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Rajoy, a Zapatero en 2007: "Las renovables sufren inseguridad jurídica y retroactividad"
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en un debate en el congreso de los diputados

Rajoy, a Zapatero en 2007: "Las renovables sufren inseguridad jurídica y retroactividad"

"Somos el segundo país de la Unión Europea, detrás de Dinamarca en producción eólica gracias a los incentivos aprobados por el PP", decía Rajoy

Foto: Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero. (Efe)
Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero. (Efe)

La promesa de no subir los impuestos no es el único propósito que ha quebrantado Mariano Rajoy una vez en el Gobierno. Corría el año 2007. El entonces presumible candidato a la presidencia del Ejecutivo comparecía en el Congreso de los Diputados para zaherir al entonces premier, José Luis Rodríguez Zapatero, por su recién nacida desafección hacia las energías limpias. “Somos el segundo país de la Unión Europea, detrás de Dinamarca, en producción eólica y estamos así gracias a los sistemas y a los incentivos aprobados por el gobierno del Partido Popular”, lanzaba según consta en el Diario de Sesiones. Y continuaba para dejar clara la apuesta de su partido por las renovables.

“Lo que usted se propone -sería bueno que aclarara esto- es echar todo por tierra con ese proyecto de decreto de tarifas de energías renovables que limita los apoyos, crea inseguridad jurídica en las inversiones a largo plazo y amenaza con efectos retroactivos a las inversiones ya realizadas. Extraña manera de apoyar la energía renovable”, remataba con convicción. En pleno mandato de Joan Clos y a meses vista de que Miguel Sebastián llegará al Ministerio de Industria, el actual presidente del Gobierno expresaba sin ambages su defensa de las renovables. Sobre la mesa, una nueva regulación con tintes retroactivos. Nadie se imaginaba lo que vendría después.

Ver vídeo de la intervención de Mariano Rajoy (a partir del minuto 35).

“Hay que hacer algunas cosas: lo primero, aumentar al 20% el consumo de energías renovables -aseguraba Rajoy en referencia a los objetivos europeos a 2020-, y yo le he hablado aquí, señor presidente del Gobierno, del decreto de renovables que está circulando por el Ministerio de Industria y que no es ni mucho menos el ideal para conseguir nada de esto”. Meses después, Sebastián abría en canal el debate retroactivo, proliferaban los arbitrajes internacionales y las múltiples patronales de renovables se revolvían para frenar el exterminio de sus asociados. Casi rezaban por la llegada de Rajoy para restablecer el status quo. Y cuando por fin llegó el PP, trajo el diluvio.

Las tres cruces

Tres son las cruces que jalonan la relación del Gobierno popular con las renovables. El primer golpe se produjo nada más llegar al poder, en enero de 2012. El ministro de Industria, José Manuel Soria, casi se estrenaba en el cargo aprobando un real decreto ley en el que suspendía temporalmente las primas que deberían cobrar las nuevas instalaciones. Una suerte de moratoria que no afectaba a las primas ya existentes pero que enseñaba las cartas del Ejecutivo, que cumplía con esa decisión una de las reivindicaciones tradicionales de las grandes eléctricas. En esta línea, no fijaba plazo para poner final parón, lo que hacia presagiaruna larga travesía del desierto.

Pese a esos indicios, lo peor estaba por llegar. Y empezó a manifestarse en septiembre de 2012, cuando Industria aprobaba un impuesto a la generación eléctrica -renovable y convencional-, que finalmente alcanzó el 7%. La medida implicaba detraer al régimen especial casi 700 millones de euros, un rejón que venía a sumarse a las limitaciones de horas de funcionamiento ya establecidas en la última etapa del PSOE, supuesto defensor de la industria como punta de lanza de la innovación española en el extranjero. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, unificó el gravamen, después de que Soria deslizara la imposición de una batería de impuestos discrecionales por tecnología, con un tributo del 19% para la fotovoltaica, un 13% a la termosolar, un 11% a la eólica…

Cristóbal Montoro, José Manuel Soria y Alberto Nadal. (Efe)El remate se escenifica en julio de 2013, con la madre de todas las reformas puesta en marcha por Alberto Nadal. Industria rompía de raíz el modelo regulatorio de primas, sustituyéndolo por una rentabilidad razonable del 7,5% calculada, eso sí, durante toda la vida útil de la instalación y a partir de los parámetros de inversión que fijara el propio Ministerio. ¿Objetivo declarado de ahorro? 1.350 millones; difícil no intuir cómo se han hecho los cálculos. Por ejemplo, las eólicas anteriores a 2005 se quedan sin fondos; muchos promotores fotovoltaicos simplemente hablan de entregar al banco las llaves de la planta, con recortes superiores al 40%, y hasta las empresas de cogeneración advierten de que el desarrollo de la reforma sitúa a las plantas en pérdidas operativas, abocándolas a la desaparición. Lo más parecido a una película de terror.

Al final, las promesas incumplidas y las buenas palabras de los responsables políticos -socialistas y populares- no han cambiado en estos años. Sí lo ha hecho la capacidad de resistencia de los afectados. En las últimas semanas y tras el último disparo, se detecta consenso entre eléctricas convencionales y renovables -lo cual es novedad- en que el sector no aguanta otro parche y necesita soluciones integrales, tomadas con coraje. No es casualidad que el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez-Galán, haya hablado abiertamente de la necesidad de un rescate para la energía similar al de la banca. La tesis se sostiene por la cuantía del déficit de tarifa, una bola de nieve de 30.000 millones. Para sonrojar a Aznar, Zapatero, Rajoy y al siguiente que pase sin ponerle coto. El camino hacia al infierno está muchas veces pavimentado con las mejores intenciones.

La promesa de no subir los impuestos no es el único propósito que ha quebrantado Mariano Rajoy una vez en el Gobierno. Corría el año 2007. El entonces presumible candidato a la presidencia del Ejecutivo comparecía en el Congreso de los Diputados para zaherir al entonces premier, José Luis Rodríguez Zapatero, por su recién nacida desafección hacia las energías limpias. “Somos el segundo país de la Unión Europea, detrás de Dinamarca, en producción eólica y estamos así gracias a los sistemas y a los incentivos aprobados por el gobierno del Partido Popular”, lanzaba según consta en el Diario de Sesiones. Y continuaba para dejar clara la apuesta de su partido por las renovables.

Industria Tarifa Eléctricas José Manuel Soria
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