Egipto, un país con una bolsa en pleno rally que tiene truco

A sólo unos metros de la plaza Tahrir, el edificio de la Bolsa retumba con cada estallido de violencia que azota periódicamente la capital egipcia. El país vive estos días una mínima tregua, que los inversores no han desaprovechado. El principal índice egipcio, el EGX 30, ha comenzado el año con una subida del 37%, situándose a la cabeza de las 70 bolsas más importantes del mundo. El selectivo se sitúa en su nivel más alto desde los últimos ocho meses. Pero esto no es más que un espejismo en medio de las arenas movedizas.

La mayor parte de la subida recae en Orascom Telecom, la compañía que ostenta un mayor peso en el índice. La empresa del magnate egipcio Naguib Sawiris estuvo ocho semanas suspendida en bolsa, tras haber vendido la mayoría de sus acciones a la rusa VimpleCom por unos 5.700 millones de dólares. Orascom realizó un ‘split’ y regresó al parqué dividida en dos compañías que cotizaban a un precio más alto que el registrado hace dos meses. Las cifras oficiales otorgan a la teleco un alza del 110% en sólo ocho días, que ha disparado el nivel del conjunto.

Las acciones de la firma han seguido calentándose hasta que esta misma semana se ha hecho oficial un rumor que ya circulaba en el mercado: la compra de France Telecom (que ya controlaba parte del negocio) por 1.500 millones de euros de la totalidad del primer operador de móvil egipcio, integrado en el grupo Orascom Telecom. Ese día los títulos de la empresa ascendieron un 10%, por lo que la bolsa egipcia se permitió su mayor alegría en los últimos seis meses.

Los analistas citados por Bloomberg prevén que el selectivo del país norteafricano puede incrementarse otro 18% en lo que queda de año. No hace falta mucho para remontar una situación catastrófica, ya que el año pasado el EGX 30 descendió un 49% tras la revolución que acabó con el ‘reinado’ de los últimos 30 años de Hosni Mubarak. Los expertos de ING recalcan que Egipto es un país “con un gran potencial”, pero alertan de que este optimismo será momentáneo si no emprende las medidas adecuadas en política económica.

El mes pasado el Gobierno anunció un acuerdo con el FMI para renegociar una ayuda del organismo internacional que asciende a 3.200 millones de dólares. El PIB sólo creció en 2011 un 1,8%, un ritmo muy insuficiente para abastecer a los casi 85 millones de ciudadanos egipcios. El Ejecutivo pronostica para este año un alza del 2,4%, aunque las últimas polémicas amenazan este todavía exiguo crecimiento.

Estados Unidos ha amenazado con retirar la ayuda de 1.300 millones de dólares que entrega cada año al Ejército egipcio, después de que 19 ciudadanos norteamericanos hayan sido procesados en el país de los faraones por pertenecer a ONG supuestamente ilegales. Uno de los argumentos que ofrece la Corte de Justicia es que estas organizaciones son financiadas de forma ilegal desde el extranjero. Un destacado dirigente de los Hermanos Musulmanes, quienes ocupan prácticamente la mitad de los asientos en el nuevo Parlamento, ha tensado aún más la cuerda al declarar que el dinero americano “es innecesario” al tratarse de una “humillación” para el país.

La libra egipcia se ha contagiado de este ambiente y no ha parado de caer en los últimos meses. Desde los círculos económicos se especula además con una posible devaluación de la moneda, que para algunos analistas supondría una nueva hecatombe, al perjudicar la compra de importaciones básicas para el país. Los inversores extranjeros, quienes mueven diariamente más de la mitad del dinero en el parqué egipcio, aprovechan para comprar baratijas en el zoco de los valores que, de momento, cotiza al alza.