El Gobierno comienza a dar un giro a su política económica

El “drama” del desempleo en España, como lo reconoció este lunes el ministro De Guindos, continúa cruzando fronteras. Si hace algunos días era la canciller Merkel quien sugería una nueva vuelta de tuerca a la legislación laboral, ahora le ha tocado el turno al comisario Olli Rehn, quien ante el propio De Guindos reclamó medidas “complementarias” para mejorar la legislación laboral y dar “una oportunidad” a los jóvenes en materia de formación.

Rehn, al contrario que Merkel, no se salió del guion y se negó a señalar el camino que debería tomar España para paliar el drama del paro juvenil (un 55% de desempleo entre quienes tienen más de 16 años y menos de 24); la canciller alemana, por su parte, sugirió establecer mecanismos “puente” para crear puestos de trabajo, lo que se ha interpretado como una especie de minijobs a la española, los empleos de bajos salarios que existen en Alemania. A ello siempre se ha negado la ministra Báñez -aunque fueran temporales- porque lo impide, entre otras cosas, la existencia de un salario mínimo oficial que no tiene Alemania.

El debate sobre la reforma laboral, por lo tanto, vuelve a estar en la agenda de la Administración, aunque con un perfil distinto. Sindicatos, patronal y Gobierno, de hecho, están negociando ya un nuevo plan de ejemplo juvenil que no estará centrado en los salarios ni en el tipo de contrato, sino en poner en marcha una nueva cultura del emprendimiento. En palabras de De Guindos, “el 55% de paro juvenil está detrás del 26% de desempleo que tiene la economía española”.

Y es en este contexto en el que hay que situar lo anunciado este lunes por la ministra de Empleo, una especie de ‘tarifa plana’ para los jóvenes con menos de 30 años, que pagarían sólo 50 euros de cotizaciones sociales durante seis meses si ponen en marcha un negocio. Además, los hombres de hasta 30 años y las mujeres de hasta 35 que se inicien como autónomos mantendrán la reducción de sus cotizaciones de un 30% durante los dos años siguientes.

Esta política más expansiva en el gasto público -la rebaja de cotizaciones tiene un coste para la Seguridad Social- hay que enmarcarla en un cierto cambio de rumbo en la dirección de la política económica del Gobierno.

Si hasta hace una semanas el discurso oficial y único era el de la austeridad, ahora se comienza a hablar tímidamente de políticas más expansivas (prórroga de los 400 euros, renovación del Plan PIVE para automóviles, rebaja de las peonadas reales necesarias para cobrar el PER -hasta 20 días al año- o la propia ‘tarifa plana’ anunciada por Báñez).

Este nuevo planteamiento es, de hecho, lo que explica el reciente reproche mutuo entre España y Alemania (realizado de forma velada) sobre la dirección de la política económica. Mientras que Merkel se mantiene en su trece y defiende la austeridad a ultranza, Rajoy habla ya sin tapujos de políticas más expansivas destinadas a estimular la economía. Eso sí, sin renunciar a controlar el gasto público por imposición de la UE.

Valorar el contexto

El propio ministro de De Guindos aseguró hace unos días en una entrevista que no habría durante 2013 nuevos ajuste del gasto ni más subidas de impuestos. La causa de este cambio hunde también sus raíces en el hecho de que la Unión Europea ha dejado de ser tan exigente a la hora de reducir el déficit público. Y el propio Olli Rhen dijo durante su visita a Madrid -para participar en una jornada organizada por la Confederación Europea de Sindicatos- que la UE tendrá en cuenta el contexto macroeconómico a la hora de evaluar las finanzas públicas. “España ha hecho un enorme esfuerzo con una caída del PIB del 1,3%”, sostuvo.

O dicho en otros términos: a España no se le aplicará el Protocolo de Déficit Excesivo aunque el desequilibrio fiscal pactado con Bruselas supere el 6,3% en 2012. Según Rehn, lo importante es que las cuentas públicas sean sostenibles en el tiempo, y España lo ha logrado con una sustancial reducción del desequilibrio fiscal en medio de una recesión. Hasta el punto de que pronosticó que 2013 “será el año en que se dará la vuelta a las cosas”. Hay que tener en cuenta, dijo, “los espacios que permite el crecimiento a la hora de rebajar el déficit”.

En todo caso, el próximo 22 de febrero la Comisión Europea presentará sus previsiones macroeconómicas de invierno y se conocerá oficialmente su estrategia respecto de España. Pero el déficit (objetivo del 4,5% para 2013) ya no preocupa tanto como hace un año. Ahora lo relevante es el desequilibrio estructural, que tiene en cuenta el ciclo económico.

La mayor estabilidad de los mercados financieros, de hecho, está detrás en buena medida de la nueva flexibilidad presupuestaria, algo que ayer se percibió con nitidez. El Tesoro alemán colocó este lunes 2.070 millones de euros en el mercado de deuda a doce meses a una rentabilidad positiva del 0,1319%. Se trata de la primera vez en medio año que Alemania ha tenido que pagar por financiarse a ese plazo. O dicho en otros términos, el país de Merkel es cada vez menos ‘refugio’, toda vez que los inversores confían en otros mercados, como el español.