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La doble vida de Mourinho condiciona su futuro en el Real Madrid
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FELIZ EN VALDEBEBAS, INCÓMODO POR LA PRESIÓN QUE SUFRE SU FAMILIA POR CULPA DE LA PRENSA

La doble vida de Mourinho condiciona su futuro en el Real Madrid

Aparece a las ocho de la mañana. Minuto arriba, minuto abajo. Es su reino. Hablo de Valdebebas y José Mourinho. El portugués, en cuanto pisa la

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La doble vida de Mourinho condiciona su futuro en el Real Madrid

Aparece a las ocho de la mañana. Minuto arriba, minuto abajo. Es su reino. Hablo de Valdebebas y José Mourinho. El portugués, en cuanto pisa la ciudad deportiva, se siente el hombre más feliz de la tierra. Es su territorio. Nadie le molesta. Se olvida de todo y sólo en su casa tiene la misma sensación de libertad y de tenerlo todo bajo control. La historia cambia cuando se sienta en su despacho y ve los periódicos. La persecución que dice sufrir le afecta pero es su familia la que más está acusando lo que se dice y escribe de él. En ocasiones se derrumba, se viene abajo y piensa que no hay otra solución que abandonar pero al rato aparece ese gen ambicioso que tiene y da marcha atrás. Escena repetida en los últimos días y desde que aterrizó por el Bernabéu y se empezó a cuestionar todas y cada una de sus decisiones. 

Mourinho no tiene una decisión tomada respecto a su futuro. Al menos de eso presumen en el club aunque, curiosamente, nadie se atreve a afirmar fuera de micrófono aquello de "seguro que continuará la próxima temporada". En las últimas semanas, el entrenador no cesa de bromear con aquello de "me quedan dos meses". Lo ha dicho en el vestuario, a la gente que trabaja en Valdebebas y alguno de ellos lo ha deslizado como argumento definitivo para justificar su seguro adiós, incluidos periodistas. Maneja la situación y le gusta. Las últimas victorias le han servido para rebajar tensión e incluso para bromear con algo que tanto interés suscita como es su futuro.

La presión familiar que está recibiendo para su adiós es fuerte. Algunos episodios vividos como el del colegio, centro comercial o el acoso al Canillas le han llevado a cuestionar su futuro. Piensa que la prensa ha sobrepasado la línea de lo permitido, que ya no se critica al Mourinho entrenador para pasar a machacar a la persona. El distanciamiento es definitivo. No hay solución posible para evitar que unos y otro se vean como enemigos. La familia prefiere Inglaterra, país donde se han sentido más respetados y queridos por seguidores y rivales pero la decisión no es firme. Mourinho ha confesado tanto a Florentino Pérez como a José Ángel Sánchez que sabe que no va a encontrar un club como el Real Madrid, aspecto que en ocasiones nivela la balanza en la evolución de una decisión que pasa por una nueva sentada con el presidente madridista y que se producirá este mismo mes.

El Bernabéu está con Mourinho

Incluso la afición, un componente que estaba en duda, ya se ha posicionado claramente a favor del portugués. No hay duda. El Bernabéu se ha entregado al ex del Inter tras las dudas aparecidas durante el mes de enero tras la suplencia de Casillas en los partidos ante Málaga y Real Sociedad. Los seguidores quieren su continuidad, como también la desea el presidente del Real Madrid. No hay duda posible. En la zona noble valoran positivamente algún que otro cambio en su actitud, especialmente cara al exterior.

El vestuario es el último capítulo a analizar de esta margarita a medio deshojar. Su continuidad significaría el adiós de algunos jugadores que o bien han tenido algún problema con él o que todavía lo mantienen. El principal obstáculo sería, sin duda, el delicado momento que atraviesa su relación con Iker Casillas y Sergio Ramos. En el club están intentando por todos los medios que el día a día entre técnico y capitanes vuelva a ser de respeto y cordial, algo que parece complicado de lograr pero más sencillo que el de un acercamiento con la prensa.

Aparece a las ocho de la mañana. Minuto arriba, minuto abajo. Es su reino. Hablo de Valdebebas y José Mourinho. El portugués, en cuanto pisa la ciudad deportiva, se siente el hombre más feliz de la tierra. Es su territorio. Nadie le molesta. Se olvida de todo y sólo en su casa tiene la misma sensación de libertad y de tenerlo todo bajo control. La historia cambia cuando se sienta en su despacho y ve los periódicos. La persecución que dice sufrir le afecta pero es su familia la que más está acusando lo que se dice y escribe de él. En ocasiones se derrumba, se viene abajo y piensa que no hay otra solución que abandonar pero al rato aparece ese gen ambicioso que tiene y da marcha atrás. Escena repetida en los últimos días y desde que aterrizó por el Bernabéu y se empezó a cuestionar todas y cada una de sus decisiones. 

José Mourinho