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La banca de Reyal se niega a una quita y pide la 'liquidación ordenada'
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EL CONCURSO, LA OTRA ALTERNATIVA

La banca de Reyal se niega a una quita y pide la 'liquidación ordenada'

La banca y Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis, vuelven a enfrentarse por la salvación de la atribulada inmobiliaria. El empresario pretende ofrecer a sus acreedores

Foto: La banca de Reyal se niega a una quita y pide la 'liquidación ordenada'
La banca de Reyal se niega a una quita y pide la 'liquidación ordenada'

La banca y Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis, vuelven a enfrentarse por la salvación de la atribulada inmobiliaria. El empresario pretende ofrecer a sus acreedores una quita para tratar de mantenerla en pie, y para eso ha solicitado el preconcurso de acreedores. Sin embargo, las entidades financieras no están por la labor porque no solucionaría el problema. Ante lo cual, sólo caben las alternativas de un canje de activos por deuda, es decir, una liquidación ordenada, o directamente el concurso de acreedores, la antigua suspensión de pagos.

Ayer ya se celebraron las primeras reuniones entre la empresa y el sindicato bancario. Varias entidades aseguran que no tiene ningún sentido aceptar una quita: "Tú aceptas una quita si la empresa puede atender a la mitad de su deuda después, pero tampoco podría en la situación en que se encuentra", afirma una. Otra añade que "no es ni mucho menos evidente que Reyal Urbis vaya a salir adelante con quita, porque no tiene ninguna pinta de que su negocio vaya a mejorar en un futuro previsible".

Además, desde el punto de vista de las cuentas de los bancos, les es indiferente una quita que ir a concurso, puesto que en ambos casos tendrían que provisionar todo el crédito, incluyendo la parte que quede fuera de la quita. Es más, "con los Decretos de Guindos estos créditos tienen que estar provisionados casi al 100% en todas las entidades porque llevan en mora mucho tiempo", añade una tercera entidad.

Los acreedores consideran el canje de activos por deuda más viable que la quita. Ahora bien, eso sería objeto de una dura negociación porque "Santamaría ya propuso en 2010 que la banca se quedara con el suelo y él con los activos productivos para sacar adelante la empresa", según una de las fuentes. Pero nadie estuvo por la labor entonces de aceptar esa solución ni lo está ahora tampoco. "La única solución es hacer un mix de activos buenos y malos para las entidades y para Santamaría".

Es decir, se hacen lotes con los activos -en los que se incluyen tanto buenos como malos de forma equitativa- que se reparten entre los bancos mediante un "sorteo guiado" para que los lotes sean homogéneos. El problema es que los activos valen ahora mucho menos que el crédito con el que se financiaron. Algunos acreedores, como BBVA y Sabadell, ya optaron por esta fórmula en mayo de 2010 y redujeron su participación en el sindicado. Esta opción tampoco supone más provisiones para las entidades, puesto que los Decretos de saneamiento establecen que hay que dotar lo mismo para los préstamos morosos que para los adjudicados.

Esta negociación se complica más todavía porque muchas de las entidades extranjeras del sindicato han vendido su deuda a fondos especulativos, cuyo único objetivo es que esta deuda que han comprado con descuento se revalorice para poder venderla a su vez. Por ejemplo, Barclays enajenó sus cerca de 400 millones al fondo Appaloosa. En todo caso, este tipo de negociaciones suelen ser largas y no se resuelven hasta el último minuto.

La banca descarta refinanciar

Lo que parece totalmente descartado es volver a refinanciar la deuda, es decir, otra 'patada a seguir'. La banca no quiere seguir prolongando la agonía ante la falta de perspectivas de la empresa. De hecho, ya en diciembre de 2011 se negó a ello después de que Santamaría pidiera abrir nuevas negociaciones un año después de la refinanciación de 2010, tras haber incumplido las condiciones que se le impusieron entonces entonces. Aquel acuerdo establece que Reyal debe empezar a devolver el principal del préstamo en 2013 y que, hasta entonces, sólo debe pagar los intereses.

Además, una refinanciación implicaría poner más liquidez para que la empresa pueda seguir funcionando. En agosto, Santamaría tuvo que echar mano de una cláusula de los acuerdos de 2010 por la que podía transformar 115,48 millones del crédito sindicado en capital al caer en fondos propios negativos porque el valor de la deuda es superior al de los activos. La inmobiliaria registró pérdidas de 212 millones en el primer semestre.

"No se trata sólo de que los gastos financieros asfixien a la empresa, es que los ingresos recurrentes, que proceden del alquiler, no son suficientes para pagar los intereses del crédito". En efecto, sólo facturó 51 millones en el primer semestre. Hasta el auditor, Deloitte, ha alertado de que “las circunstancias actuales indican la existencia de una incertidumbre significativa sobre la capacidad del grupo para continuar sus operaciones y para realizar sus activos y hacer frente a sus pasivos”.

La deuda de Reyal Urbis, que inicialmente superaba los 5.000 millones, se redujo a unos 3.800 en la refinanciación de 2010 gracias al citado canje por activos de algunas entidades. Procede en su mayor parte del crédito sindicado que la banca concedió a Santamaría para comprar Urbis a Banesto en 2006, aunque también hay préstamos bilaterales para financiar el negocio de la inmobiliaria. El principal acreedor es Santander, que suma casi 500 millones incluyendo a Banesto, seguido por Bankia (470 millones), los fondos que han comprado su parte a Barclays y Royal Bank, el ICO y Popular.

La banca y Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis, vuelven a enfrentarse por la salvación de la atribulada inmobiliaria. El empresario pretende ofrecer a sus acreedores una quita para tratar de mantenerla en pie, y para eso ha solicitado el preconcurso de acreedores. Sin embargo, las entidades financieras no están por la labor porque no solucionaría el problema. Ante lo cual, sólo caben las alternativas de un canje de activos por deuda, es decir, una liquidación ordenada, o directamente el concurso de acreedores, la antigua suspensión de pagos.