Adolfo Domínguez contrata a sus hijas, sobrina y cuñado mientras pide el despido libre

Una cosa es predicar y otra dar trigo. Eso es lo que ocurre en Adolfo Domínguez, cuyo presidente congeló el año pasado el sueldo de sus empleados y reclamó la institución del despido libre. Mientras tanto, el empresario textil contrató en 2009 a parte de su familia –dos de sus tres hijas, su hermana y su cuñado-, a los que ha incorporado a su plantilla, al tiempo que les retribuye por servicios profesionales a través de empresas particulares.

Según consta en el informe de gobierno corporativa remitido por el grupo textil a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Adolfo Domínguez y su mujer, Elena González, presidente y consejera, respectivamente, detallan los potenciales conflictos de interés en los que pudo haber incurrido la empresa al contratar a varios de sus familiares.

 

En concreto, la compañía pagó 69.000 euros a Adriana Domínguez González por trabajos de asesoramiento comercial y de marketing a través de la empresa Sappo Producciones SL. Adriana, una de las tres hijas del matrimonio, es titular de una participación mayoritaria en una sociedad, participada por el grupo gallego, cuya actividad prevista es la explotación de tiendas de la enseña de la arruga. Además, la compañía ha contratado como empleada a Tiziana Domínguez Fernández, otra de las hijas de la pareja.

Asimismo, Adolfo Domínguez ha dado trabajo a su hermana, Laura Domínguez Fernández, por dos vías. Por una parte, la ha incorporado a la plantilla y por otra le ha abonado 62.000 euros por proyectos de arquitectura de tiendas a través de la sociedad Sestrese SL. Como en el caso de Adriana, el informe sostiene que las contrataciones de estos servicios se han hecho “en condiciones normales de mercado”.

No queda ahí la cosa. Gala González de Saracho, sobrina del conocido modisto por parte de su mujer, ha facturado 39.000 euros al grupo por colaborar en este ejercicio en el diseño de una campaña de ropa.

Por último, la empresa gallega, que está inmersa en una grave crisis que le ha provocado un desplome de sus beneficios hasta menos de un millón de euros, ha acogido también al hermano de Elena González, cuñado de Adolfo Domínguez. En concreto, Carlos González Álvarez y su mujer, Ascensión de Saracho Portela, son propietarios de dos franquicias de la marca en A Coruña, una a través de la empresa Aloja Tiendas SL y la otra a título personal. El grupo llevó a cabo operaciones por valor de 212.000 y 126.000 euros con Aloja Tiendas y con Carlos Álvarez, respectivamente.

La posición del cuñado es llamativa porque, además, esta incorporado a Adolfo Domínguez como empleado. En 2008, el cuñado y el presidente del grupo tenían una sociedad, denominada Pola Sombra SL, propietaria de una franquicia, que recibió un préstamo participativo de 1,5 millones por parte de la matriz.

Polémicas declaraciones

Todo un conjunto de transacciones con familiares que coincide con el anuncio que hizo el modisto orensano a finales del pasado año, cuando anunció a sus 500 trabajadores de sus cuatro fábricas gallegas la congelación de salarios. La medida fue justificada por la difícil situación económica que atravesaba la compañía y para evitar despidos.

Sin embargo, lo que provocó más polémica fueron sus declaraciones del pasado mes de febrero, en la que pidió al Gobierno que implantara “el despido libre,  sin trabas administrativas ni judiciales” para que la gente se gane "cada día" su puesto de trabajo y así solucionar la crisis en España. "Los empresarios necesitan libertad para reorganizar sus empresas y que no les cueste una barbaridad prescindir de un individuo que ya no es bueno", sentenció.

Lo que no ha sido bueno es la evolución de las cuentas de Adolfo Domínguez. La compañía  ha pasado de ganar 15,84 millones de euros en 2007 a tan solo 970.975 euros al cierre de su ejercicio fiscal 2009, acabado el 28 de febrero. Sus ventas han pasado en este periodo de 192,55 a 174,32 millones.