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Mesut Özil muestra su mejor repertorio y enseña el genio del fútbol que lleva dentro
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EL REAL MADRID CUMPLE Y EVITA EL TÍTULO DEL BARCELONA

Mesut Özil muestra su mejor repertorio y enseña el genio del fútbol que lleva dentro

El Real Madrid sigue cumpliendo y en esta ocasión con nota. Los del silbado Mourinho cerraron el partido mucho antes que en anteriores choques, dejando sin

Foto: Mesut Özil muestra su mejor repertorio y enseña el genio del fútbol que lleva dentro
Mesut Özil muestra su mejor repertorio y enseña el genio del fútbol que lleva dentro

El Real Madrid sigue cumpliendo y en esta ocasión con nota. Los del silbado Mourinho cerraron el partido mucho antes que en anteriores choques, dejando sin capacidad de reacción a un Málaga muy condicionado por la justa expulsión de Sergio Sánchez a los veinte minutos por un claro penalti cometido sobre Ronaldo, que Caballero detuvo pero a costa de dejarse el tobillo en el intento. El dominio y el control de la situación, pese al fallo de CR7 era total y los goles iban cayendo con facilidad, en una primer parte sin control defensivo alguno. Al final, media docena blanca que dejaron en nada el tanto de Santa Cruz y el zurdazo de Antunes.

El partido giró en torno a un Mesut Özil llamado a ser alguien importante en la historia del fútbol. El alemán sigue dejando pinceladas de lo que puede llegar a ser capaz de hacer. Su fantasía no tiene límite, está por encima de lo que los rivales puedan llegar a pensar. Ante el Málaga lo volvió a demostrar durante los 80 minutos que aguantó sobre el terreno de juego y lo refrendó con ese gol, al más puro estilo maradoniano por la sangre fría que tuvo de  esperar y dejar sentado al rival cuando podía haber disparado nada más haber recibido el balón. Además, mostró su habitual visión de juego y un cambio de ritmo que dejaba atrás a los rivales con una asombrosa facilidad. Si el mediapunta consigue esa regularidad que no logra alcanzar, su fútbol nada tendrá que envidiar a los mejores. Ya gana partidos para el Real Madrid pero puede hacer más. Ante el Málaga se exhibió hasta el momento de su preocupante lesión en el tobillo derecho.  

El Real Madrid le tenía ganas al Málaga. La derrota de la primera vuelta en La Rosaleda, con Casillas en el banquillo, significó la renuncia pública de Mourinho a la Liga y el inicio de las hostilidades, al menos de manera pública y notoria. Los jugadores madridistas no se relajaron de salida, como viene siendo habitual. Su intención era ganar y dejar las cosas claras a todo el mundo. A los dos minutos todo se puso de cara con el gol de un más que acertado Raúl Albiol, aplaudido por el Bernabéu como lo fue un Nacho asentado y demostrando que perfectamente podía haber jugado en Dortmund. El tanto del campeón del mundo cambió el escenario de los últimos choques, esos en los que el Real Madrid se empeñaba en empezar perdiendo.

El problema para los de Mourinho fue que el Málaga empató diez minutos después, en uno tremendo fallo de marcaje de Varane. El francés ha bajado en su acierto y Santa Cruz le ganó la espalda con suma facilidad. Sin embargo, la sensación que transmitía unos y otros era que la victoria iba a ser blanca. Los madridistas dominaban, se sentían cómodos, circunstancia que se incrementó con la tarjeta roja bien mostrada por Gil Manzano, tiene buena pinta este árbitro, a Sergio Sánchez. Partido roto por completo, si no lo estaba ya, tal y como lo demuestran las tres ocasiones consecutivas que tuvo y falló Ronaldo, penalti incluido. El juego del Real Madrid era fluido gracias al control de jugadores como Özil, Modric y Xabi Alonso, que manejaban a su antojo ante Camacho, Portillo e Isco.

El portugués antes o después iba a acertar y lo hizo tras una absurda cesión que Caballero decidió atajar con las manos. El golpe franco, con Ronaldo de por medio, era poco menos que un fusilamiento. Desde el borde del área pequeña, CR7 no tuvo piedad para colocar la pelota en la escuadra. En ese momento dio la sensación que el partido había quedado finiquitado, tal y como ratificó el gol de Özil. Ni el golazo de Antunes sirvió para volver a meter el miedo en el cuerpo al Real Madrid. Nada que hacer para los de un Pellegrini que en ese momento intuía que iba a volver a salir zarandeado del Bernabéu y que comprobó como Benzema tenía tiempo para volver a poner distancia antes del descanso. 

La segunda parte sirvió para que Modric recogiera el cariño que el Bernabéu le está empezando a mostrar y para que el Málaga terminara por desplomarse, por dejarse ir ante lo que se le venía encima. Los de Pellegrini, ya con Kameni en la portería, apenas tenían capacidad de respuesta ante el buen juego y el control de la situación de los madridistas, que hasta se permitían lujos de todo tipo, como el que también se permitió Mourinho en hacer debutar en Liga a Fabinho, jugador que Jorge Mendes colocó en el Castilla el principio de temporada. 

La cuenta se cerró en la media docena, los que quiso un Real Madrid que jugó uno de sus mejores partidos o por lo menos uno de  los más efectivos en cuanto acierto y llegadas a la portería rival. Del Málaga poco más que decir. Se está viniendo abajo y la segunda vuelta se le está haciendo muy larga. En esta ocasión tiene excusa por las dos expulsiones, pero la derrota se aventuraba desde el minuto dos.

El Real Madrid sigue cumpliendo y en esta ocasión con nota. Los del silbado Mourinho cerraron el partido mucho antes que en anteriores choques, dejando sin capacidad de reacción a un Málaga muy condicionado por la justa expulsión de Sergio Sánchez a los veinte minutos por un claro penalti cometido sobre Ronaldo, que Caballero detuvo pero a costa de dejarse el tobillo en el intento. El dominio y el control de la situación, pese al fallo de CR7 era total y los goles iban cayendo con facilidad, en una primer parte sin control defensivo alguno. Al final, media docena blanca que dejaron en nada el tanto de Santa Cruz y el zurdazo de Antunes.