Nadal y Ferrer devuelven a la realidad terrenal el 'surrealismo' de Dinamarca

“Esto de enfrentarse a España es profundamente surrealista”. Lo dijo hace tiempo Frederik Nielsen, número uno del equipo de Copa Davis de Dinamarca, dejando patente que su país iba a vivir un momento único. En este territorio escandinavo, el deporte de la raqueta no ha alumbrado algún crack, algún jugador que se codee con la élite habitualmente. “Quedará en los libros de historia, es algo que recordaremos siempre”, subrayó, añadiendo que “se trata de la eliminatoria de Copa Davis más importante de nuestra generación”. Pues bien, en la primera jornada de esta eliminatoria en la que España se juega en Odense su permanencia en el Grupo I mundial, Nadal y Ferrer bajaron a la tierra a sus enemigos. Y eso que la superficie no era el preciado polvo de ladrillo sobre el que los españoles brillan tanto y sí una superficie dura -o más que eso- en la que no se manejan con tanta facilidad.

Para Dinamarca supone todo un acontecimiento ver enfrentarse a los suyos con dos de los mejores tenistas del planeta. Lógicamente, el rival escandinavo se llevó una buena ración de realidad. No hizo falta en la primera jornada que Nadal y Ferrer pisaran con fuerza el acelerador. Eso sí, el de Manacor, en una complicada temporada en la que los resultados no han sido los esperados, sudó más de lo que cabía esperar ante un tenista que se ha colado hace poco entre los 1.000 primeros de la ATP. Mikael Torpegaard cumplió con creces, pero su nivel está lejos de los mejores. Y Rafa sigue siendo una referencia en el planeta. El joven danés de 21 años vivió el momento cumbre -y eso que perdió- de su carrera, pues no hace mucho reconocía que iba a hacerse realidad “el sueño de un niño, pues desde que era pequeño Nadal ha sido mi ídolo”. Estudiante de la Universidad de Ohio, se le considera como uno de los mejores debutantes universitarios en Estados Unidos, aunque eso no le llega por el momento para lidiar con un primer espada.

“Ha sido algo indescriptible”, exclamó Mikael Torpegaard instantes después de perder con Rafa Nadal. Y es que medir fuerzas con el español fue como tocar el cielo para el joven jugador. Y eso que la pista no era la mejor para los españoles. Dinamarca, como local, eligió la superficie de la pista y, obviamente, apostó por la más dura. Ni hablar de la tierra batida en la que poco tendrían que hacer sus jugadores ante dos especialistas como Nadal y Ferrer. La Supreme Court, con cobertura Deco Turf, fue la superficie elegida. Por momentos los dos tenistas españoles padecieron sobre un piso de tanta dureza, pero su categoría acabó imponiéndose como no podía ser de otra manera.

Inquietantes precedentes

No conviene olvidar que la superficie no es una cuestión de importancia menor en una competición como la Copa Davis. España sufrió en el pasado un par de episodios nefastos en Dinamarca, sobre todo por culpa de la dureza del suelo en el segundo. En esta tercera visita, parece, llegará la vencida, pues en las dos primeras el equipo español cayo sorpresivamente. En 1964, con el gran Manuel Santana a la cabeza, mordió el polvo y nunca mejor dicho, pues en Copenhague se jugó en tierra batida. Dos semanas después, el genial jugador español ganaba su segundo Roland Garrós… Y 24 años después, el equipo liderado por Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal caía ante el equipo encabezado por Morten Christiansen (300 de la ATP) y Michael Tauson (311). La superficie, en este caso sí, fue absolutamente determinante.

Conchita Martínez, la flamante capitana del equipo masculino, afirmaba antes de que comenzara la eliminatoria que no España no debería tener problemas si los jugadores estaban a su nivel. Así sucedió y Nadal y Ferrer padecieron lo justo. “Es bueno ir ganando 2-0, pero tenemos que seguir concentrados. Todavía necesitamos un punto más”, dijo Conchita, que no olvida que Rusia también iba perdiendo por idéntico marcador hace bien poco y acabó dando la vuelta la eliminatoria. La capitana no lo ha tenido sencillo para encontrar información -vídeos- de los rivales de los españoles, pero lo cierto es que da la impresión de que no hacía demasiada falta...