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Cuenta atrás: Chipre tiene hasta el martes para evitar el colapso financiero y la salida del euro
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MÁXIMA PRESIÓN

Cuenta atrás: Chipre tiene hasta el martes para evitar el colapso financiero y la salida del euro

La Semana Santa puede ser de absoluta pasión en Chipre. El plazo expira el martes: ese día los bancos volverán a abrir sus puertas. Si Nicosia

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Cuenta atrás: Chipre tiene hasta el martes para evitar el colapso financiero y la salida del euro

La Semana Santa puede ser de absoluta pasión en Chipre. El plazo expira el martes: ese día los bancos volverán a abrir sus puertas. Si Nicosia acierta a idear una solución antes, se evitará lo peor. Si no, el país entrará en colapso financiero y crecerá la posibilidad de que se convierta en el primer eurosocio en abandonar la moneda única.

Se trata de una cuenta atrás con unas cifras tan claras como complicadas de cuadrar. El rescate chipriota, destinado mayoritariamente a sanear su sector bancario, se calcula en 17.000 millones de euros, equivalentes a la riqueza que genera la economía de Chipre en un año –el Producto Interior Bruto o PIB-. De esa cantidad, 10.000 millones los pondrán Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y el resto tendrá que ponerlo Chipre, de ahí que se hable de rescate interno o bail-in.

La dificultad reside en saber de dónde va a sacar Chipre semejante volumen de dinero –es casi el 40% de su PIB-. El primer impulso, el alumbrado en la reunión del Eurogrupo del pasado viernes, consistió en que buena parte procediera de los depósitos bancarios. Pero esta ocurrencia primero fue repudiada por las autoridades europeas y el resto de los socios asistentes a esa cita en los días posteriores y luego fue rechazada por el propio Parlamento chipriota.

Dos opciones…

Con un estado de excepción financiero -un corralito- establecido de facto estos días, puesto que los bancos permanecen cerrados, Chipre ha marcado su propio límite: el próximo martes las entidades financieras volverán a abrir sus puertas. O lo que es lo mismo, para entonces debería tener una solución que evite su descalabro financiero en forma de pánico bancario y fuga masiva de capitales.

Sobre la mesa hay dos opciones. La primera pasa por una solución europea. En este sentido, los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona –el denominado Eurogrupo- volverán a ser convocados el viernes o el sábado para tratar con el Gobierno de Nikos Anastasiadis una salida. La posición europea de no pasar de los 10.000 millones es firme. Un rescate completo –bail out- de 17.000 millones dispararía la ratio de deuda pública chipriota hasta el 170% de su economía –es decir, habría 170 euros de deuda pública por cada 100 que genera la economía-, una proporción insostenible que abocaría a una futura –y no lejana- reestructuración de su deuda.

Dada esta circunstancia, hay que buscar alternativas. Y ni abundan. Una reestructuración o quita de la deuda pública agravaría los problemas de los bancos chipriotas, con lo que no solucionaría sus problemas. Establecer quitas o pérdidas entre los bonistas y los accionistas de las entidades no sería suficiente dado su bajo volumen. Y el impuesto sobre los depósitos ya ha sido vetado por el Parlamento. Surgen entonces otras vías más remotas, como la posibilidad de recurrir a los fondos de pensiones para reforzar el capital en los bancos. En este sentido, fuentes del Ministerio de Economía español admiten que la solución es complicada y que permanecen a la espera de novedades desde Nicosia. Esas novedades son las que se expondrían en la próxima reunión del Eurogrupo.

En cuanto a la segunda opción, consiste en una solución rusa. Esto es, que finalmente Chipre acuerde que Rusia ponga esos 7.000 millones o buena parte de ellos. A cambio, Anastasiadis ofrecería la explotación y el control de los recursos energéticos chipriotas a Moscú y no tocaría los depósitos de los rusos en las entidades del país.

…o la salida del euro

Si ninguna de las dos soluciones prospera antes del martes, Chipre, que llegó al euro en 2008, podría ser el primero en abandonarlo. Lo más curioso es que se trata de una alternativa que incluso algunos en Europa verían con buenos ojos. Más aún con el calendario electoral en la mano, puesto que Angela Merkel pondrá en liza su reelección en los comicios de septiembre. 

“Para el núcleo de Europa, Chipre es un ensayo. Un paraíso fiscal, con capitales rusos de dudoso origen, que apenas supone un 0,2% de la economía europea, que nunca debería haber entrado en el euro… Por estos motivos, la tentación de probar que salga del euro está ahí”, reconoce un experto que prefiere no ser citado. “Chipre no es nada. Y Alemania y otros países del núcleo podrían usar su caso para mostrar las consecuencias de salir del euro, como el empobrecimiento de las devaluaciones, la fuga de capitales o las tensiones sociales, y así disciplinar a otros países”, subraya otro analista.

El BCE, seguro de sus fuerzas

Si el tiempo se agota sin alcanzar una solución satisfactoria, el Banco Central Europeo (BCE) se encontraría ante un dilema sin precedentes. Por un lado, dejar sin asistencia financiera a la banca de Chipre, toda vez que la institución presidida por Mario Draghi solo puede ayudar a entidades solventes. Y sin acuerdo, las chipriotas no lo serán. Y por otro, exponer toda su artillería anticrisis. Es decir, demostrar que la barra libre de liquidez bancaria y la versión 2.0 de su programa de compra de bonos (OMT) son más que suficientes para abastecer a las entidades financieras del resto de la región y contener, a modo de cortafuegos, las posibles tensiones que puedan surgir en los mercados de deuda. 

La Semana Santa puede ser de absoluta pasión en Chipre. El plazo expira el martes: ese día los bancos volverán a abrir sus puertas. Si Nicosia acierta a idear una solución antes, se evitará lo peor. Si no, el país entrará en colapso financiero y crecerá la posibilidad de que se convierta en el primer eurosocio en abandonar la moneda única.