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Rajoy recibe presiones de la gran empresa para solicitar el rescate
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BBVA HACE PÚBLICA LA OPINIÓN DE LA MAYORÍA

Rajoy recibe presiones de la gran empresa para solicitar el rescate

El dinero quiere certidumbre. El mundo de la gran empresa española ha trasladado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la conveniencia de que España solicite formalmente

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Rajoy recibe presiones de la gran empresa para solicitar el rescate

El dinero quiere certidumbre. El mundo de la gran empresa española ha trasladado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la conveniencia de que España solicite formalmente el programa de rescate que está apunto de formalizarse en Bruselas. Ayer jueves, el presidente del BBVA, Francisco González, hizo una observación en público en este sentido, aunque se refirió a este asunto bajo el término "línea de ayuda", como otros muchos de los primeros ejecutivos de compañías cotizadas y grandes fortunas han sugerido a distintos interlocutores del Ejecutivo durante los últimos dos meses, según las opiniones recabadas entre la élite del poder económico en las últimas fechas por este diario.

A pesar de que la manida prima de riesgo ha rebajado su presión sobre la solvencia de España, hasta el punto de estabilizarse en torno a los 400 puntos, y de que el mercado ha permitido que algunas de las principales compañías del país hayan emitido deuda, varios de los actores empresariales patrios perciben esta situación de calma como transitoria, a la espera de inmediatos acontecimientos. Sin embargo, la percepción de que el Gobierno, ante la actual coyuntura, puede llegar a no solicitar el rescate o el acceso a la línea de crédito está terminando por desesperar a muchos de los que confiaron en la capacidad del actual Gobierno. El reloj de arena de la cuenta de resultados empieza a agotarse.

En sentido, la tesis que mantiene la clase empresarial, a la que ayer puso voz Francisco González, considerado afín al ideario popular, es que España pida el rescate a la Unión Europea "cuanto antes" para que la compra de bonos soberanos por parte del Banco Central Europeo (BCE) surta su efecto beneficioso sobre la financiación del país y del conjunto de las empresas. "A partir de ese momento, España emite a precios más bajos y eso tiene un efecto positivo en la banca y en la economía", dijo el presidente del BBVA, partidario de que no se hable de rescate sino de una 'línea preventiva de crédito', como repite de manera machacona el ministro de Economía, Luis de Guindos, que no tendría por qué usarse en toda su magnitud.

Mientras tanto, las grandes corporaciones más rezagadas en internacionalizarse tratan de recuperar tiempo a la carrera, pues la asfixia de la economía doméstica está pasando factura a todos sus números. La vinculación a España es un estigma inseparable para cualquier multinacional, ya que han comprobado cómo es imposible desligar la nacionalidad de su actividad empresarial, hasta el punto de que su cotización bursátil o su capacidad de financiación están directamente alineados con la evolución de la prima de riesgo del país. Ante esta situación, los más críticos reclaman también la necesidad de que el Estado recupere también su papel como actor económico, reactivando en la manera de lo posible el gasto público.

La versión oficiosa del Gobierno es bien distinta o al menos más optimista, como también se traslada desde Génova. La aparente fluidez en el trato entre Mariano Rajoy y Angela Merkel es una de las bazas que el Ejecutivo español trata de jugar a su favor. En el fondo, aseguran los interlocutores monclovitas consultados, el presidente sólo accederá a solicitar el rescate cuando tenga plenas garantías sobre la bondad de las condiciones que impongan el resto de socios comunitarios. Hasta entonces y mientas el aparente alivio de los mercados lo permita, España tensará hasta el punto que sea posible la cuerda de las negociaciones, gracias a encuentros como el mantenido la semana pasada con el primer ministro finlandés

Todo a la carta alemana

Mientras tanto, aprovechando este interludio, Rajoy sigue cultivando su relación con la canciller alemana sobremanera, sabedor de que cualquier tipo de desenlace pasará ineluctablemente por sus manos. El ejemplo más claro de esta línea de trabajo se materializó hace dos semanas con motivo de la cumbre hispano-alemana celebrada en Madrid. Según uno de los organizadores, se trató de un encuentro para hacer ver las oportunidades de inversión existentes en España y para mostrar que nuestro país cuenta con un elenco empresarial de primer orden, explicaciones muy básicas pero "necesarias para convencer a las multinacionales alemanas de que nuestro país no es como Grecia".

En ese apostolado hacia el exterior volvió a insistir ayer el propio Francisco González. A este respecto, reconoció que BBVA está abierto a participar en la constitución del "banco malo" que impulsa el Gobierno, ya sea traspasando activos problemáticos o poniendo capital, lo que les convertiría en socios del proyecto, tanto en beneficio de la entidad como del país. Un gesto de compromiso, con su correspondiente vertiente de negocio, que evidencia la dificultad existente por convencer al capital internacional por participar en el proceso, dado que la percepción que se tiene de España es peor que la realidad, según expuso el financiero gallego ayer jueves en su intervención en el Foro ABC. "Y España lo que necesita es inversión".

Todos estos esfuerzos, sin embargo, no han logrado despejar la sospecha entre buena parte del empresariado de que el Gobierno maneja en ocasiones el calendario en clave interna y partidista. Ahora estaría condicionado por las elecciones gallegas, que se celebran el próximo 21 de octubre, igual que el primer programa de recortes estuvo deliberadamente congelado hasta celebrarse las elecciones andaluzas, el pasado mes de marzo, más de cuatro meses después de la abrumadora mayoría absoluta lograda por el PP en las generales de noviembre de 2011. Si entonces se aludió a un "maravilloso tiempo perdido", ahora se repiten las mismas palabras, pero con mucha menos condescendencia que entonces.

El dinero quiere certidumbre. El mundo de la gran empresa española ha trasladado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la conveniencia de que España solicite formalmente el programa de rescate que está apunto de formalizarse en Bruselas. Ayer jueves, el presidente del BBVA, Francisco González, hizo una observación en público en este sentido, aunque se refirió a este asunto bajo el término "línea de ayuda", como otros muchos de los primeros ejecutivos de compañías cotizadas y grandes fortunas han sugerido a distintos interlocutores del Ejecutivo durante los últimos dos meses, según las opiniones recabadas entre la élite del poder económico en las últimas fechas por este diario.

Mariano Rajoy