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De Guindos negocia con la Comisión Europea la letra pequeña del rescate
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EL DOCUMENTO SE HA DE FIRMAR ANTES DEL 21 DE JUNIO

De Guindos negocia con la Comisión Europea la letra pequeña del rescate

España afronta un fin de semana trascendental. Siete días después de que se formalizara el compromiso político de Bruselas para inyectar 100.000 millones de euros con

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De Guindos negocia con la Comisión Europea la letra pequeña del rescate

España afronta un fin de semana trascendental. Siete días después de que se formalizara el compromiso político de Bruselas para inyectar 100.000 millones de euros con los que recapitalizar el sistema financiero español, el equipo del presidente Mariano Rajoy trabaja con un protocolo de actuación diseñado en Bruselas para afrontar las distintas eventualidades, incluidas las más extremas, que provoquen los resultados electorales de Grecia, según han confirmado a este diario de manera oficiosa fuentes ministeriales españolas.  

Sólo hay que seguir la hora de ruta. El Gobierno se reconoce desarbolado después de que el mercado engullera en solo una jornada, el lunes pasado, el potencial efecto positivo que debía provocar el plan de rescate a la banca española. Esfumado ese colchón, desde el equipo económico comandado por Luis de Guindos reconocen que existen pocas alternativas más de actuación y señalan al Banco Central Europeo como único salvavidas que puede resolver las tensiones de financiación existentes en el sistema y que ahora se centran sobre España.

Antes de ceder a las presiones de los países periféricos para emitir deuda y actuar como fuente de último recurso, Alemania ha preferido que la Eurocamara trabajara durante esta semana sobre un plan de contingencia para hacer frente a las consecuencias derivadas en caso de que el resultado electoral de Atenas provocara su salida del euro. Y en los escenarios más extremos se contempla la posibilidad de establecer un límite temporal en la retirada de dinero en cajeros automáticos, imponer controles fronterizos o introducir controles de capital. Por el momento, al menos sólo en Grecia.

El hecho de que el lunes pueda ser una jornada de máxima incertidumbre, hipótesis que contempla desconfianza generalizada y retirada de depósitos del sistema, como recoge el plan dirigido a La Moncloa, ha hecho que los bancos centrales de las principales economías preparen una posible actuación conjunta para estabilizar los mercados financieros y evitar una contracción del crédito, según trascendió a última hora de ayer jueves. Y es que como reconoce el ministro José Manuel García Margallo con una sinceridad inusual, "el destino de la UE se juega en estos días". 

La frontera sobrepasada esta semana es insostenible en el tiempo. El propio Luis de Guindos lo reconoció ayer tras la reunión de la comisión delegada de Asuntos Económicos celebrada en el Congreso. El titular de Economía es consciente de que el resto de países intervenidos, tanto Irlanda, Portugal y Grecia, iniciaron un camino sin marcha atrás una vez que los intereses de su deuda superó el 7%. A partir de ese momento, el tiempo transcurrido para que Bruselas interviniera osciló sólo entre 16 y 25 días.

Sin tiempo para más medidas: abocados a la intervención

No hay tiempo material para que las medidas estructurales tomadas por el Gobierno ni otras que quiera tomar se materialicen. El mercado no da tregua y menos aún cuando se hace evidente el desconcierto generalizado que se vive dentro de la propia Unión Europea. Situación a pesar de la cual, como ocurrió antes en los países rescatados, donde el presidente o primer ministro de turno aseguraron que su país, en todos los casos, no sería intervenido pese a la evidencia de los hechos: la prima de riesgo instalada por encima de los 500 puntos básicos.

En este sentido, la única opción que contempla en realidad el Gobierno del Partido Popular pasa porque la atención de los inversores se centre en Grecia e Italia. Tanto el resultado político de unos como la presión sobre el sistema financiero transalpino puede convertir el problema actual de España en una parte dentro de un asunto global, de magnitud europea, donde ya sí la actuación de Bruselas tendría que ser generalizada y en conjunto para despejar de una vez por todas la incertidumbre existente en torno a la viabilidad del euro.

Esas medidas de actuación no pasan en el corto plazo por una armonización fiscal, bancaria y monetaria total, como reclama George Soros, dado que la visualización de esas medidas no sería inmediata y exigiría cambios en los tratados europeos. Por contra, como apuntan economistas como Joseph Stiglitz, la alternativa más factible es convertir al Banco Central Europeo en una Reserva Federal que emita deuda y contribuya a reactivar la actividad económica, pues sin crecimiento resulta imposible desarrollar con éxito cualquier plan de ajuste.

Sin embargo, Alemania sigue empeñada en que el BCE se ciña a su papel de guardián de la inflación, a pesar de que ya sirve para que las entidades financieras obtengan los recursos, vía ventana de descuento, que les niega el mercado. Más aún, la presidenta alemana Angela Merkel reclama más competencias como supervisor supranacional para el Banco Central, es decir, más cesión de soberanía, ya que un rescate generalizado, en su opinión, terminaría premiando a los países que han llevado a cabo una gestión deficiente de sus competencias.

Luis de Guindos Comisión Europea