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¿Perder poder? Los presidentes de las cajas recelan del plan del Gobierno
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NADIE QUIERE PARTICIPAR EN UNA OPERACIÓN EN LA QUE NO MANDE

¿Perder poder? Los presidentes de las cajas recelan del plan del Gobierno

A los graves problemas que se enfrenta la reestructuración del sector financiero que persigue el Gobierno -pérdidas, déficit de capital, imposibilidad de financiarla con dinero público-,

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¿Perder poder? Los presidentes de las cajas recelan del plan del Gobierno

A los graves problemas que se enfrenta la reestructuración del sector financiero que persigue el Gobierno -pérdidas, déficit de capital, imposibilidad de financiarla con dinero público-, hay que sumar la reticencia de los presidentes de las cajas a perder poder en una operación corporativa. Y es que, tras la primera oleada de fusiones y las posteriores nacionalizaciones y salidas (caso de José Luis Olivas), el sector financiero español está copado por una serie de pesos pesados cuya salida va a ser realmente complicada. De hecho, algunas fuentes lo consideran el principal obstáculo para la nueva ronda de consolidación que pretende imponer el Ministerio de Luis de Guindos, adelantada la semana pasada por El Confidencial.

Prácticamente toda la nómina de presidentes de los grupos de cajas está formada por primeros espadas: empieza, por supuesto, por Rodrigo Rato (Bankia), cuyo futuro es tan importante como el balance de su entidad para una fusión con La Caixa; le siguen Manuel Menéndez (Liberbank), Carlos Egea (BMN), Amado Franco (Ibercaja), Braulio Medel (Unicaja, Ahorro Corporación), Mario Fernández (Kutxabank), sin olvidarnos de José María Castellano (NovaCaixaGalicia). Capítulo aparte merecen Enrique Goñi y Antonio Pulido (Banca Cívica), cuya lucha de poder ha obligado a dividir la gestión de este grupo bancario en dos para que cada uno tuviera una cuota similar.

En el sector, la opinión generalizada es que ninguno de estos nombres está dispuesto a perder poder. "Hemos hablado en varias ocasiones con Liberbank pero es imposible alcanzar un acuerdo con Menéndez, exige mandar a toda costa y no se puede negociar", ponen como ejemplo desde otro grupo de cajas que exige el anonimato. Hay que recordar que el presidente de la antigua Cajastur fue la gran estrella de la primera oleada de consolidación por hacerse con CCM con un generoso esquema de protección de activos, por formar el segundo grupo de cajas después de Bankia (Banco Base) y por darse cuenta a tiempo de que la CAM iba a hundir esa operación, cuyos restos formaron el actual Liberbank (Cajastur, Cantabria y Extremadura).

De hecho, los personalismos fueron los responsables de que fracasara el primer gran intento de unión de cajas en España en los albores de la crisis, a finales de 2008, entre las de Asturias (Menéndez), Murcia (Egea) y Navarra (Goñi). Y ahora se puede repetir la historia si nadie está dispuesto a ceder su cuota de poder.

Un rumor recurrente en el mercado en las últimas semanas señala una posible fusión entre Ibercaja y Banca Cívica, con o sin la participación de Unnim (por la que está pujando la caja aragonesa). "¿Alguien se puede imaginar una entidad en la que pujen por mandar Franco, Goñi y Pulido?", se pregunta un experto en cajas de ahorros. "Sería absolutamente impensable".

Las fusiones que se avecinan

Sin embargo, al menos en teoría, los grupos medianos de cajas deben fusionarse entre ellos. Ibercaja será sin duda uno de los jugadores fuertes junto al recién creado Kutxabank (fusión de las cajas vascas) y Unicaja, aunque todavía no ha terminado de digerir Caja España-Duero. Frente a ellos, tres jugadores más débiles: BMN, Banca Cívica (que han recibido ayudas públicas) y Caja3, con Liberbank -Cajastur, Cantabria y Extremadura- en tierra de nadie porque no ha sido rescatada pero tiene el fuerte lastre inmobiliario de CCM. Queda la gran incógnita de NovaGalicia que, salvo que José María Castellano obre el milagro y alcance los famosos 1.000 millones anunciados, tendrá que ser vendida a un grande o a un extranjero (o troceada).

Como es comprensible, el principal de estos personalismos es el del ex vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato. Bankia no puede sobrevivir por sí sola con el recorte de valoración de los ladrillos que quiere imponer el Ejecutivo de Rajoy, ya que tendría que provisionar un mínimo de 6.000 millones (un informe de BBVA citado ayer por El País eleva esta cifra hasta 7.472 millones). Y eso le aboca a una operación corporativa con uno de los tres grandes, de los cuales La Caixa es el único interesado. Pero para que sea factible, la caja catalana ha de buscar una salida para Rato; su condición de parte débil le relega a un papel secundario que no desea aceptar, de ahí que insista al Gobierno sobre la solución del 'banco malo', mucho más beneficiosa para Bankia.

MAFO tendrá que imponerse a los presidentes

Para solucionar toda esta guerra de egos, la única solución es que el Banco de España abandone la laxitud con la que ha actuado desde el estallido de la crisis financiera y vuelva a la política de mano dura que practicaron anteriores gobernadores (Mariano Rubio es el ejemplo más claro) para obligar a irse a aquellos presidentes que queden en situación de mayor debilidad. "MAFO tiene que imponer el valor de las cifras. El que esté peor tiene que asumirlo y ceder el poder al más fuerte. En la nueva situación, no valen las fantasías y se debe imponer la realidad de los números", señala el experto antes citado.

Esta mano dura ha brillado por su ausencia en los tres primeros años de la crisis financiera. De ahí que la actitud de MAFO sea clave para el éxito de la operación. Esta actitud es aún una incógnita, pero lo que está claro, según las fuentes consultadas, es que el actual gobernador no se va a ir antes de que concluya su mandato -como adelantó este diario- ni el Ejecutivo va a forzar su salida.

A los graves problemas que se enfrenta la reestructuración del sector financiero que persigue el Gobierno -pérdidas, déficit de capital, imposibilidad de financiarla con dinero público-, hay que sumar la reticencia de los presidentes de las cajas a perder poder en una operación corporativa. Y es que, tras la primera oleada de fusiones y las posteriores nacionalizaciones y salidas (caso de José Luis Olivas), el sector financiero español está copado por una serie de pesos pesados cuya salida va a ser realmente complicada. De hecho, algunas fuentes lo consideran el principal obstáculo para la nueva ronda de consolidación que pretende imponer el Ministerio de Luis de Guindos, adelantada la semana pasada por El Confidencial.