Wyman y Berger dividen a la banca en tres grupos: rescatados, salvados y cuestionados

Las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger dividen a los bancos españoles en tres categorías en los informes que ya han presentado al Gobierno y que se harán públicos este jueves, según fuentes conocedoras de los mismos. En el primer grupo estarán las entidades que no necesitan rescate, en el segundo, las que podrán esquivarlo por sus medios cumpliendo unas condiciones, y en el tercero, el grueso del sector, que será el destinatario del dinero prometido por Europa.

El primer grupo está formado por Santander y BBVA, aunque podría entrar también el Sabadell. Los dos grandes siempre han estado al margen del rescate, lo que no significa que no vayan a afectarles las necesidades de provisiones que estimen las consultoras tanto en un escenario normal como en otro estresado. Lo que ocurre es que su generación de márgenes les permite dotar estas nuevas exigencias sin entrar en pérdidas y sin necesidad de ampliar capital, aunque su resultado se resentirá en el ejercicio actual.

En cuanto al banco que preside Josep Oliu, es el que tiene mayores niveles de cobertura de su cartera de crédito gracias a los colchones que crea el EPA (esquema de protección de activos) concedido en la venta de la CAM, por encima incluso de los estimados por Bankia con los 19.000 millones solicitados al Estado en su plan de saneamiento. Si las consultoras reconocen esta situación, también se libraría del dinero del rescate o de tener que buscar capital por su cuenta, si bien prácticamente se quedaría sin beneficios este año.

Según las fuentes citadas, en el segundo grupo encontraríamos a  Kutxa, Bankinter, La Caixa, Popular y Unicaja (además de Sabadell si no se incluye en el primer grupo finalmente). Estas entidades podrían librarse del rescate si consiguen cumplir ciertos planes, básicamente desinversiones -Popular, por ejemplo, estima que conseguirá 2.000 millones de plusvalías por venta de activos- u otra generación de extraordinarios. O bien si son capaces de cubrir por sus medios el posible déficit de capital que detecten estas firmas.

La banca mediana ha pedido al Gobierno que le conceda esa posibilidad de captar capital en el mercado , ya que pretende eludir el 'manguerazo' de dinero público a toda costa. Según algunas de las fuentes, La Caixa es la entidad más indignada con esta situación. Como informó El Confidencial en mayo, la entidad que preside Isidre Fainé tiene que acometer desinversiones o entrar en pérdidas sólo para cumplir los dos Reales Decretos del ministro Luis de Guindos, debido al impacto de la adquisición de Banca Cívica; y Oliver Wyman y Roland Berger van a identificar unas exigencias mayores que las de estas dos normas, en especial por las hipotecas minoristas.

En el grupo de los rescatados aparece el resto del sistema financiero español, sin contar las cooperativas: las entidades ya nacionalizadas -Bankia, Banco de Valencia, Catalunya Banc y NovaGalicia- más Liberbank, Ibercaja y Caja3 -en proceso de fusión- y Mare Nostrum. Por supuesto, el grueso del dinero del rescate irá a parar a la primera, cuyas necesidades de capital estimadas por José Ignacio Goirigolzarri y Goldman Sachs ascienden a 23.500 millones, como es sabido. La cuestión es si las dos consultoras incrementarán todavía más esta cifra.

Por otro lado, la inclusión entre las rescatadas de Ibercaja puede dificultar la fusión con Liberbank y Caja 3, ya que sin estas dos (especialmente sin la segunda), la caja aragonesa podría aguantar por sí misma sin necesidad de dinero público. Por otro lado, que Mare Nostrum esté incluida entre las rescatadas puede eliminar su candidatura a la compra de Banco de Valencia, ya que entre las condiciones que se impondrán a estas entidades está la de no utilizar el dinero del rescate para realizar adquisiciones. No obstante, el interés por esta subasta de la fusión de las cajas de Murcia, Granada, Sa Nostra y Penedès se ha reducido al mínimo desde el segundo Real Decreto y sus exigencias de provisiones sobre el crédito promotor 'sano'.

La cifra, en torno a 60.000 millones

El importe total del rescate, según las fuentes citadas, estará en torno a los 60.000 millones estimados inicialmente por la mayoría de las entidades. Quizá un poco por debajo, porque el Gobierno pretende minimizar todo lo posible su impacto en la deuda y en el déficit público, pero no mucho: una cifra muy inferior no sería creíble para los analistas e inversores internacionales, y la reacción de los mercados puede ser un ataque mucho más duro contra nuestro país.

No obstante, la adopción del 'modelo irlandés' a la hora de  estimar la pérdida esperada en carteras como la hipotecaria puede elevar las exigencias de capital por encima de esta cifra, según otras fuentes. Los grandes bancos de inversión prefieren que el importe sea lo más alto posible para despejar incertidumbres. "Si la cifra se queda muy corta, inmediatamente se va a empezar a hablar de un segundo rescate  no habremos solucionado nada", explica un analista especializado en el sector.