder del PP, Mariano Rajoy, para preguntarle por qué no aplaudía si iba en defensa y ayuda de la familia.

El anuncio de las ayudas a cada nuevo español que venga al mundo, supuso la traca final de un discurso final donde intentó desarmar a Rajoy en una de las claves de la oposición en esta legislatura: la negociación con la banda terrorista ETA. Zapatero se escudó en que lo habían intentado todos sus antecesores, no aportó explicación alguna sobre los contactos con la banda y llegó la desactivación del discurso del líder del PP porque pronunció aquello que tanto le demandan los tertulianos de la derecha: que no habrá un final dialogado de la violencia.

En concreto, Zapatero explicó que, durante la negociación, estuvieron vigentes los ejes de la lucha antiterrorista y el principio de que no habría precio político alguno. Y, sentenció: “de los medios con que una sociedad democrática como la nuestra cuenta para combatir el terrorismo, ETA ha hecho imposible un final dialogado de la violencia. No hay vía alguna para el diálogo. No hay margen alguno para intentarlo. Por ello, pueden estar seguros de que la respuesta a esa amenaza será, en nombre de todos los españoles, implacable por mi parte”.

En esa visión triunfalista, Zapatero explicó que España partió en 2004 con “muchos síntomas de debilidad democrática” y que ha avanzado en “calidad democrática” y en el fortalecimiento de la ciudadanía en esta legislatura. No olvidó las reformas de Estado emprendidas –como la de los estatutos- que sólo se han frenado cuando se necesitaba el concurso del PP, como es la reforma de la Constitución de 1978.

El tono triunfal le llevó a describir la situación económica española como “robusta”, donde el déficit exterior –un signo de alerta- se ha reducido un tercio, la exportación “tiene ahora un mayor valor añadido y el Gobierno ha “duplicado” los recursos destinado a Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), uno de sus objetivos para la próxima legislatura. “No es mérito del Gobierno, es mérito de todos, pero el Gobierno tiene mucho mérito”, sentenció el presidente respecto a la buena marcha de la economía.

A por el pleno empleo

El presidente hizo tres anuncios en materia económica: que la economía español seguirá creciendo por encima del 3,5% del Producto Interior Bruto (PIB), una aportación adicional de 4.300 millones al Fondo de Reserva de la Seguridad Social y la guinda del pastel: la promesa del pleno empleo en la próxima legislatura, lo que significa que la tasa de paro se situará entre el 5 y el 6% de la población activa (porcentaje que suponen variaciones naturales de la población activa).

Para lograrlo, anunció que convocará a sindicatos y empresarios con el fin de negociar el marco de esa creación de empleo. Porque Zapatero quiere que la creación de empleo sea estable. En este marco, destaca también otra frase del presidente para la historia: sus tres años de Gobierno han supuesto “el mayor periodo de paz social de toda la democracia”.