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Jérôme Kerviel, el trader de origen humilde que creyó ser Dios
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PROVOCÓ PÉRDIDAS DE 4.900 MILLONES A SOCIÉTÉ GÉNÉRALE

Jérôme Kerviel, el trader de origen humilde que creyó ser Dios

Jérôme Kerviel es la personificación del escándalo financiero en Francia. La justicia gala ha ratificado este miércoles la condena al antiguo trader de Société Générale a cinco años de cárcel -de

Foto: Jérôme Kerviel, el trader de origen humilde que creyó ser Dios
Jérôme Kerviel, el trader de origen humilde que creyó ser Dios

Jérôme Kerviel es la personificación del escándalo financiero en Francia. La justicia gala ha ratificado este miércoles la condena al antiguo trader de Société Générale a cinco años de cárcel -de los que cumplirá tres- y a reembolsar 4.900 millones de euros a la entidad por tomar posiciones especulativas en bolsa que provocaron un gran agujero en las cuentas de la entidad. El banco sabe que su ex empleado no podrá pagarlo, son realistas. Todo empezó en una universidad francesa modesta y con la ambición de un joven que quería jugar en la primera liga de las finanzas

“Soy una persona normal. No estoy loco”, afirmaba Kerviel durante la investigación del caso. A pesar de provocar pérdidas cercanas a los 5.000 millones al banco por el riesgo excesivo y no autorizado que asumió en las operaciones que realizó para la mesa de futuros de Société, Kerviel no se enriqueció. “No he ganado millones y no tengo un Porsche”. La remuneración del operador durante años consistió en una base fija de 50.000, además de miles de euros más en bonus. “¿Ha visto mi apartamento? Tiene 45 metros cuadrados y muebles de Ikea”, subrayaba Kerviel.

Kerviel nació el 11 de enero de 1977 y de pequeño, según sus declaraciones, quería ser veterinario. Sin embargo, hizo un Máster de Finanzas en la Universidad de Lyon II (2000), después de haber cursado la licenciatura económica en la Universidad de Nantes, entre 1996 y 1999.  En su currículo figuraba en otras actividades que el trader había practicado judo durante ocho años y que entrenaba a niños en esta disciplina. Además, es amante de la vela, le encanta la música de Alicia Keys y lloró –según la prensa gala- con la película “Avatar”.

En la multitud de artículos que se publicaron después de que estallara el escándalo de Kerviel en 2008, se habla de la ambición de un joven de origen modesto (de la pequeña ciudad de Pont l’Abbe) y del elitismo empresarial y político francés. Y se explica el hecho de que el operador tomase más riesgos de los que debía, precisamente por sus ansias de progresar y pasar de una mesa de operaciones de segunda a la primera línea del banco.

Jérôme Kerviel entró en Société Générale en 2000 y consiguió acceder a la mesa principal, donde operó con futuros sobre índices bursátiles europeos, cinco años después. Sus compañeros le describen como un tipo solitario. Kerviel ha defendido desde que se descubrieron sus actividades que el banco y sus jefes conocían el tipo de operaciones que llevaba a cabo, pero que, mientras obtuvo ganancias, hicieron la vista gorda.

Société Générale anunció en enero de 2008 un fraude de 4.900 millones de euros en sus actividades de productos financieros derivados. Según explicó el banco en aquel momento, el operador Jérôme Kerviel “disimuló posiciones demasiado arriesgadas con un montaje elaborado de transacciones financieras” y despidió a su empleado. Kerviel primero pasó a detención provisional y el 8 de febrero fue encarcelado. El 18 de marzo fue puesto en libertad. Y el año siguiente y mientras esperaba el juicio escribió un libro, “El engranaje, memorias de un trader.

En su libro, el corredor escribe: “No tuve la posibilidad de operar en los sistemas de contabilidad o de tratamiento de las operaciones (back office). El único error que cometí, al igual que otros muchos colegas, pero admito que en proporciones mayores…, fue haber insertado datos falsos en un sistema en el que Société Générale nos otorgaba los derechos, y por extensión, la capacidad de hacerlo como lo reconocerán muchas personas durante la instrucción. En ningún momento suprimí o inserté datos en los sistemas de contabilidad o back-office. Realizaba transacciones perfectamente autorizadas, en las que cometí el error de disimular los riesgos tomando operaciones inversas con contrapartidas falsas. Estas últimas iban a parar al sistema de control, donde permanecían como “no tratadas” en espera de una identificación de la contrapartida. Después de un periodo que podía ser de más de tres semanas, se anulaban automáticamente, sin que los órganos de control pidieran explicaciones”.

Kerviel reclama la responsabilidad del banco en las pérdidas y afirma que es el cabeza de turco. Según explica el trader, la máxima de la entidad era ganar la mayor cantidad de dinero en el menor tiempo posible. Y los reguladores bursátiles galos impusieron una multa de 4 millones de euros a Société por “carencias graves en el sistema de control interno”.

En junio de 2010 comenzó el juicio contra Kerviel, en el que el banco era parte demandante. El abogado de Kerviel acusó a la entidad por estafa, ya que, gracias a una deducción fiscal la firma recuperó 1.700 millones de los 4.900 que había perdido como consecuencia de las operaciones de Kerviel. Société respondió con una demanda por calumnia. Después, el trader demandó al banco por falsificación. Y la respuesta de la entidad es la misma: calumnia.

Kerviel había recurrido la sentencia de cárcel y reembolso del dinero que hizo perder al banco dictada hace dos años, pero esta semana el Tribunal de Apelaciones de París la ha ratificado. El abogado del ex operador de Société Général ha dicho que estudiará la posibilidad de presentar un recurso de casación.

Jérôme Kerviel es la personificación del escándalo financiero en Francia. La justicia gala ha ratificado este miércoles la condena al antiguo trader de Société Générale a cinco años de cárcel -de los que cumplirá tres- y a reembolsar 4.900 millones de euros a la entidad por tomar posiciones especulativas en bolsa que provocaron un gran agujero en las cuentas de la entidad. El banco sabe que su ex empleado no podrá pagarlo, son realistas. Todo empezó en una universidad francesa modesta y con la ambición de un joven que quería jugar en la primera liga de las finanzas

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